Para entender hoy los problemas mundiales relacionados con el medioambiente hay que entender necesariamente lo que ocurre en la Amazonia, en el norte de Brasil. Es imposible ignorar lo que sucede en esa región porque ha tenido, tiene y tendrá repercusiones directas en la vida y el equilibrio del planeta. Y lo que ocurre hoy en la Amazonia es fruto de una intrincada red de intereses geopolíticos, diversos juegos de influencia, engaños y consecuencias antropológicas, de salud pública, culturales e históricas. Para poder disipar esta intensa niebla, habría que hacer un seguimiento sistemático de la región desde un nuevo punto de vista: implicado y emocionado, pero a la vez imparcial y objetivo; con conocimiento científico, pero también dotado de una percepción humanista, de una guía de sentimientos dinámica y de una eficacia inmediata; una mirada investigadora, capaz de mezclar el diagnóstico social y escuchar con atención y respeto las advertencias de los hijos de la tierra; activista, pero sin la inocencia de ignorar los grandes intereses estacionales en juego, la demagogia, las intrigas fraguadas artificialmente y las reivindicaciones justas de la población amazónica preestablecida.
Para penetrar con tanta pertinencia en esta esfera del conocimiento sobre la Amazonia, difícilmente un lector común encontraría un libro tan esclarecedor, profundo y apropiado como La Amazonia en tiempos de guerra, de Marcos Colón (publicado en inglés y en mayo del 2025 saldrá en español). Organizado en tres grandes partes y 20 capítulos divididos entre ensayos y reportajes, que abarcan un turbulento período de 2018 a 2021, el libro radiografía los puntos cruciales de la problemática amazónica en los tiempos contemporáneos. Este período —en Brasil, pero no solo en Brasil— coincide con el surgimiento de la extrema derecha en el poder, una extrema derecha en busca de frentes de batalla revitalizados, nuevos eslóganes, nuevos dogmas y concentrada en el medioambiente, en un esfuerzo múltiple por estigmatizarlo y destruirlo.
El libro parte de las señales de humo que, de forma nunca vista, pusieron el destino de la Amazonia en el ojo del huracán de la opinión pública mundial. “Hacia las tres de la tarde del 19 de agosto de 2019, la ciudad de São Paulo quedó sumida en una oscuridad total: el día se convirtió en noche”, relata Colón. El humo que oscureció la mayor ciudad de América Latina —se decía— provenía de los incendios en el Pantanal y la Amazonia, lo que suscitó una reacción de apocalipsis inminente y catapultó el país a un debate que ocupó el centro de las cuestiones internacionales. En este escenario, el Gobierno brasileño, de extrema derecha, aprovechó para echar más leña en la polémica y estimuló la presencia de mineros ilegales e invasores de tierras en los territorios afectados. A la vez, encontró en los incendios un pretexto para culpar a las gestiones anteriores, que eran de izquierda, y para seguir estimulando el saqueo de los recursos naturales (la prensa informó, más tarde, que el propio ministro de Medio Ambiente se lucró de la extracción de madera ilegal en la Amazonia). El fuego real empezó a ofrecer leña para otro fuego: el ideológico.
Los ensayos del libro se escribieron en este clima, entre el calor de los incendios y la violencia perpetrada por el narcotráfico en la triple frontera entre Brasil, Colombia y Perú, en ciudades como Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil), a partir de una incursión heroica en la región en plena pandemia de covid-19. Colón recorrió caminos que pronto resultarían fatales para otros investigadores, como el periodista británico Dom Philips y el indigenista brasileño Bruno Pereira, que fueros asesinados. Gracias a una red dispersa de periodistas y activistas (y de quienes colaboran con ellos) que resisten indagando la verdad, actuando como testigos y buscando soluciones para la zona, el autor ofrece al lector un GPS para comprender las diversas fuerzas, del bien y del mal, que actúan en la Amazonia.
Con rigor académico (pero alejado del rigor mortis de la investigación de despacho), Marcos Colón recorrió la composición geográfica y humana de las ciudades ribereñas y sus problemas. Ciudades como Careiro da Várzea, en la región metropolitana de Manaos, donde sus habitantes (muchos sin techo) dividen el año entre las pérdidas por inundaciones y las pérdidas en salud pública.
Sin preocuparse por los inventarios antropológicos, el autor relaciona las distintas etnias, las naciones indígenas, a partir de retos comunes. Los pueblos indígenas son los eslabones más vulnerables de esas cadenas de resistencia, pero su tenacidad para seguir actuando como vigilantes y defensores de la selva es lo que ha aportado cierta integridad a la Amazonia, al menos hasta ahora. Por este motivo, sería obvio que se convirtieran en los enemigos declarados de diferentes frentes de ataque, ya sea del propio Gobierno (la victoria de Jair Bolsonaro en 2018 crea una nueva situación: el Estado brasileño comienza a actuar como cómplice de depredadores de todo tipo, debilitando deliberadamente los organismos de fiscalización ambiental e ignorando las leyes), del narcotráfico o de las nuevas enfermedades, epidemias y pandemias. El Estado bolsonarista se inhibió de castigar a los actores ilegales de la ocupación, impidió la destrucción de los equipos incautados y puso en riesgo la vida de los propios agentes de inspección del Estado. A continuación, traspasó a los militares una tarea con la que no estaban familiarizados y de la que no tenían conocimientos técnicos.
Examinar este período en el que el llamado bolsonarismo dictó las reglas —o la falta de ellas— en el país es crucial para entender el momento actual de la encrucijada amazónica. Para dar una idea de la debacle: el gobierno de Bolsonaro llegó a transferir la responsabilidad de certificar los territorios indígenas de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas a su Ministerio de Agricultura, cuya gestión se caracterizó por la confluencia de intereses con la agroindustria. Este avance de la extrema derecha tiene efectos aún por diagnosticar, como la autorización de 439 nuevos tipos de pesticidas en la producción de alimentos.
Los artículos cubren el período crucial en que se produce un cambio en la comprensión de la centralidad del medioambiente como gran tema de este siglo. Por consiguiente, también es el momento en que tiene lugar el enfrentamiento decisivo. Para complicar las cosas, el crimen organizado está consolidando su presencia en la región. Para el lector, es importante conocer las siglas y los intereses en juego, como los de la Familia del Norte (FDN), facción que surge gracias a una alianza con el Comando Vermelho (CV) de Río de Janeiro, y sus guerras con el Primer Comando de la Capital (PCC), principal facción del crimen organizado en São Paulo.
La segunda parte del libro, finamente ilustrada con fotografías, es una especie de cuaderno de bitácora del escritor. Los pies que explican las circunstancias de las fotos son reportajes en sí mismos, microviajes en los que el lector comprende el panorama, la dinámica de la vida humana local. Brasil tiene una de las fronteras internacionales más extensas, señala el autor. Son 16.885 kilómetros que tocan casi todos los países de Sudamérica, salvo Chile y Ecuador. Esta inmensidad es un reto para las políticas públicas gubernamentales y una invitación a las actividades ilegales, como el tráfico internacional de drogas y armas o el saqueo de recursos naturales, y la dificultad de la labor policial inflama la violencia y asedia las ciudades. Pero hay otro problema crónico derivado del capitalismo depredador: la desigualdad social. Eso complica las cosas exponencialmente.
Hijo de padre estadounidense y madre brasileña, el autor, Marcos Colón, enseña periodismo en la Universidad Estatal de Arizona. Es especialista en comunidades indígenas, editor, articulista en periódicos y revistas y también documentalista: ha dirigido Más allá de Fordlândia (2018) y el premiado Pisar suavemente en la tierra (2022). Su libro muestra que la disputa por el territorio (tierra, selva, ríos, subsuelo, riquezas) se desarrolla en un contexto complejo, con una población local extremadamente empobrecida, alejada de las técnicas de producción autosostenible, con pueblos indígenas asediados por prejuicios y noticias falsas, con feudos políticos cristalizados y violentos. En este escenario, el hambre y los virus se convierten en aliados y la letalidad de las enfermedades es mucho mayor, la destrucción se produce en progresión infinita.
El hecho es que en la Amazonia moderna conviven varios mundos. Además de la cuestión política (bautizada en el libro como “fascismo ambiental”), está el drama de la falta de información y de conocimientos, la intervención de los infundios y de la ignorancia. Armado con una intensa agenda de encuentros con fuentes indígenas, colegas sertanistas (especialistas en la selva) y periodistas, de escucha y trabajo de campo, el autor registra el impacto del avance de los intereses en regiones como la triple frontera, un delicado ecosistema donde viven 6.000 personas originarias de 26 naciones indígenas, 19 de las cuales evitan el contacto con los blancos. El resultado de su trabajo puede funcionar como obra de referencia, de consolidación de hechos para consulta, y como medio de reflexión y concienciación. Producido fuera del entorno de enfrentamientos regionales, con equidistancia, La Amazonia en tiempos de guerra es un libro que diagnostica los motivos de la guerra, pero, sobre todo, señala las posibilidades de paz y resolución de conflictos.
* Traducción de Meritxell Almarza.
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Sobre el autor
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Jotabê Medeiros
Jotabê Medeiros es escritor y reportero con una destacada trayectoria en el periodismo. Trabajó en medios como Folha de S. Paulo, O Estado de S. Paulo, Veja SP y Carta Capital. Participó en varias antologías y publicó numerosos libros, entre ellos Raul Seixas - Não diga que a canção está perdida (2019), finalista del Premio Jabuti.