
Luciano Antelo Navarro, un joven boliviano de 16 años, que con apenas nueve años alzó su voz por la naturaleza, se ha convertido en un referente ambiental global. Desde los incendios que devastaron la Chiquitania, este escritor y emprendedor verde canalizó su dolor en acción, creando “Eco Hábitos”, un programa que promueve hábitos sostenibles y ha impactado a más de 25.000 familias. Su historia, marcada por la determinación y el apoyo familiar, es un testimonio de cómo la juventud puede liderar el cambio en un mundo que enfrenta desafíos ambientales críticos.
En esta entrevista, Luciano comparte los momentos que definieron su camino, desde una protesta pacífica de 11 días hasta la publicación de su cuarta obra literaria, que apela al amor como motor de transformación. Con una visión clara, detalla cómo “Global Eco Hábitos” busca unir comunidades más allá de Bolivia, adaptándose a realidades diversas para combatir la deforestación y la contaminación. Su mensaje es un llamado inspirador a la acción colectiva, dirigido especialmente a los jóvenes que desean dejar una huella positiva en el mundo.
– Luciano, comenzaste a escribir sobre temática ambiental a una edad en la que muchos apenas descubren sus pasiones. ¿Qué te llevó, siendo niño, a tomar la pluma y convertirte en una voz para el planeta? ¿Qué papel juega tu familia en este importante reto que llevas adelante?
– Desde muy pequeño, la naturaleza me cautivó. Fui parte del escultismo, igual que mis padres, lo que hizo que mis rutinas y todo lo que realizaba con mi familia fueran, mayormente, al aire libre. Siempre elegíamos un nuevo lugar por descubrir, y ese fue el caso del parque Tucabaca. Por ello, dos meses después de haber sido parte de ese majestuoso paisaje, vi el impacto de los incendios de la Chiquitania. Eso fue lo que me marcó: no tenía respuestas, no comprendía qué estaba sucediendo y realmente me hizo ver la urgencia de actuar. El dolor que sentí al ver cómo se destruían grandes áreas de bosque y cómo esa tragedia afectaba a toda la biodiversidad me impulsó a usar lo único que tenía en mi poder en ese momento: mi voz. A pesar de ser un niño muy pequeño, muchos me tomaron como algo efímero. Participé en muchos eventos, pero no veía ningún cambio. Fue entonces cuando decidí escribir para generar conciencia ambiental. Tomar papel y lápiz fue un gran desafío, pues era poner todas mis ideas y luego ordenarlas; sería un camino complicado que debía recorrer y que serviría para buscar soluciones en espacios positivos, buscando mi propósito en este lugar. Mi familia ha jugado un papel fundamental en mi camino: me acompañaron en todo, siempre me han apoyado. Mi madre es mi bastión, brindándome la fortaleza emocional y la confianza para seguir adelante. Su ejemplo me enseñó la importancia de trabajar por el bienestar del planeta y de las generaciones actuales y futuras.
– Tu programa “Eco Hábitos” ha recorrido más del 60 % de Bolivia y ha cruzado fronteras. ¿Cuál ha sido el momento más impactante que has vivido al ver cómo tus ideas resuenan en las personas? ¿Puedes detallarnos en qué consiste Eco Hábitos?
– Tengo en mi mente muchos momentos muy importantes. Compartí con muchas personas maravillosas, participé en eventos y espacios donde me reconocieron autoridades o instituciones que nunca imaginé que podría suceder, lo que me llevó a sentir mucha gratitud, pues es tan importante que el esfuerzo llegue a un espacio de recarga donde no solo te hagan sentir bien, sino que te hagan saber que no estás solo. Uno de los momentos más impactantes fue cuando decidí hacer una protesta pacífica: estuve 11 horas cada día durante 11 días, emulando los 11 millones de hectáreas quemadas. Estuve en el suelo con un cartel de cartón, manteniendo firme mi mensaje y, sobre todo, exponiendo mi propia rutina hacia lo desconocido. Esto me llevó a ver la vida desde otra posición, me hizo comprender que no podemos juzgar y que necesitamos educar con urgencia. Me hizo sentir el calor de gente que nunca había visto y me motivó a creer que todo es posible si realmente estamos dispuestos a entregarlo todo. Era la evidencia tangible de que algo había cambiado y de que el mensaje de Eco Hábitos había tocado muchos corazones. “Eco Hábitos” es un programa que tiene como misión construir conciencia ambiental y se centra en promover hábitos positivos y simples para el cuidado del medio ambiente. A través de actividades interactivas, vengo compartiendo el mensaje de cuidar nuestro planeta y busco que las familias adopten prácticas sostenibles en su día a día, como reducir el uso de plásticos, reciclar, reutilizar y, sobre todo, plantar y cuidar árboles para hacer realidad el hábito de adoptar más de un árbol. Esto me lleva a tener esperanza y a creer firmemente que juntos podemos lograrlo.
– En tus cinco años de trabajo, has hablado de pequeños cambios con gran impacto. ¿Cuál es ese hábito cotidiano que crees que todos deberíamos adoptar hoy mismo para empezar a cambiar el rumbo ambiental?
– Estoy seguro de que los hábitos más sencillos serán los que salvarán al mundo, pues son poderosos y todos podemos adoptarlos. La clave está en tomar la real decisión de hacerlo, y su producto traerá de la mano el reducir el consumo, el reciclar y otros que ya son parte de un proceso de educación, de haber construido una mentalidad de conciencia y evitar que nuestras acciones sean las que sigan desencadenando los peores eventos para las diferentes especies, incluida la nuestra. Sensibilizar nuestro entorno debería ser un hábito; todo sería posible en una comunidad sensible que apoye una armonía entre todos los seres vivos.
– El 20 de marzo anunciaste tu cuarta obra literaria. ¿Qué nueva perspectiva o mensaje trae este libro que no exploraste en tus tres primeros trabajos?
– Mis libros han sido un viaje en el tiempo: el primero viene del futuro, el segundo del presente y el tercero del pasado. Quise probar que, desde cualquier óptica de la lectura, la urgencia del mensaje es real; el llamado de la tierra es auténtico y no debemos negarnos a escucharlo. No es un cuento, no es una posibilidad, es nuestra realidad. En este cuarto libro, lo enfrento desde mis dudas y comparto mis reflexiones de lo vivido, apelando a lo único que firmemente estoy convencido que hará que la historia tenga un nuevo comienzo: la fuerza del amor en el círculo que sea nuestra familia. Desde el núcleo de un hogar surgirá la semilla para acciones positivas por el planeta.

– Te presentas como un “emprendedor verde”. ¿Cómo logras equilibrar la creatividad de escribir con la acción concreta de liderar un movimiento como Global Eco Hábitos?
– El realizar este movimiento surgió de forma muy natural; paralelamente, fue creciendo mi inclinación por escribir, así como mi instinto por desarrollar una estructura que se presente desde lo más simple, pero que abarque hasta lo más complejo. Mi aprendizaje se fue sumando junto a los libros y las vivencias, y comprendí que no podría ser solamente un propulsor de una acción literaria. Lo enfoqué como el camino para alcanzar un cambio en la misma estructura de la autogestión, ya que, desde el primer momento, sin saberlo, fui el promotor de mis propios recursos. Mis libros fueron los que dieron pasos a mi movimiento y mi despliegue por todo un país donde urge la gestión por educar y concientizar con el ejemplo e impulsar el cuidado por la vida. Estos escenarios me demostraron que las personas, en sus diferentes realidades, no pueden educarse de la misma forma: no puedes pensar en plantar un árbol si tienes constantemente el estómago vacío. Pensar en soluciones para cubrir sus necesidades aumentó mi motivación y ahí fue una nueva revelación que se decretó en mi misión. Comencé a diseñar acciones para que más personas vulnerables sean parte del cambio.
– Has dicho que el mayor poder está en trabajar juntos. ¿Qué obstáculos has enfrentado al intentar conectar a Bolivia con el mundo en esta causa ambiental y cómo los has superado?
– Junto a mi madre, fui un predicador incansable de mi mensaje. Tocamos miles de puertas; muchas se abrieron a la tercera vez, un montón aún no se abren. Sentí de cerca el rechazo y la hipocresía, sentimientos que no se le deberían mostrar a un niño. Sentí en carne propia el doble discurso: “los niños son el futuro”, pero muy pocos los escuchan realmente en el presente. Así, las barreras de un mundo que solo da audiencia a quien tiene millones de seguidores, a la polémica, a cientos de temas que no sé a dónde llevan a la humanidad, pero se comparten. En contrarruta, mis acciones son la prueba viva de mi propósito. Me dediqué a las redes solo como una forma de documentar mi camino, puesto que mi tiempo y mi concentración estaban en mi tarea, mi plan, en mis rutinas como estudiante y deportista que deben cumplirse. Elegí enfocarme en lo importante, entregué toda mi dedicación a la voz que escuché dentro de mí. Decidí a los 9 años y elegí nunca renunciar a ese llamado. Así fue que, en este viaje, conocí gente que me inspiró muchísimo, personas que no pasaron de largo, sino que, al contrario, se detuvieron, me escucharon y decidieron acompañarme. Con ello, la determinación de la frase que llevo como estandarte: “Juntos Podemos”.
– Con datos y logros en mano, ¿cuál consideras que ha sido el mayor triunfo de “Eco Hábitos” en estos cinco años y qué te falta por conquistar?
– Este camino ha sido un proceso enfocado en la construcción de conciencia y, con ello, Eco Hábitos ha logrado ser un referente local y nacional. Me esforcé por cumplir con una Eco Ruta, lo que dio lugar a un Eco Deportivo, alcanzando la organización de 5 carreras ecológicas en 4 departamentos del país, con la entrega de 1200 kits de arborización. Así surgió la campaña “Bolivia te quiero verde”. Compartí la iniciativa y el compromiso de sacar plástico de las calles y convertirlo en semilla. Este fue un gran desafío y, luego de mucho esfuerzo, reuní 1.3 toneladas de plástico PET y reforestamos 170 árboles nativos, cumpliendo con la consigna de que, en el lugar donde estamos, dejamos una semilla y el hábito de adoptar más de un árbol. Todo esto llevó al reconocimiento de líderes de opinión y de gobierno. Recibimos el reconocimiento de la Gobernación del Beni, Tarija y Santa Cruz, autoridades que destacaron la semilla que se dejó con mucho esfuerzo al visitar 290 unidades educativas en el país, teniendo como punto más lejano Rurrenabaque. El mensaje llegó al Senado, generando un reconocimiento Camaral por las gestiones realizadas y por ser constante en más de 5 años en la participación de eventos y ferias, alcanzando conectar a más de 25.000 familias con el mensaje de construir hábitos por el medio ambiente. Esto alcanzó un eco que llegó a mi región, haciéndome entrega este año de la Medalla al Mérito otorgada por el Consejo Departamental de Santa Cruz. Esta imagen trajo a mi memoria la sensación de haber sido reconocido como el escritor más joven de Bolivia en temática ambiental y me conectó con la sensación de cuando me nombraron Cruceño de Oro a mis 11 años, un sentimiento que guardo en mi memoria, pues me llevó a cruzar fronteras, siendo el primer niño boliviano invitado por la Cámara Peruana del Libro a presentar mi mensaje en la Feria Internacional del Libro de Lima. Esta experiencia de elevar la bandera de mi país y sentir que sí podemos cambiar el mundo que tenemos por el mundo que queremos me impulsa a confiar en que esta misión es global. Estoy consciente de que aún falta mucho camino por andar y estoy listo para seguir avanzando y cumplir con la misión de ser el agente de cambio para las generaciones actuales y futuras.
– Bolivia enfrenta desafíos ambientales como la deforestación y los incendios forestales. Desde tu experiencia, ¿qué papel crees que juega la juventud en la lucha contra estas amenazas?
– La juventud está en el corazón. Aprendí que la edad es solo un dígito y todos podemos tomar la decisión de recuperar el niño interior, aquel que pregunta sin miedo, que llora si siente dolor y que no miente en sus sentimientos. Considero que la comunidad en Bolivia debe tomar la decisión de actuar y vivir como jóvenes, no pensar que nos dejan un mundo y que los que vengan serán los que sufran, los que luchen con las dificultades de vivir en un mundo fracturado. La decisión de ser el joven espíritu de la historia, desde el lugar donde estemos, está en uno mismo; solo debemos empezar ahora.
–Tu programa ahora es Global Eco Hábitos. ¿Qué países o comunidades tienes en la mira para llevar tu mensaje y cómo planeas adaptarlo a realidades distintas a la boliviana.
– El objetivo es llevar adelante una visión más amplia como “Global Eco Hábitos” e involucrar en este desafío a países que enfrenten problemas ambientales similares, como lo es América Latina en un primer plano, pero también llegar a comunidades de otras regiones del mundo donde podamos generar un aprendizaje conjunto y compartir las prácticas que hicieron que muchos lugares se recuperen. Afirmo que, en cada lugar, la clave será compartir las realidades locales y producir focos de aprendizaje conjunto. Las luchas globales contra la deforestación, la gestión del agua y la contaminación ya no tienen fronteras y deben manifestarse como un gran llamado a la acción. El programa se adaptará a grandes retos sociales y económicos para enfrentar lo que se viene. Por ello, confirmo que “Juntos Podemos” y seguiremos haciendo historia promoviendo la participación comunitaria en la construcción de hábitos por el cuidado del planeta.
– Como el escritor ambiental más joven del país, ¿qué le dirías a otros jóvenes que quieren alzar su voz por el planeta, pero no saben por dónde empezar?
– Mi mensaje es: no tengan miedo a empezar a actuar; lo más pequeño será siempre lo más significativo. Asumir la realidad de un mundo en crisis muchas veces causa efectos de indiferencia, resistencia, negación y cientos de emociones que no nos deben detener. Aunque sientan que la edad es un freno, recuerden que es solo un dígito. Desde tu pasión, desde tus habilidades, puedes ser el factor de transformación de tu entorno, teniendo la firme idea de que la construcción de hábitos parte con tu decisión y es nuestra mayor fuente de poder para el cambio.
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