Cuando Gory Patiño habla, lo hace con una pasión desbordante, como si estuviera contando una historia. Es que este director de cine memorable, hace de las historias una de las mejores formas para mostrar y entender la vida, con sus luces y sus sombras, con sus esperanzas y su brutalidad.
Ahora, en esta entrevista, Gory Patiño, nos ofrece una profunda inmersión en su última película Mano Propia, basada en la crónica Tribus de la Inquisición de Roberto Navia. Nos da a conocer cómo el impacto emocional de la crónica influyó en su visión cinematográfica, abordando temas de violencia y justicia con una sensibilidad única. A través de su relato, conocemos los desafíos de transformar una historia de no ficción en un guion cinematográfico, destacando su compromiso con una representación respetuosa y efectiva de las duras realidades descritas en el texto.
El director de Muralla y Pseudo (sus dos películas que traspasaron las fronteras del país), a través de recuerdos del rodaje y el trabajo con un equipo talentoso, comparte las dificultades enfrentadas, como el calor extremo y las complejas escenas de violencia, y cómo estas experiencias contribuyeron a la autenticidad y la profundidad de la película.
Freddy lo hizo dos veces seguidas, grité corte… y un silencio invadió la locación… me di cuenta que los extras lloraban junto a él. El narrar ficción se nutre de emociones reales, es lo que más amo de este oficio .
Además, sobre el casting y las decisiones creativas Gory nos revela la meticulosa planificación que dio vida a una narrativa cinematográfica rica y envolvente.
Con el estreno de Mano Propia a la vista, Patiño reflexiona sobre sus expectativas para la recepción del público y, a medida que se aproxima el nacimiento el 19 de septiembre, este director de cine emblemático y comprometido con el arte de contar historias, nos expresa su ansiosa espera y gratitud hacia todos los colaboradores que hicieron posible este proyecto. La entrevista también nos ofrece una mirada privilegiada a la realización de una película que promete ser un desafío visual que Gory Patiño, su equipo de producción y actores de gran talento, narran con maestría.
Gory Patiño, con el actor Alejandro Marañón. Foto: Itu Photo.
– ¿Qué fue lo que más te impactó al leer la crónica Tribus de la inquisición de Roberto Navia, la historia sobre la que trata la película que dirigiste de una manera genial, “Mano propia”, ¿que se estrena en Bolivia en septiembre?
– Cuando leí la crónica de Roberto las imágenes que narra su obra me persiguieron por días. Me impactó mucho. Es difícil de creer que el ser humano pueda llegar a cometer actos tan crueles de violencia, pero es más sorprendente que hay gente que disfruta presenciarlas, como un circo romano. Cinco jóvenes volviendo de pescar, son detenidos por supuestos policías que los acusan de haber robado un camión. Inmediatamente una turba de encapuchados los captura y los llevan a la plaza del pueblo donde son golpeados y quemados vivos delante de mucha gente. Y entonces aparece un fiscal, que, pese a sus carencias y abandono estatal, intenta intervenir, pese a que los verdugos le amenazan con prenderle fuego también. La justicia ordinaria versus la justicia de la calle. La película se proyectó en mi mente al tiro. Y ojo, lo más impactante es que esta historia que ocurrió el 2011, sigue repitiéndose en varios rincones del país. Su relevancia es urgente.
– ¿Cómo surgió la idea de adaptar la crónica al cine? ¿Fue un proceso inmediato o algo que se fue gestando con el tiempo?
– Mi conexión con el material fue inmediata. Después de leer la crónica varias veces, contacté a Roberto. Le expresé mi sincera voluntad de llevar su obra a la pantalla grande, de adaptar su texto a un formato de guion cinematográfico. Aparte que TRIBUS DE LA INQUISICIÓN tiene un estilo cinematográfico, me sedujo la idea de dirigir algo basado en hechos reales, con tintes de suspenso y con distintos puntos de vista. Re contar lo contado. Roberto vio mis anteriores películas y aceptó. Incluso antes del rodaje, Roberto leyó el guion, me pasó algunas notas y luego expresó su conformidad. Eso fue muy importante para el proyecto.
– ¿Qué desafíos enfrentaste al transformar una crónica periodística en un guion cinematográfico?
– Muchos. Primeramente, cambié los nombres de los personajes reales y locaciones. Es importante proteger a los protagonistas. La estructura fue un reto también, dividí la historia en tres enfoques del hecho: El punto de vista del fiscal, la perspectiva del padre que intenta salvar a sus hijos y el de uno de los jóvenes linchados. Después de ver las distintas versiones del hecho, el espectador sacará sus propias conclusiones, será el juez del caso.
En una de las escenas de acción. Foto: Itu Photo.
– ¿Cuáles fueron los principales retos durante el rodaje de la película, especialmente considerando la temática tan delicada y violenta?
– Rodamos en Alto Beni, en las poblaciones de Palos Blancos y Sapecho. Filmamos en enero y febrero lo cual implicó un calor abrasador, alta humedad y fuimos devorados por mosquitos. Sin embargo, las altas temperaturas y la atmósfera agobiante se convirtieron en parte de la narrativa: Personajes cubiertos en sudor, un pequeño infierno de Dante en el hermoso trópico boliviano. Planificar el rodaje no fue fácil, muchas veces amanecíamos con sol y a las pocas horas nos llovía torrencialmente, entonces el equipo tenía que hacer malabares con el plan de rodaje.
Las escenas violentas fueron tratadas con el cuidado y respeto que merece, no quise ser gráfico en ningún momento, tampoco ahondar en el dolor de las víctimas. El hecho ya es doloroso y macabro, no era necesario representarlo en imágenes literales, sino mejor sugerirlo. Nuestra imaginación es más poderosa que cualquier imagen y sonido.
– ¿Con qué equipo humano trabajaste en el proyecto cinematográfico?
– Fui bendecido de contar con un gran equipo que me apoyó en todo el proceso. La productora del largometraje, CLAUDIA GAENSEL no sólo estuvo a mi lado desde el desarrollo del guion, sino que su experiencia en producción, su liderazgo y habilidad en la coordinación, hicieron posible que se filme esta peli. Claudia además trabajó en el casting de MANO PROPIA, escogió la locación y estuvo presente en todo el rodaje y la postproducción. Clau produjo todas mis películas. PABLO PANIAGUA, el director de foto, también fue un gran pilar narrativo, juntos creamos la atmósfera y encontramos el look de la película, hicimos un arduo trabajo de mesa, revisando referencias y desarrollando un guion técnico casi matemático. A ambos nos seduce la oscuridad y MANO PROPIA está llena de eso. SOL CALLE fue la directora de arte que, junto a su equipo, creó ambientes desde cero, hizo un gran trabajo de investigación de las locaciones reales y las plasmó en locaciones reales. Confieso que GP, el montajista, me ayudó a reestructurar varias secuencias y a recontar la película, sin su enfoque tampoco la lograba, el montaje de MANO PROPIA es un rompecabezas que permite al espectador participar en los hechos.
CERGIO PRUDENCIO con su música y sensibilidad ahondó el tono del relato, trajo suspenso, dolor, angustia e intriga. Una gran anécdota de la musicalización fue que Cergio compuso parte del tema central que titula LA PIEDAD después de nuestra primera reunión. Tanto le conmovió la historia que esa noche escribió la canción. LA PIEDAD carga la esencia de la película. Otro gran apoyo fue mi equipo de dirección conformado por mis colegas JUAN PABLO RICHTER, DIEGO REVOLLO y el sript supervisor, ALEJO TORRICOS. JUAN PABLO URIOSTE fue el jefe de gaffer, otro gran valor en el set. Un guerrero y además amigo. Agradezco también haber tenido en el sonido directo a SERGIO MEDINA, su trabajo detallista y prolijo son de otro planeta.
Siento una profunda gratitud con todos los que me ayudaron a contar esta historia, sin dejar de lado a SAMUEL DORIA MEDINA y LEONEL FRANSEZZE, ambos productores ejecutivos que confiaron una vez más en mi locura. MIL GRACIAS.
Claudia Gaensel y Freddy Chipana hicieron el casting del filme. Yo desde un inicio pedí un elenco nacional y así fue. Tenemos actores de La Paz, El Alto, Cocha, Santa Cruz y Sucre .
– ¿Puedes hablarnos sobre el casting y cómo se seleccionaron a los actores para interpretar a los personajes clave de la historia y quiénes conforman el elenco?
– El elenco es de primera. Yo vengo del teatro y había trabajado gran parte del elenco sin embargo muchos de ellos no tenían experiencia en cine. CLAUDIA GAENSEL y FREDDY CHIPANA hicieron el casting del filme. Yo desde un inicio pedí un elenco nacional y así fue. Tenemos actores de La Paz, El Alto, Cocha, Santa Cruz y Sucre. Freddy estaba en la mira desde el inicio como uno de los protagónico. Es un actor completo, con larga trayectoria y sabíamos que merecía un rol central en cine, su entrega y fortaleza fueron vitales para interpretar a Miguel. Además, CHIPANA incorporó a su elenco de ALTO TEATRO a la película, son jóvenes talentos que, si bien nunca habían actuado en audiovisual, me impresionaron verlos actuar sobre las tablas.
El otro papel protagónico, el del fiscal, fue el más complejo. A ALEJANDRO MARAÑÓN, lo había dirigido en la serie LA ENTREGA donde interpretó un papel corto y me cautivó. Además, varios colegas me lo habían recomendado y su casting fue impactante. Tiene un rostro particular, parece un John Turturro boliviano, su expresividad es magnética y su entrega fue total. A ellos se suman otros grandes del teatro y cine nacional como GONZALO CALLEJAS, CARLOS UREÑA, MAURICIO TOLEDO, CRISTIAN CASTILLO, EMI CHÁVEZ, RAYMUNDO RAMOS, BERNARDO ROSADO, WILER VIDAURRE, VICTORIA SUAZNÁBAR, ARIEL VARGAS, BRIAN RAMÍREZ y otros. Cabe mencionar que también participaron muchos actores naturales del lugar, Freddy los capacitó semanas antes y así tuvimos muchos oriundos del lugar como figurantes en escenas de multitud.
– ¿Cómo manejaste la representación de la violencia en la película?
– Hemos evitado ser gráficos. Lo más tenebroso que existe es la mente humana. Tenemos muchas escenas en las que se insinúa lo sucedido y eso muchas veces es más poderoso que una imagen literal.
– ¿Cuál fue la escena más difícil de filmar y por qué?
– La más difícil fue cuando el personaje de Freddy Chipana, el padre de los linchados, despierta cautivo dentro de la cabina de un camión después de recibir una patada en el rostro. Está ensangrentado, desorientado y lo primero que divisa es un cuerpo quemado arrastrándose en la plaza: Es su hijo. Ruega por ser liberado y corre hacia el cuerpo de su primogénito… había extras, humo, calor… y la toma era larga, casi secuencial, sin cortes… Dejé que Freddy proponga el dolor que sentiría un padre al ver a un hijo moribundo. Es un sentimiento que nadie lo tiene presente. No estamos programados para eso. Freddy lo hizo dos veces seguidas, grité corte… y un silencio invadió la locación… me di cuenta que los extras lloraban junto a él. El narrar ficción se nutre de emociones reales, es lo que más amo de este oficio.
Freddy Chipana en plena sesión de maquillaje. Foto: Itu Photo.
– ¿Algún personaje que te haya dejado una impresión especialmente profunda sobre la historia?
– Me impactó mucho el fiscal, se llama Mario Vega en la película. Durante el desarrollo del guion, entrevistamos al fiscal en la vida real. Es una persona sin miedo, que cree en la justicia pese a la alta corrupción en esas esferas. Pese a vivir amenazado, él denuncia a políticos, jefes de policía, narcos y también a gente de a pie. Es un justiciero a la boliviana. Una especie en extinción. Fue desterrado a pueblos lejanos sólo porque su presencia inquieta a sus colegas. Cuando Mario era un joven jurista, el Mallku de una población a orillas del Lago Titicaca le dio una lección de lo que es justicia comunitaria de verdad y eso le marcó de por vida. Su misión es dejar en claro que los linchamientos no son castigos de la justicia comunitaria, la cual sólo decreta castigos laborales y tareas físicas a los culpables. La pena de muerte pertenece sólo a la llamada “justicia” por mano propia.
– ¿Qué reacciones esperas del público, tanto a nivel nacional como internacional, al ver la película?
– Mi objetivo es, primeramente, conectar con la audiencia, que empaticen con los personajes y se compenetren en la historia. Si secundariamente logra provocar una reflexión sobre la justicia en nuestro país, me quedo tranquilo. Cada quien aporta desde su trinchera, mi misión es contar historias y mediante ellas, conectar a la gente.
Me impactó mucho el fiscal, se llama Mario Vega en la película. Es una persona sin miedo, que cree en la justicia pese a la alta corrupción en esas esferas. Pese a vivir amenazado, él denuncia a políticos, jefes de policía, narcos… Una especie en extinción .
– ¿Qué emociones sientes al saber que la película se estrenará en septiembre? ¿Cómo te estás preparando para ese momento?
– Estoy ansioso y muy nervioso, la película ya está lista, ahora pertenece a la gente. Tengo una alta responsabilidad de contar la historia que contó Roberto Navia con el rigor, altura, cariño y respeto que merece. Ruego que la gente la vea en el cine, hicimos un gran esfuerzo en realizarla y debe ser vista en una sala. Como todas las pelis.
– ¿Tienes algún plan especial para el estreno? ¿Habrá una presentación o evento significativo que acompañe el lanzamiento de la película?
– Haremos pre estrenos en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, sin embargo, la proyección más especial de la película será la que hagamos en Palos Blancos, lugar donde filmamos la peli. Añoro volver al lugar que nos abrió sus puertas y brindó el escenario para contar esta historia, compartir con la gente del lugar y ver sus reacciones al ver el producto terminado.
– Mirando hacia el futuro, ¿hay otros temas o crónicas periodísticas que te gustaría llevar al cine?
– Estoy fascinado con el proceso de la adaptación. Creo enfáticamente que el cine nacional debe crear un puente con la literatura, la crónica y la historia de nuestro país. Hay demasiadas buenas historias que están esperando ser contadas y merecen llegar a la pantalla grande. Espero que nuestras autoridades abran los ojos y se den cuenta que las historias nos conectan, sobre todo ahora que vivimos en tiempos que lo que más precisamos, es unirnos.
Cámara y talento en el rodaje de Mano propia. Foto: Itu Photo.
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PERFIL
Gory Patiño es actor, guionista y director de cine.
Después de graduarse de Comunicación Social de la Universidad Católica, gana una beca Fulbright con la que estudia una Maestría en Cine y TV en la Universidad de Chapman en California. Co-escribió y dirigió la serie LA ENTREGA vendida a Amazon Prime. Su ópera prima MURALLA obtuvo el premio ARGENTORES al mejor guion, representó a Bolivia en los Óscar y fue vendida a HBO. Su segundo filme PSEUDO se difundió en HBO MAX y participó en varios festivales. Su tercer largometraje MANO PROPIA se estrena en salas en septiembre.
Actualmente Gory es docente universitario y dirige comerciales.