
En su nueva exposición ‘Allin Yanaq’, el fotógrafo Reynaldo San Martín nos invita a cruzar seis portales hacia lo esencial: un descenso poético y visual que transforma la sombra en belleza y memoria viva.
En las riberas del río Pilcomayo (Tarija, Bolivia), comunidades indígenas, productores y defensores e instituciones ambientales impulsan la creación de un corredor ecológico. Buscan frenar la deforestación y preservar un ecosistema vital antes de que sea demasiado tarde.
Tomás Rivero, emprendedor turístico cerca de la ribera del río Pilcomayo, revela cómo la reconversión hacia el turismo responsable está salvando el río, mientras alerta sobre las amenazas de la agricultura intensiva y la sedimentación que afectan a los peces y al ecosistema.
Guido Saldías, apicultor y especialista en apicultura, revela cómo el Chaco boliviano produce una miel premiada mundialmente, mientras advierte sobre la urgencia de proteger este ecosistema amenazado por la agricultura intensiva y la deforestación.
Ganadero chaqueño y presidente de la filial 12 de Agosto en Villamontes, Abdón Sánchez Ruiz defiende una ganadería que convive con el bosque, se alimenta de frutos silvestres y depende del río Pilcomayo para sobrevivir. Él heredó la ganadería de sus abuelos, pero su mayor aprendizaje vino del propio monte: entendió que desmontar no era progreso, sino amenaza directa para la vida.
La bióloga Ludmila Pizarro es una de las líderes que impulsa la creación de un corredor ecológico para salvar al río Pilcomayo, última fuente de agua permanente en el Chaco y refugio vital para pueblos indígenas y fauna silvestre.
Pablo Rivero Fernández, Capitán Grande del pueblo weenhayek, defiende la cosmovisión indígena y la urgencia de proteger el río Pilcomayo, fuente de vida para las comunidades del Chaco.
Marcelo Villafuerte Mitre, artesano weenhayek, alerta sobre el riesgo de perder la palma que da vida a su cultura artesanal si los ganaderos continúan vendiendo tierras a colonias menonitas.
Organizaciones, comunidades y científicos trabajan contra reloj para exigir la aprobación del Corredor del Pilcomayo, última esperanza para salvar el río amenazado por deforestación, contaminación y cambio climático.
Esta crónica visual denuncia, a través de tres impactantes gráficos construidos con huellas dactilares reales, cómo el poder minimizó el mayor desastre ambiental de la Bolivia reciente. Más de 12 millones de hectáreas ardieron en 2024, dejando cicatrices que deben quedar en la memoria colectiva, para exigir que nunca más se repitan.
Reynaldo San Martín presenta “Recuerdos del alma”, del 30 de abril al 17 de mayo en la Galería Art (La Paz), una exposición donde el paisaje se convierte en espejo del alma; en esta entrevista, el artista revela el proceso íntimo detrás de sus imágenes.
En Roboré, corazón del bosque seco chiquitano, más de 36.000 hectáreas han sido autorizadas para el desmonte entre 2016 y 2024 por la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT). De ellas, 21.000 hectáreas están en zonas que deberían destinarse a manejo forestal sostenible, pero que hoy figuran en documentos oficiales como tierras desmontadas. Según datos obtenidos por el Movimiento en Defensa del Valle de Tucabaca, la deforestación avanza con sello del Estado, y su impacto se extiende sobre fuentes de agua, especies únicas y comunidades que han aprendido a vivir en equilibrio con el bosque. Esta es la historia de una destrucción que devora la vida.
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