
En la región compartida por Bolivia, Argentina y Paraguay, comienza a consolidarse una nueva forma de producir: más consciente, más eficiente y, sobre todo, más respetuosa con su entorno. Ese cambio dio un paso decisivo el pasado 9 de agosto, durante la FEXPO Chaco 2025 en Villa Montes, con la firma de la Alianza por la Sostenibilidad del Sistema Ganadero de Bosque.
Este acuerdo histórico reunió a productores, organizaciones, autoridades locales y actores de la sociedad civil de los tres países. Fue impulsado por Nativa, junto a la Coordinadora Ganadera del Chaco, la Federación de Ganaderos del Gran Chaco (FEGACHACO) y la Redes Chaco. También participaron organizaciones ambientales, cooperativas rurales y representantes de sectores públicos comprometidos con una producción más sostenible.
La firma de esta alianza se trata de un compromiso con una producción ganadera responsable, capaz de mantener el bosque vivo y en pie, sin deforestarlo. Un modelo que une conservación y producción, que impulsa el bienestar de las familias rurales y que salvaguarda los ecosistemas del Chaco.

La propuesta es clara: se puede criar ganado y cuidar el bosque al mismo tiempo. La clave está en cambiar el cómo. Apostar a sistemas que usen el forraje nativo, que respeten los ciclos del suelo y que escuchen a quienes viven en el territorio. No es un invento, ni una tendencia: es una necesidad.
El modelo que propone esta alianza busca mejorar la economía rural sin seguir perdiendo biodiversidad. Una ganadería que funcione para las personas y para el ambiente. Sin enfrentarlos.
Esto no es una solución rápida, pero es un camino. Y lo más importante: es un camino compartido. Porque lo que está en juego no es solo el presente productivo, sino el futuro del Chaco como región viva.
La llamada “carne de bosque” resume bien el espíritu de esta alianza. Es carne, sí, pero distinta. Porque viene de un sistema que no busca avanzar a costa del monte, sino con él. Un modelo que podría ser referencia para otras regiones. No porque sea perfecto, sino porque parte de una pregunta simple: ¿cómo hacemos las cosas mejor?
“Hoy esa pregunta tiene una respuesta en marcha. Con voluntad, con acuerdos, con trabajo. No se trata de romantizar la producción, ni de negar los desafíos. Pero sí de reconocer que hay alternativas posibles”, coinciden varios de los que firmaron el acuerdo, para quienes, el futuro no se escribe solo con tecnología, sino también con decisiones responsables, con cooperación y con respeto por lo que ya existe. Y el bosque chaqueño, a pesar de todas las amenazas y golpes que recibe, todavía está, buena parte de él, de pie. Y mientras siga estando, todavía tenemos la oportunidad de hacer las cosas distintas.
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