Un lugar poroso para sobrevivir
Nadie sobrevive sola. Ni tomando orín para no morir de sed cuando no hay agua, ni comiendo hierbas en la hambruna, ni en la más íntima soledad humana estamos solos. Ellas, la orina o la hierba, no son tú. Hay una semejanza entre morir y evitar morir: ambas suceden por algo que no eres tú. Muy pocas cosas en la vida son “tú”, aunque los días mueran con un nombre y una historia.