
Una choza improvisada con el membrete de “censada”, áreas de bosque quemadas y un desmonte reciente sin autorización conocida son las huellas que han dejado nuevos intentos de avasallamiento en el territorio ancestral del Alto Paragua. Así lo denunció Lordy Suárez Choré, presidente del Comité de Gestión Territorial del Alto Paragua, quien junto a autoridades indígenas y comunarios de la comunidad Tirarí realizó inspecciones para verificar la situación.
“Estas personas llegan sin pedir consentimiento, entran como si estas tierras no tuvieran dueño, como si la historia y los derechos de los pueblos chiquitanos no existieran”, lamentó Suárez. La alerta se activó semanas atrás, cuando se tuvo conocimiento de la presencia de asentamientos irregulares cerca de la comunidad Tirarí, en el distrito 8 del Alto Paragua.

Una primera comisión, organizada por la ACIAP (Asociación de Cabildos Indígenas del Alto Paragua), visitó el lugar y constató la existencia de estructuras rústicas, zonas incendiadas y signos de desmontes. El lunes 21 de junio se realizó una segunda inspección, esta vez con la intención de proceder al desalojo pacífico. No se encontró a los ocupantes, pero los rastros de sus actividades eran evidentes y alarmantes.
“Nuestra posición es clara: vamos a defender nuestro territorio de manera pacífica y firme. Este semestre impulsaremos con más fuerza la demanda de nuestra TCO del Alto Paragua”, afirmó el líder indígena.
El avasallamiento no solo pone en riesgo la propiedad colectiva de las comunidades chiquitanas, sino también la integridad de uno de los pulmones verdes más importantes de Bolivia. La zona es parte de una propuesta para convertirse en Reserva de Biosfera Alto Paragua–Marfil, un plan que será presentado ante la UNESCO como modelo de conservación basado en la gestión indígena del territorio.
Esta semana, una comisión de autoridades del distrito se trasladará a la ciudad de Santa Cruz y luego a La Paz, donde el viernes 25 de junio sostendrán una reunión con la Cancillería para avanzar en el proceso de reconocimiento de la reserva.
“Los avasalladores queman, desmontan, marcan el territorio como suyo, pero este bosque tiene memoria. No está solo. Vamos a protegerlo como nos enseñaron nuestros abuelos: con dignidad y con coraje”, sentenció Suárez Choré.
***
