
Con la decisión tomada el Juzgado Agroambiental de la provincia Cordillera —según la diputada María José Salazar— se da luz verde a los chaqueos y desmontes en la zona donde un grupo de menonitas construyeron un puente “clandestino”.

Fundación TIERRA y Revista Nómadas, presentan un documental que narra, con una riqueza de datos, imágenes y testimonios, cómo los efectos de los desmontes están dañando vidas humanas, animales silvestres y transformando ecosistemas imprescindibles para el planeta, en desiertos estériles.

Así denunciaron autoridades de la provincia Velasco, que también dieron a conocer su preocupación por la instalación de “casas” y el desmonte ilegal con oruga, en plena área protegida. El Observatorio de la FCBC confirmó que ya suman 329.4 hectáreas deforestadas. El próximo 17 de febrero, indígenas de la provincia Velasco anunciaron que recorrerán en “santa paz” por zonas avasalladas.

La legisladora cruceña dijo que recibió denuncias de un presunto tráfico de tierras, sobre todo en Santa Cruz, que implicaría a empresas inmobiliarias con estas colonias de vocación agraria, pero que dejan agotada a la tierra con daños irreparables al medioambiente.

El Área Natural de Manejo Integrado fue creado por el Gobierno Autónomo Municipal del municipio de Sena, mediante Ley Municipal promulgada el 26 de enero pasado. Con una extensión de 452.639 hectáreas, con el 91 % de bosques de alta integridad, resguarda 9.2 millones de toneladas de carbono irrecuperable.

Las lenguas de fuego llegan al Chaco y al Pantanal, al Bosque Seco Chiquitano y a la Amazonia donde conviven pueblos ancestrales, animales fantásticos y los árboles que fabrican agua y oxígeno para el mundo. Todos ellos, cada año, juegan la última carta de su existencia.

El proyecto integral concentró a organizaciones aliadas y voluntarios, que se unieron para restaurar el entorno natural y recuperar la superficie boscosa del Parque Nacional Tunari de Cochabamba.

La Esperanza enfrenta la devastación en la frontera de su gran bosque. Los habitantes inician un censo de árboles y se comprometen a manejar sus recursos naturales de manera sostenible. Isabel sugiere el uso de plantas medicinales y aceites esenciales para el bienestar de la comunidad, mostrando un enfoque armonioso con la naturaleza. La apasionante radionovela culmina con la despedida de Buca, que vuelve a ser un jaguar porque el poder que le dio la Madre Naturaleza llega a su fin. La comunidad le agradece, prometiendo cuidar el bosque y difundir su legado.

El activista surinamés John Goedschalk se ha dado cuenta agudamente de lo que está sucediendo en los queridos bosques de Suriname. Está llevando a cabo una campaña internacional, instando al presidente de Suriname a detener los planes de agricultura a gran escala que deforestarían cientos de miles de hectáreas, afectando al menos a «8 comunidades indígenas y tribales, destruyendo los últimos ríos limpios y acabando con millones de vidas basadas en el bosque”.

La comunidad Chiquitana, liderada por Buca y su valiente compañera Isabel, se aventura en una conexión más profunda entre humanos y tigres. La expedición, guiada por Buca en su forma humana, destaca la riqueza del bosque Chiquitano y su importancia regional. Mientras exploran, resalta la vulnerabilidad del bosque frente a la explotación no sostenible. La biodiversidad única, desde huellas de jaguar hasta el canto de la rana Chiquitana. Isabel destaca la conexión estratégica del bosque con otras ecorregiones clave. A medida que exploran, la fragilidad del ecosistema se hace evidente, comprometiendo a la comunidad a proteger este tesoro invaluable.
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