Roberto Vides Almonacid – Director de la FCBC
De las 53 especies de parabas, parabachis, loros y cotorras de Bolivia, nueve están en el Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en alguna categoría de vulnerabilidad o peligro de extinción. No solo son víctimas por sus brillantes colores y aguda inteligencia animal que las llevan a ser enjauladas y traficadas, sino que su hogar: el bosque, las sabanas arboladas, los paisajes con palmas, las fajas de vegetación a orillas de los ríos y quebradas, están desapareciendo a un ritmo alarmante. A largo plazo, no solo terminarán como mascotas cautivas, sino también un grupo de aves sin su hábitat natural.
Al menos 36 especies que se encuentran en la Amazonía, el Bosque Chiquitano, el Cerrado, el Pantanal y el Chaco, están actualmente sufriendo la pérdida de su hogar.
Al menos 36 especies que se encuentran en la Amazonía, el Bosque Chiquitano, el Cerrado, el Pantanal y el Chaco, están actualmente sufriendo la pérdida de su hogar. La deforestación y degradación de los ecosistemas por la agricultura mecanizada y la ganadería extensiva, están hipotecando el hábitat de estas especies, sobre todo de las parabas. Si bien algunas especies de loros y cotorras pareciera que se extienden con la deforestación y los cultivos de granos y frutales, siempre requieren un lugar seguro y adecuado a sus características ecológicas y de comportamiento para protegerse, dormir y anidar.
En los últimos 20 años, Bolivia perdió alrededor de 5.7 millones de hectáreas de bosques por la deforestación y otras 23.6 millones de hectáreas de vegetación han sido degradadas por los incendios forestales provocados por el ser humano. Las especies de parabas en general requieren para nidificar árboles o palmeras con huecos. La pérdida de estos sitios clave para reproducir sus crías, ya sea porque son cortadas para ampliar espacios para la producción agropecuaria o son arrasadas y quemadas por los fuegos, pone en riesgo la capacidad de las poblaciones de mantenerse en tamaños viables. Para aquellas que ya se encuentran vulnerables o en peligro crítico, esta pérdida de sitios para la nidificación constituye el disparo final para su reducción y posible extinción.
En el caso de la Paraba barba azul Ara glaucogularis, una especie en peligro crítico de extinción que habita únicamente en los Llanos de Moxos, los incendios han impactado el 74 por ciento de su área de distribución de 5 millones de hectáreas. Es probable que la mayor frecuencia de incendios podría estar afectando la calidad del hábitat de esta paraba o su capacidad de recuperación. Una situación similar podría esperarse para la Paraba azul Anodorhynchus hyacinthinus (vulnerable a la extinción) que en Bolivia habita en el Pantanal de San Matías, Cerrado, palmares y bosques de galería. Son necesarias acciones de conservación para poder resguardar las poblaciones de estas dos especies amenazadas.