
En esta entrevista, Roberto Vides, director ejecutivo de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), nos cuenta sobre su participación en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la organización más antigua vinculada al tema de conservación de la naturaleza, con un asiento permanente como observadora en las Naciones Unidas. Roberto también nos ayuda a mirar con ojo crítico la evolución del sector privado y público con respecto a la conservación de la naturaleza y las nuevas posibilidades que existen para Bolivia en este ámbito.
La FCBC ha tenido la oportunidad de participar de este congreso —que se realiza tan solo cada cuatro años— desde el año 2015. Este año el congreso se realizó en Abu Dhabi del 9 al 15 de octubre. A nivel Bolivia, hay ocho organizaciones que forman parte de la UICN y siete que participaron del congreso. El lugar elegido fue dado a que la actual presidenta de la UICN, Razan al Mubarak, es también la directora general de la Agencia del Medio Ambiente de Abu Dhabi (EAD) y quien —movilizando fondos de sus propias organizaciones— ayudó a patrocinar -entre otras- la participación de las 7 organizaciones de Bolivia.
Cuando le pregunto a Roberto cómo responde ante el ojo crítico de la comunidad internacional por la huella de carbono que suelen dejar tales congreso, me responde que el congreso de la UICN tiene la particularidad de que amortigua su huella de carbono: “Se seleccionaron 3 programas de conservación, sobre todo enfocados en restauración ecológica, uno en América, otro en África y otro en Asia y de acuerdo a la distancia que tenés que recorrer y tus gastos allá, tenés que pagar un porcentaje para amortizar tu huella de carbono pero no a una simple cuenta sino a una cuenta con fondos destinados a restaurar bosques. Esto también fue financiado por la directiva del congreso.”
P. ¿Qué es lo que le gustaría que la gente entienda sobre el cambio climático?
R. La humanidad en los últimos 10.000 años ha ido generando una huella en el planeta que se ha incrementado exponencialmente en los últimos 50 años. Eso es irrefutable. Hasta el año pasado Bolivia estaba tercero en el podio de deforestación, hoy está segundo. Brasil, Bolivia, República Democrática del Congo. En deforestación absoluta es el segundo, pero en deforestación per cápita es el primer país del mundo. Pero si vos te fijas cuanto es lo que ha deforestado Brasil vs Bolivia -tomando en cuenta la diferencia en superficie que hay entre los dos países- la diferencia es de millón y medio de hectáreas. ¿Cuál es la tendencia? Este nuevo gobierno va a apostar a la minería y a la agroindustria. Y lo que va a ocurrir es que habrá una mayor expansión agropecuaria que va a cambiar los sistemas naturales al menos en 2 millones de hectáreas más, porque estos son los datos que se manejan oficialmente según la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO). Y, en Brasil, con los compromisos que Lula está asumiendo en la COP30, se va a reducir la deforestación mientras que en Bolivia se va a incrementar. Entonces que no nos sorprenda que de aquí a 2 años, el top en el mundo de deforestación absoluta sea Bolivia. Y eso va a ser una pésima imagen para el país. No cabe la menor duda de que el cambio climático, el cambio en el uso del suelo y la contaminación están generando la crisis a nivel de la biodiversidad, la extinción masiva de especies, pero por otro lado la crisis en: seguridad híbrida, seguridad alimentaria, gestión de riesgos y salud.

P. ¿Cuáles fueron las conclusiones que usted se llevó de este congreso?
R. El enfoque de la UICN que ya lo hemos venido trabajando con la comisión de gestión de ecosistemas con 3 enfoques: el enfoque ecosistémico, que busca integrar la necesidad de conservar los sistemas naturales como fuentes para el desarrollo humano y el trade-off entre la economía y la participación social. Ese enfoque ecosistémico que lo hemos venido aplicando en Bolivia, en la Chiquitania evolucionó en un enfoque en soluciones basadas en la naturaleza, es decir, la conservación enfocada en función de cuáles son las necesidades humanas, los desafíos humanos. Estos son como te dije: seguridad híbrida, seguridad alimentaria, gestión de riesgos, salud, desarrollo económico. Cómo la naturaleza puede ayudar a solucionar las problemáticas en estas áreas. Ese ha sido el espíritu de este congreso. Otro de los enfoques fue cómo involucrar al sector privado en los compromisos ambientales, en los compromisos de cambio climático. Ya había muchas señales en ese sentido como empresas automotrices apoyando, por ejemplo, estaba Land Rover que apoya con proyectos de conservación sobre todo en África. Y, finalmente, se habló del mayor involucramiento de la sociedad civil en influenciar gobiernos. Los gobiernos son pasajeros, en cambio la sociedad civil organizada tiene mayor horizonte de temporalidad. Por ejemplo en la COP30 no ha ido Estados Unido, no estuvo Trump presente. Entonces el énfasis, por eso, en este congreso ha sido el rol de la sociedad civil y de sumar al sector privado en las iniciativas de conservación porque la crisis no es solo una crisis de biodiversidad, sino que es una crisis ambiental mucho más integral: cambio climático, pérdida de especies, contaminación y degradación de los ecosistemas.

P. ¿Cuál es su opinión respecto a involucrar al sector privado en Bolivia en la protección medioambiental?
R. Bolivia está en la prehistoria en términos de involucrar la responsabilidad social empresarial vinculado a temas ambientales, porque sí tiene mucha RSE en apoyar iniciativas sociales que más se lo utiliza como marketing y visibilidad, pero no han asumido una responsabilidad empresarial ambiental. Y recién ahora en la última fase del gobierno del MAS el tribunal constitucional, dijo que los bonos de carbono no eran una mercantilización de la naturaleza. Entonces, estuvimos atrasadisimos en la carrera. El primer proyecto de carbón del mundo se hizo en Bolivia. Fue el PAC, el plan de acción climática del parque nacional Noel Kempff. Dos empresas energéticas de Estados Unidos lograron establecer un fondo, de hecho ese dinero está en Estados Unidos y quedó congelado por el anterior gobierno. El primer proyecto de envergadura de acción climática donde privado aporta a la conservación lo generó Bolivia y cuando llegó el MAS el 2006 no avanzó más.
P. ¿Cuál sería su sueño para Bolivia en este mercado de carbono?
R. Mi sueño para Bolivia es que se reconozca las tierras comunitarias de origen, que se reconozca el valor que tienen las áreas protegidas. Que los procesos de restauración estén orientados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Que se reconozca el capital natural como fuente fundamental para el desarrollo.
P. Respecto al mercado de carbono, ¿cómo sopesa los pros y contra entre un mercado regulado y uno voluntario?
R. El Estado no puede ser ajeno a un a una a un negocio que involucra áreas fiscales. El mercado regulado está muy bien para acuerdos comerciales para con otros países inclusive o grandes industrias. Pero después tienes todos los mercados voluntarios. Por ejemplo, mi empresa/industria no me exige reducir mi huella de carbono, pero por una responsabilidad ambiental voy a mitigarlo. Y resulta que puedo pagar, haciendo una tokenización por ejemplo, a una comunidad indígena que está cuidando su territorio y que está en el borde de la ampliación de la frontera de la zona. Obviamente todo tiene un tema estandarizado de metodología de mediciones de control de monitoreo.
***

Sobre el autor
-
Aina Martínez
Aina Martínez es economista de profesión y se especializa en las áreas de economía del desarrollo y economía sostenible. Se define como una curiosa insaciable, apasionada por conocer nuevas personas y estilos de vida ajenos al suyo, una inclinación que atribuye a la influencia de los "personajes extravagantes" encontrados en sus lecturas favoritas. Para Martínez, el periodismo y la literatura se encuentran intrínsecamente entrelazados, pues ambas disciplinas comparten la capacidad de conectar con las personas, ofrecer una plataforma a quienes más lo necesitan y contar historias desconocidas, ocultas, crudas o difíciles tal y como son las del mundo real. Forma parte del equipo de Nómadas, con cuyos valores de sustentabilidad y justicia social se identifica plenamente. A través de sus reportajes, espera contribuir a la misión de la revista y a su compromiso con un mundo más justo y consciente.



