No es una advertencia cualquiera y no proviene de especuladores. Veinte científicos de seis países del mundo conocedores del río Pilcomayo (que nace en Bolivia y viaja por Argentina y Paraguay) por haberlo estudiado y monitoreado durante años, se oponen a la construcción del colosal proyecto hidroeléctrico Carrizal, que pretende construir el Gobierno de Bolivia, en la garganta del río Pilaya, ubicado en los límites de Chuquisaca y Tarija, y cuya represa —de concretarse— será alimentada con las aguas del río Camblaya y tendrá 3.000 metros de profundidad y toda una envergadura de concreto que —según los científicos— destruirá la vida de varios ecosistemas inprescindibles para seres humanos, animales y plantas.
“La represa Carrizal, alterará la integridad ecológica de la cuenca del río Pilcomayo, le provocará una reducción de caudal, modificará su régimen natural y conducirá a una reducción del área apta para el crecimiento del sábalo”.
Los científicos de Argentina, Países Bajos, Reino Unido, Rusia, Estados Unidos y Bolivia, advierten, (en un documento que hacen público a través de Revista Nómadas), que el megaproyecto Carrizal, alterará la integridad ecológica de la cuenca del río Pilcomayo, le provocará una reducción de caudal, modificará su régimen natural y conducirá a una reducción del área apta para el crecimiento del sábalo, aumentando la mortalidad natural y reduciendo posteriormente el reclutamiento de los peces en las pesquerías.
El documento de los científicos, encabezado por Alfons Smolders (Países Bajos) y Claudio Baigun (Argentina), quienes conocen muy bien el Pilcomayo y lo han estudiado científicamente desde hace 25 años, aseguran que la represa afectará el ciclo de vida del sábalo (la especie piscícola emblemática del Pilcomayo), que se dará una pérdida del rendimiento pesquero con los consiguientes perjuicios para los pescadores aborígenes que tienen una fuerte dependencia con este recurso y que habitan, además de Bolivia, también en Paraguay y Argentina. Asimismo, la investigación detalla que “otros actores activamente ligados a la pesca, como transportistas, vendedores de pescados, restaurantes, mercados, etc. se verán severamente afectados si la pesca colapsa”.
Según el artículo de los científicos, no solo el Pilcomayo se verá afectado: “La construcción del embalse generará la destrucción del ecosistema existente en el curso superior del río Camblaya, y también, la inundación de áreas de cultivos generará el desplazamiento de los pobladores locales, y —tal como viene ocurriendo con casos similares a nivel mundial— el destino de las familias afectadas podría ser el de migrar a las ciudades, modificando sus hábitos y calidad y medios de vida tradicionales, quedando muchas familias desplazadas a los cordones marginales urbanos”.
El río Pilcomayo es fuente de vida para grupos indígenas, muchos centros urbanos, animales y una vegetación exuberante.
Foto: César Augusto Pizarro Ríos.
Además —señala el estudio— uno de los aspectos más promocionados por el proyecto de la represa, es la posibilidad de riego de áreas secas con fines agrícolas. Pero —advierten los científicos— un riego descontrolado o mal planificado puede provocar la pérdida de una gran parte de las tierras de regadío de valor agrícola como consecuencia de la salinización del suelo.
Un riego descontrolado o mal planificado puede provocar la pérdida de una gran parte de las tierras de regadío de valor agrícola como consecuencia de la salinización del suelo.
“El agua del curso superior del río Pilcomayo es muy rica en minerales y, sin duda, provocará la pérdida de tierras de cultivo de regadío intensivo dentro de unas décadas, especialmente porque el contenido de sodio es alto en relación a la concentración de calcio y de magnesio, en el área de aporte a Carrizal. Con estas condiciones, las aguas ricas en sodio pueden producir cambios en la estructura física del suelo con pérdida de su porosidad y dificultades para la penetración de las raíces de las plantas de cultivo”, advierten.
Los veinte científicos que firman el artículo, recuerdan que, en todo el mundo, la construcción de represas ha provocado desastres ecológicos sin precedentes y que, también, el diseño Carrizal sugiere que se trata de un proyecto que generará más perjuicios que beneficios sociales y ambientales, por lo cual es necesario revisar su factibilidad social, económica, ambiental y técnica.
“En general, la instalación de represas y formación de embalses provoca no solo serios problemas ambientales, que incluso se expanden en forma regional, sino también impactos sociales asociados al desplazamiento de personas, pérdidas de centros poblados y áreas de cultivo, pérdidas de sistemas de producción (como es el caso de la pesca). Por ello es incomprensible que se plantee un proyecto de este tipo en uno de los paisajes fluviales más singulares y biodiversos de Sudamérica y tal vez del mundo. Los beneficios económicos de regar hasta 70.000 hectáreas y producir energía destinada principalmente a la exportación, no corresponden con los perjuicios ambientales y socio-económicos para los pobladores que la regulación de los caudales provocará en gran parte de la cuenca”, enfatiza el documento.
Para finalizar, los científicos no desconocen que la intención de llevar a cabo el proyecto Carrizal deja claro que es de suma importancia desplegar una visión de desarrollo sostenible en la cuenca del Pilcomayo, pero aprovechando los bienes y servicios que brinda la naturaleza. En este sentido, recomienda favorecer desarrollos productivos acorde a las condiciones naturales de la región y un manejo y aprovechamiento sustentable de la fauna y flora silvestre que generarían ingresos importantes para las poblaciones locales, sin afectar al río y sus humedales de un modo irreversible, puesto que existen alternativas de desarrollo sostenibles como el ecoturismo que aprovecha el valor de la biodiversidad que representa el Pilcomayo, respetando su integridad ecológica. “En un futuro muy próximo, la biodiversidad representará un valor económico sin precedentes”.
El gran cañón del Pilaya (entre Tarija y Chuquisaca), considerado el sexto más profundo del mundo, corre el riesgo de ser afectado por el proyecto Carrizal.
Foto: Karina Segovia.