La relación entre los seres humanos y la naturaleza ha sido un tema central en la filosofía, la literatura, la pedagogía y la antropología, especialmente en el contexto de las crisis ambientales contemporáneas. Dos autores contemporáneos, Bruno Latour y Dusan Kazic, han ofrecido perspectivas viables para solucionar algunas de las problemáticas actuales que experimentan nuestros países y el planeta tierra en general.
Latour desafía la noción moderna de una separación entre naturaleza y sociedad, proponiendo una red compleja de actores donde humanos, animales, plantas y objetos tecnológicos interactúan en igualdad de condiciones. Por otro lado, Kazic, en su obra Cuando las plantas hacen lo que les da la gana, sugiere que los vínculos entre los agricultores y las plantas deben ser repensados como una relación de cohabitación y afectividad, más allá de la lógica productiva.
Este artículo que les comparto explora las relaciones entre humanos y naturaleza desde una perspectiva biopolítica, integrando las ideas de Latour y Kazic para ofrecer un marco que permita superar las dicotomías modernas y construir nuevas formas de interacción con el mundo natural, para salvarnos a todos como planeta y cohabitantes planetarios.
Por un lado, Bruno Latour, ya en el siglo pasado, planteó el fin de la modernidad y la redefinición de lo natural, ha sido uno de los pensadores más influyentes en las últimas décadas al proponer una nueva forma de entender la ciencia y su relación con la naturaleza. En su obra “Politics of Nature” (2004), Latour sostiene que la modernidad se ha construido sobre un dualismo entre naturaleza y sociedad, una división que ha permitido a los humanos explotar el mundo natural sin asumir responsabilidades colectivas, sin cambiar sus hábitos de consumo y modos de vivir.
La filosofía de Latour está profundamente arraigada en su crítica al concepto de modernidad, la cual comparto profundamente y la planteo en mi tesis doctoral, principalmente en el capítulo de las ecodidácticas y el resguardo del patrimonio natural y cultural, desde estas didácticas que necesitamos recuperar e instaurar nuevamente en nuestros hábitos y modos de vida cotidiana.
Latour, en su célebre “La modernidad no existe” (1993), argumenta que la modernidad no ha sido más que una construcción que ha permitido a las sociedades occidentales evitar la responsabilidad sobre las consecuencias ambientales de sus acciones, una “lavada de manos”, que nos llevó al COVID-19 y al desastre ambiental en el cual nos encontramos ahora mismo, con incendios y humaredas atosigando la vida de los más vulnerables del planeta.
La crisis climática, las pandemias y otras catástrofes ecológicas son, para Latour, manifestaciones de la fragilidad de esta distinción artificial entre lo humano y lo natural. En su análisis de la pandemia de COVID-19, Latour señaló que el virus no es solo un patógeno, sino también una señal de un planeta enfermo debido a la degradación ambiental y la explotación sin medida de los recursos naturales (Latour, 2021).
Bruno Latour, planteó el fin de la modernidad y la redefinición de lo natural, ha sido uno de los pensadores más influyentes en las últimas décadas al proponer una nueva forma de entender la ciencia y su relación con la naturaleza.
Latour propone el uso de la teoría del actor-red o “Actor-Network Theory (ANT)” en inglés para entender cómo los humanos y los no humanos están interconectados en redes de relaciones. Según esta teoría, los humanos no tienen un papel dominante sobre el resto de los actores, sino que todos los elementos, ya sean seres humanos, animales, plantas o tecnologías, son igualmente relevantes en la configuración del mundo. Esto desafía la jerarquía tradicional en la que los humanos están en la cúspide y la naturaleza se encuentra a su disposición (Latour, 2005). Esta visión tiene implicaciones profundas para la política, ya que sugiere que la democracia debe incluir no solo a los humanos, sino también a los seres no humanos, en un proceso de toma de decisiones que tenga en cuenta las necesidades y derechos de todos los actores.
Al respecto, hay autores de novelas que están desafiando y escribiendo estos otros mundos posibles, que están cuestionando las estructuras políticas dominantes, los comportamientos que han sido normalizados por el sistema político decadente en el cual nos encontramos a nivel mundial, sean de izquierdas, derechas, centros, etc. Gran parte de los partidos políticos del mundo han sido incapaces de generar programas de gobierno que hagan frente a los desafíos ambientales y de salud planetaria, que afectan a todos, sin excluir género, nacionalidad, condición económica, social, cultural, etc. Entre estos autores bolivianos, quiero destacar a Giovanna Rivero, Homero Carvalho, Maximiliano Barrientos y Darwin Pinto; sus obras literarias plantean cuestiones políticas desde perspectivas disruptivas y distópicas que invitan al debate transdisciplinario.
Por otro lado, tenemos al antropólogo Dusan Kazic, quien nos plantea reflexiones en torno a la postproducción y cohabitación con las plantas, centrándose en las relaciones entre los agricultores y las plantas, desafiando las concepciones tradicionales sobre la producción agrícola. En su obra Cuando las plantas hacen lo que les da la gana, Kazic describe un mundo que él denomina de “postproducción”, donde los humanos ya no producen simplemente para vivir, sino que buscan establecer pactos de cohabitación con el mundo vegetal (Kazic, 2020). Esta perspectiva difiere radicalmente de la visión tradicional de la agricultura, que ha estado dominada por la idea de que los humanos deben dominar y explotar la naturaleza para extraer recursos. En este libro de Kazic subyacen algunos de los paradigmas de la obra de Latour, al igual que en los trabajos de Edgar Morin y Leonardo Boff.
Kazic argumenta que las plantas no son entidades pasivas, sino seres vivos con una agencia propia, es decir, que tienen su propia agenda de acción y reacción, tal y como la tiene un grupo humano o una persona. En este sentido, sigue la línea de pensamiento de Latour, pero la lleva un paso más allá al explorar las implicaciones afectivas y emocionales de las relaciones entre humanos y plantas. En lugar de ver a las plantas como objetos de explotación, Kazic sugiere que los agricultores desarrollan una “ecología afectiva” en la que las plantas son tratadas como seres sensibles, con quienes se pueden establecer vínculos de cuidado y cohabitación. Esto implica un cambio radical en la forma en que entendemos la agricultura y la relación de los humanos con su entorno natural.
Para Kazic, las prácticas agrícolas tradicionales, como la siembra, la recolección o el desmalezado, son gestos que no solo implican una transformación material del entorno, sino que también crean una relación íntima y afectiva entre los humanos y las plantas. Esta relación es generativa más que productiva, cooperativa más que extractiva (Kazic, 2020). En este sentido, su enfoque plantea una crítica al paradigma económico que ha dominado las ciencias sociales, en el que la naturaleza se reduce a un recurso explotable.
Nos encontramos caminando hacia una nueva biopolítica de cohabitación y ecología afectiva. El pensamiento de Latour y Kazic ofrece un marco teórico para pensar en una nueva biopolítica, ecodidáctica, ecopedagogía y ecoliteratura, una que no esté centrada en la explotación y el control de la vida no humana, sino en la cohabitación y el cuidado mutuo.
La biopolítica, un concepto introducido por Michel Foucault, se refiere al conjunto de prácticas y discursos a través de los cuales las sociedades modernas regulan la vida, especialmente en términos de producción y reproducción. Sin embargo, tanto Latour como Kazic abogan por una expansión de esta noción planteada por Foucault, para incluir no solo a los humanos, sino también al mundo no humano.
En el contexto actual de crisis climática, este enfoque es particularmente relevante. Latour sugiere que las catástrofes naturales no son simplemente accidentes, sino síntomas de un sistema que ha fallado al no reconocer la interdependencia entre humanos y naturaleza. De manera similar, Kazic argumenta que debemos repensar nuestras relaciones con las plantas y el entorno natural para desarrollar formas de vida que no estén basadas en la explotación, sino en la cohabitación y el respeto mutuo.
La biopolítica de la naturaleza, tal como la proponen Latour y Kazic, nos invita a reconsiderar nuestras relaciones con el mundo no humano en términos más cooperativos. Mientras que Latour nos ofrece una crítica filosófica de la modernidad y una metodología para entender la interconexión entre humanos y naturaleza, Kazic nos brinda una visión más concreta y afectiva de cómo estas relaciones pueden desarrollarse en la práctica, especialmente en el contexto agrícola. En conjunto, sus trabajos ofrecen un marco valioso para repensar nuestras interacciones con el entorno natural en un momento en que las crisis ambientales exigen una respuesta urgente y transformadora.
Dusan Kazic, nos plantea reflexiones en torno a la postproducción y cohabitación con las plantas, centrándose en las relaciones entre los agricultores y las plantas, desafiando las concepciones tradicionales sobre la producción agrícola.
Les invito a leer, particularmente el libro de Kazic, en estos tiempos de incendios y alteración de nuestros ecosistemas, la crisis alimentaria es evidente. Su libro titulado Cuando las plantas hacen lo que les da la gana es particularmente recomendable porque aborda temas habituales ampliamente tratados por la literatura científica, en especial las temáticas sobre las formas de producción y el consumo de frutas y verduras a escala local, los vínculos entre productores y consumidores, la calidad de las frutas y verduras, el hecho de comer sano para tener buena salud, etc., la importancia del consumo de productos locales, para bien de todos.
Quienes tenemos asuntos con la salud desde que nacimos en este planeta leemos mucha literatura sobre alimentación, gastronomía, modos en que se cultivan y cosechan los alimentos, qué es mejor para tal condición respiratoria, digestiva, etc. Hoy en día la literatura sobre estos temas es inmensa y está disponible. Es necesario cultivarnos en la lectura de libros y materiales relacionados con las formas en las que se producen los alimentos que consumimos, para replantearnos nuestros hábitos de consumo diarios, sin caer en radicalismos ni fanatismos alimenticios, sino con el objetivo de generar más autoconciencia y autoobservación en nuestras propias prácticas alimenticias, heredadas o no, cuestionar, inclusive, las transferencias culturales gastronómicas, cuando la salud planetaria y la vida están en riesgo. Es un ejercicio de disrupción cognitiva cotidiana el que necesitamos ejercer, para encontrar entre todos las respuestas a esta crisis colectiva.
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Referencias
– Kazic, D. (2020). _Cuando las plantas hacen lo que les da la gana_. Grenoble: Laboratoire Pacte, Universidad de Grenoble-Alpes.
– Latour, B. (2004). Politics of Nature. How to Bring the Sciences into Democracy. Harvard University Press.
– Latour, B. (2005). Reassembling the Social: An Introduction to Actor-Network-Theory. Oxford University Press.
– Latour, B. (2021). How to React to a Change in Cosmology. Conferencia por la concesión del Premio Kioto, Kioto, Japón.
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