El Ñembi Guasu (“gran refugio”) es parte del territorio ancestral del pueblo guaraní que se prolonga hacia el Este del Parque Nacional Kaa-Iya, hasta el Parque Nacional Otuquis, teniendo como fronteras norte y sur la carretera bioceánica y el Chaco paraguayo en una superficie de 1.207.850 hectáreas.
El Ñembi Guasu cumple diferentes funciones, tanto ambientales, sociales como culturales y espirituales. Sobre la primera, este territorio articula los ríos, quebradas y diferentes cursos de agua que descienden desde la Chiquitanía a los bañados del Otuquis y el río Paraguay. La principal y más interesante formación boscosa del Ñembi es el Abayoy (matorrales esclerófilos), aunque también hay presencia del bosque Cerrado, chaqueño y sabanas inundables. Como en muchas partes del Chaco, el Pantanal y la Amazonía, el Ñembi Guasu es hogar del Jaguar, el felino más grande de América del Sur y muchas otras especies de fauna, como el pecarí, que es el protegido en el Kaa-Iya.
El “gran refugio” o “último escondite” refiere a la concepción guaraní de que estos parajes, muy alejados de las últimas comunidades con asentamiento permanente del Isoso y el Parapiti, representaban el lugar donde encontraban cobijo quienes se alejaban del yugo colonizador. Más recientemente, con el advenimiento del proceso reivindicativo de los pueblos indígenas del Oriente, el pueblo guaraní se planteó recuperar sus territorios usurpados por la colonia y la república, demandando al Estado la titulación de más de 10 millones de hectáreas, ubicadas en varios municipios del Chaco, dentro de los cuales estaba el territorio “Ñembi Guasu”.
El proceso de saneamiento y titulación de las “TCO”-Tierras Comunitarias de Origen, esa concesión subordinada con que se denominó los territorios indígenas en la anterior Constitución, pronto se demostró corto para reconocer el territorio guaraní, por lo que sus organizaciones plantearon reapropiarlo a través de la creación de áreas de conservación y protegidas, proponiendo además al mundo una gestión indígena de grandes ecosistemas, más allá de los códigos de la legislación oficial. Así nació el Parque Nacional Kaa-Iya del Gran Chaco y el mismo Ñembi Guasu, incorporado en el texto del Estatuto de la Autonomía Guaraní Charagua Iyambae.
Grandes y letales amenazas se avizoraban en aquellas épocas, los territorios indígenas y las áreas protegidas y de conservación se plantearon como respuesta a las mismas, pero no fue suficiente (y parece que sigue sin serlo, frente a la situación actual). La peor catástrofe ambiental de la que se tuviera registro, por superficie y severidad, parecía haber sido la de 2019, que consumió más de 5 millones de ha en todo el país. Nadie podía imaginar, o por ahí sí, a fines de septiembre 2024 tenemos el doble de aquella cifra, si esto no es el Apocalipsis creo que ya no nos quedarán calificativos para el próximo evento. El Ñembi Guasu por suerte hasta ahora no ha sido impactado como en 2019, cuando un incendio de gravedad extrema consumió 471.628 ha, casi el 40% de su superficie. (ORÉ, 2020).
Frente a esta situación, el GAIOC de Charagua Iyambae, bajo cuya tuición está la gestión de esta área de conservación, aprobó la Ley No. 033/2019, con la que consolidó los límites definitivos del ACIE Ñembi Guasu y la Ley No. 06/2024 con la que aprobó su Plan de Manejo. Como parte de la estrategia de defensa del Ñembi se presentó en julio de 2021 una Acción Ambiental Preventiva ante el juzgado Agroambiental de Camiri, con el objetivo de evitar que 81 Resoluciones Administrativas de Asentamiento emitidas por el INRA, en beneficio de 2.632. familias en una superficie de 139.068 ha, entre los años 2013 y 2019. En septiembre de ese mismo año, dicho Juzgado Agroambiental emitió el Auto No. 111/2021 a través del cual decretó una PAUSA ECOLÓGICA, considerando el grave e inminente peligro al que está sometido el Ñembi Guasu, sus funciones ambientales y los medios de vida de las familias ayoreas en aislamiento voluntario que transitan en esta área. Esta Pausa fue ratificada por el Tribunal Agroambiental Plurinacional con el Auto Agroambiental 11/2022 de 9 de febrero.
Sin embargo, la amenaza mayor llega de la propia Gobernación de Santa Cruz y el sector ganadero formal que está dentro del Ñembi Guasu, o al menos alguno de estos productores, quienes aliados a la Gobernación del Alto Paraguay y la asociación “Productores de Agua Dulce”. Estos gobiernos departamentales y los sectores ganaderos plantean atravesar por la mitad, de norte de a sur, el Ñembi Guasu, con una carretera que una estas zonas con la carretera bioceánica al norte en Bolivia y el futuro corredor bioceánico que atravesará el Chaco paraguayo, al sur. Un proyecto que aumentará la deforestación en el Chaco transfronterizo, sumará presión sobre las tierras ya afectadas por los incendios de 2019 en el Ñembi Guasu, que supuestamente están en regeneración natural, y que se encuentran bajo estudio, y establecerá un factor más de incentivo a la deforestación y la destrucción de los bosques de los cuales dependen también los ayoreos en aislamiento voluntario.
El pueblo guaraní, además, ha emitido tres claros y contundentes rechazos de las instancias dueñas del territorio por el cual debe atravesar ese tramo carretero: por un lado, las capitanías del Alto y Bajo Isoso, de Charagua Norte y el Parapiti, la máxima autoridad del GAIOC de Charagua, la Tembiokuai Reta Imborika (TRI) Delcy Medina Carrillo, y finalmente la Asamblea Interzonal de Charagua Iyambae, máxima instancia de decisión colectiva de esta Autonomía Indígena. También el actual asambleísta departamental por el pueblo guaraní, el ex TRI Ronal Andrés Caraica. Con la PAUSA AMBIENTAL dictada por la autoridad judicial ambiental competente en resguardo de los medios de vida del Ñembi Guasu y en contra de la voluntad de sus dueños, la carretera añorada por gobernadores y ganaderos del Chaco y Chiquitanía parece una utopía apocalíptica más a este escenario de catástrofe sin fin en esta desdichada porción de territorio.
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