El presidente de Surinam, Chandrikapersad Santokhi, anunció la cancelación del proyecto piloto con los menonitas, según informó el medio de comunicación surinamés SUN.
El proyecto que estaba en ejecución y que había sido aprobado por el gobierno de Surinam, contempló la llegada de 50 familias menonitas (desde Bolivia en su mayoría) para un proyecto agrícola en Surinam, iniciativa que comenzaba con 30 mil hectáreas y se proyectaba hasta las 300 mil.
Tras el reportaje que publicó Revista Nómadas el 18 de enero del 2024, y que fue replicado por varios medios de Bolivia y del exterior, incluyendo en Surinam, los indígenas y comunidades tribales de Surinam cuestionaron la concesión de terrenos a extranjeros, mientras ellos llevan décadas reclamando que el Estado reconozca sus derechos sobre la tierra, a su vez, expertos en tema ambientales advirtieron el riesgo de desencadenar una deforestación masiva en Surinam, el país del mundo con mayor porcentaje de bosque en su territorio: 92,5%. Alertaron que la cultura expansiva de los menonitas y su incidencia en la deforestación en los países donde habitan, atentan contra el bosque virgen en Surinam.
Revista Nómadas, más allá de sus reportajes que salieron en el 2024, colaboró desde el 2022 en alertar sobre su potencial llegada a Surinam.
También hubo una interpelación en el Legislativo surinamés al Ejecutivo, donde negaron toda llegada de menonitas, explicaron que se trataba de una solicitud de concesión para una empresa y que todos los procedimientos se harían de acuerdo a la ley. Consiguientemente, hubo declaraciones oficiales de representantes de los pueblos indígenas que indicaban su rechazo a la llegada de menonitas en tierras que están siendo reivindicadas por ellos y muchas voces críticas se elevaron en contra del proyecto, de la falta de transparencia y de apego por las normas ambientales de Surinam.
Pero, ¿cómo llegaban hasta Surinam los menonitas desde Bolivia? Esa historia tiene su raíz en Santa Cruz, Bolivia, donde hay más de 120 colonias menonitas y donde radica Adrián Barbero, un comerciante de tierras, argentino de origen y nacionalizado boliviano hace 10 años. Él, junto a Ruud Souverein, un holandés radicado en Surinam, son socios en la inmobiliaria agrícola Terra Invest y responsables del ‘lobby’ con el Gobierno de Surinam, de la elaboración del proyecto, de la logística y todo lo que tiene que ver con la llegada de los menonitas a Surinam.
A través de ese lobby de dos años, habían conseguido que el Gobierno de Surinam les concesione 30 mil hectáreas de tierras que, a su vez, ellos transferirían a los menonitas. Esto, formaba parte, dijo Barbero en una entrevista con Revista Nómadas, de un proyecto con el que el Gobierno de Surinam pretende convertir en cultivos 300 mil hectáreas (1,8% de su territorio). Esto equivale a dos veces el tamaño de la superficie de la ciudad de São Paulo, Brasil, la ciudad más poblada de Latinoamérica, donde entran más de 12 millones de habitantes. Los Indígenas de Surinam cuestionaron la concesión de terrenos a extranjeros, mientras ellos llevan décadas reclamando que el Estado reconozca sus derechos sobre la tierra.
Cuando Revista Nómadas consultó con representantes de pueblos indígenas y ambientalistas de Surinam, estos señalaron que ni siquiera conocían detalles del lugar o los lugares donde están los menonitas y que nunca fueron convocados por nadie, a ninguna socialización. Monique Pool, directora de la Fundación Patrimonio Verde Surinam, señaló que, al menos con la institución que ella dirige, tal socialización no existió, y atribuye a la falta de información del gobierno el hecho de que la población no conozca este y otros proyectos que afectan la riqueza forestal de Surinam.
Similar respuesta nos dio la parlamentaria indígena, Iona Edwards, quien aseguró que tampoco escuchó hablar de socializaciones del proyecto. “Cuando hice la pregunta en el parlamento sobre los menonitas, el Gobierno respondió que harán un proyecto piloto con 50 familias menonitas y nada más. No nos dijeron ni el lugar donde lo realizarán”, lamentó Edwards.
Tras el reportaje que publicó Revista Nómadas el 18 de enero del 2024, y que fue replicado por varios medios de Bolivia y del exterior, los Indígenas de Surinam cuestionaron la concesión de terrenos a extranjeros, mientras ellos llevan décadas reclamando que el Estado reconozca sus derechos sobre la tierra.
Edwards, parlamentaria indígena, señaló a Nómadas que el Gobierno no les había informado ni les ha consultado sobre la llegada de los menonitas. Recientemente (en octubre del año pasado) les confirmaron que el proyecto piloto es de 30 mil hectáreas para 50 familias menonitas, y nada más; ni siquiera saben dónde quedan los terrenos concesionados.
Fuentes menonitas que solicitaron no revelar sus nombres, indicaron que recibieron información desde Surinam, hace unas semanas, que lo que se les había prometido era diferente a lo que se les estaba otorgando y que varios sentían descontentos y estaban tomando la decisión de no ser parte del proyecto.
El activista surinamés John Goedschalk, estuvo llevando a cabo una campaña internacional, instando al presidente de Surinam a detener los planes de agricultura a gran escala que deforestarían cientos de miles de hectáreas, afectando al menos a «8 comunidades indígenas y tribales, destruyendo los últimos ríos limpios y acabando con millones de vidas basadas en el bosque”.
John Goedschalk, un profesional experimentado en aspectos de conservación de bosques y cambio climático, hizo un llamado urgente al presidente de Surinam para detener este proceso. Busca garantías formales y por escrito de que no se avanzará sin un debate público y de acuerdo con el derecho internacional al Consentimiento Libre, Previo e Informado.
Realizó una campaña de petición de firmas para movilizar a la sociedad en contra de la destrucción de los bosques. «Mantengamos a Surinam como el país más verde del mundo», es el mensaje central destinado a unir a los ciudadanos para proteger el patrimonio natural de este país sudamericano.
La llegada de menonitas de Bolivia a Surinam no se estaba dando de la noche a la mañana. Existe un documento de aprobación, con fecha 6 de octubre de 2022, expedido por el Ministerio de Relaciones Exteriores al socio de Barbero, Ruud Souverein, con el asunto: “Permiso para que 50 familias menonitas viajen a Surinam”. Allí se detalla que el permiso es para residentes menonitas de las colonias Valle Esperanza, Valle Hermoso, Yanaigua y Norte (situadas en Santa Cruz, Bolivia) y que con ese permiso podrán “trabajar en el sector agrícola por un período de 3 años”.
Expertos en tema ambientales advirtieron el riesgo de desencadenar una deforestación masiva en Surinam, el país del mundo con mayor porcentaje de bosque en su territorio: 92,6%.
El pasado sábado, el propio Adrián Barbero. A través de su cuenta de TikTok, respondió a la pregunta que le hizo uno de sus seguidores: ¿Seguís en Surinam?
“…Hoy estamos enfocados solamente en crecer en Paraguay. Estamos haciendo algún cambio de política interna en la empresa y estamos proyectando temas en Paraguay y estamos proyectando algunas cosas en Bolivia, pero a la situación general de la economía de Bolivia, la verdad que lo estamos viendo de que sea posible. Estamos muy expectantes de todo lo que está pasando con mucha expectativa de que todo mejore, si, pero por el momento hoy estamos enfocados en lo que es Paraguay y estamos ayudando a algunas empresas en Brasil, si, eso un poquito el esquema y estamos muy expectante a Argentina, de lo que está pasando con Miley, con el presidente, con todas las nuevas leyes que hay, pero bueno, a veces va, a veces viene, pero ahí está, vamos a ver, ojalá que, para el bien de ese país, de mi país, funcione bien. Así que bueno, en eso estamos hoy enfocados, únicamente en estos proyectos”.
Ahora, el presidente Chandrikapersad Santokhi confirmó el freno del proyecto piloto de menonitas bolivianos a Surinam.
Surinam es un país ubicado al noreste de América del Sur, limita al Norte con el océano Atlántico, al oeste con Guyana, al sur con Brasil y al este con la Guayana Francesa. Es un país que tiene 163.000 km² (poco más pequeño que Uruguay) y tiene el 92,6% de su territorio es selva, que alberga una gran cantidad de bosque amazónico altamente conservado, y que cuenta con una población de menos de 700 000 habitantes, de los cuales los pueblos indígenas son menos de 10%.
En ese país, marcado por su independencia de Holanda, hasta ahora, con tan solo 120.000 hectáreas cultivadas, había permanecido inmune a la expansión agropecuaria y la deforestación que genera. Uno de los factores claves para aquello, es que la tierra no se vende en Surinam, pero se la concesiona para su uso por periodos largos de 40 años. Además, a ello se sobrepone las reivindicaciones de los pueblos indígenas y tribus de poblaciones antiguamente esclavas, al derecho a la tierra y la constitución/reconocimiento legal de territorios colectivos.
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