En esta entrevista conoceremos el trabajo y la visión del fotógrafo boliviano Manuel Seoane, recientemente galardonado con el premio internacional de Save the Children Latin America and Caribbean. Su fotografía Pescando en el lago extinto es una imagen poderosa que revela la agonía del lago Poopó, un cuerpo de agua que antaño fue vital para las comunidades locales de Oruro (Bolivia), y que hoy yace casi desaparecido debido a la sequía y el cambio climático.
A lo largo de la conversación, Seoane comparte la motivación que lo llevó a contar esta historia y a retratar las realidades de las comunidades Uru. Sus conocimientos en hidrología y su experiencia en el fotoperiodismo se combinan para ofrecernos un testimonio urgente de la crisis hídrica. Su objetivo va más allá de la imagen estática: desea encender una chispa de conciencia que motive acciones concretas y cambios institucionales.
Más allá del reconocimiento personal que implica un premio tan prestigioso como es el Save the Children Latin America and Caribbean, la labor de Seoane ilustra cómo el trabajo fotográfico puede influir en la opinión pública, impulsar el debate, y generar un mayor interés en temas ambientales. Con su lente, “el pescador de imágenes” del Poopó nos muestra que la fotografía es, ante todo, una herramienta poderosa para comprender y enfrentar las realidades que hoy amenazan nuestro presente y futuro.
– ¿Qué te inspiró a capturar la imagen “Pescando en un lago extinto” y cuál es la historia detrás de esta fotografía?
– La fotografía es una imagen panorámica del del extinto lago Poopó y el curso de agua mínimo que ha quedado después del de la sequía. Se ve ahí a un joven pescador de una comunidad Uru que está pues intentando encontrar algún pescado en lo poco de agua que queda. La inspiración o por qué hice este trabajo, yo además de de trabajar como fotógrafo documental o fotoperiodista, tengo una maestría en hidrología, he estudiado hidrología de joven, entonces, las problemáticas en torno al tema hídrico siempre me han interesado. Pues es así que, desde hace unos años, desde el 2018 fue la primera vez que empecé a trabajar este tema con una beca que gané de la agencia Reuters y que fue el primer premio que conseguí como fotógrafo, y con ellos es que hice una primera historia sobre el Titicaca. Y ahí me fui metiendo a esta historia. El Titicaca, que es parte del del de la cuenca, y que involucra también al río de Aguadero que desemboca en el lago Poopó. Entonces hay un lazo entre todos estos. La sequía del Poopó, de alguna manera, es una advertencia para la cuenca y sobre problemas que vendrían después.
Desde el 2018 empecé a trabajar este tema. Después retorne un par de veces más. Fuimos a hacer un reportaje con El País de España también, y bueno, es un tema que a mí me interesa mucho porque, además, yo habito yo vivo en la ciudad de La Paz y veo que hay una urgencia también en cuanto a la conservación del Titicaca como una posible fuente de agua en el caso de que el cambio climático siga afectando de mayor manera a los glaciares, que nos proveen el agua aquí en esta zona andina. Por ese lado es mi interés en el en el en esta historia.
– ¿Cuál es el mensaje principal que deseas transmitir a través de tu fotografía ganadora?
– El mensaje de que me gustaría transmitir es el no de tomarnos a la ligera estas cosas. La desaparición del Popo, a nivel mundial, dentro de la investigación científica en torno a los cuerpos de agua, incluso se ha catalogado como un desastre ambiental. Entonces, eso nos debería hacer considerar el tema con más cautela, debería motivar a las autoridades y a la sociedad en general, a tener más cuidado con el agua. De alguna manera estos hechos climáticos que están ya fuera del alcance y el control del ser humano, nos deben hacer ver que tenemos que ajustarnos y mucho más cuidado y conciencia en la conservación del recurso hídrico vital.
– ¿Cómo crees que tu trabajo fotográfico puede influir en la conciencia pública sobre el hambre y el cambio climático en América Latina?
– En cuanto al impacto que me encantaría causar, obviamente, el deseo siempre es que genere algún tipo de repercusión a nivel institucional, administrativo y que se tomen cartas en el asunto. Eso no siempre sucede, lamentablemente. Pero creo que el hecho de que se dé visibilidad a estas historias desde instituciones como Save the Children y otras que trabajan a nivel internacional, alguna manera, cuando los ojos de afuera se posan en el país, siento que recién esto suele motivar internamente en su cambio. La fotografía ya ha sido compartida a muchas veces en redes sociales y eso es importante, porque muestra que también la gente entiende el problema y lo comparte.
– ¿Qué significa para ti, tanto en el ámbito profesional como personal, recibir el primer lugar en el Concurso Regional de Fotografía de Save the Children?
– Recibir este premio es obviamente una motivación muy grande. En un concurso internacional así compites con fotógrafos y fotografías de toda la región latinoamericana, donde hay muy buenos, obviamente. El hecho de haber ganado me hace sentir que estoy haciendo bien las cosas y que mi trabajo tiene un sentido, y por ende, me motiva a seguir haciéndolo.
Desde lo profesional, también es algo importante porque mi nombre y mi trabajo se comparten, se difunde, entonces espero que esto también genere, a la larga, mayor oportunidad de seguir contando estas historias. Nosotros vivimos de eso y, obviamente, lo hacemos con cariño y con compromiso desde el desde un punto
de vista ambiental y de protección a la naturaleza. El lograr estos premios, de alguna manera, es darle un seguimiento y poder continuar con este trabajo de denuncia y difusión.
– ¿Qué desafíos enfrentaste durante la realización de esta fotografía y cómo los superaste?
– De alguna manera, quienes ejercemos el periodismo en profundidad e investigación necesitamos disponer del tiempo necesario para adentrarnos en estas historias. Creo que ese es el auténtico desafío.
Tenía algunos ahorros guardados y la historia me parecía lo bastante potente. Creo que muchos de nosotros funcionamos así: empezamos autofinanciándonos, poniendo recursos propios, y con algo de suerte, si el trabajo se hace bien, eso empieza a rendir frutos y eventualmente aparece apoyo externo.
Esa fue la principal dificultad. Después viene el llegar al lugar, ser curioso, conversar y empatizar con la gente, demostrarles que hay un interés auténtico. Al tratarse de una problemática que afecta a las comunidades Urus de la zona, las puertas se abrieron, porque ellos necesitan contar su historia y generar algún tipo de repercusión, ayuda o soluciones.
– ¿De qué manera crees que puede impactar este reconocimiento en tu carrera fotográfica y en tus proyectos futuros?
– El impacto a nivel personal que espero que tenga este premio, y en general los premios, es brindar mayor visibilidad a mi trabajo. De alguna manera, mientras más premios u otras publicaciones difundan lo que uno hace, más se da a conocer la labor que realizas. Eso es justamente lo que me ha venido ocurriendo en estos últimos años: a partir de ciertas publicaciones, instituciones relacionadas con el medio ambiente y la conservación han visto mi trabajo, me han contactado y hemos logrado llevar a cabo otros proyectos similares. Un ejemplo de esto es el último proyecto que estaba desarrollando sobre el tema hídrico, enfocado en el problema de la sequía.
Asimismo, ahora estamos empezando un nuevo proyecto relacionado con los impactos que el clima y, en este caso, los incendios tienen sobre el agua en la Chiquitania. De alguna forma, llegué a este nuevo encargo gracias a que vieron una de mis fotografías, previamente publicada y difundida en diversas páginas. Entonces, eso es lo que espero: que a través de este tipo de reconocimientos se siga dando cobertura a estas problemáticas, y que yo pueda continuar colaborando desde mi labor fotográfica.
– ¿Qué consejo le darías a otros fotógrafos que desean utilizar su arte para abordar y visibilizar temas sociales y ambientales urgentes como los que presenta Save the Children?
– El consejo que yo le daría a todo fotógrafo, y que siempre comparto cuando están iniciando su carrera, es que busquen historias que tengan una importancia social, una relevancia en el contexto actual, ya sea político, social, económico o mundial. Porque son esas historias las que logran abrirse paso para este tipo de difusión.
Por otro lado, también considero importante animarlos a que desarrollen sus proyectos con profundidad. Entiendo que a veces es difícil encontrar tiempo e incluso la forma de financiar la investigación o de profundizar en el tema, pero si uno se organiza, siempre hay maneras de combinar el trabajo remunerado con el tiempo dedicado a lo que realmente apasiona. Al final, hay mucho de pasión y gusto personal en esto.
Como mencionaba, la motivación personal es el principal motor en mi trabajo al momento de contar estas historias; los frutos se van cosechando con el tiempo. Sin embargo, si no tenemos la oportunidad, la motivación o el impulso de hacer estas cosas desde nuestro lugar, con dedicación y paciencia, las cosas no suceden. Por eso, creo que es importante invertir en contar estas historias desde el inicio y con la mayor profundidad posible.
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