Nunca un guardaparque boliviano había recibido un premio similar a una medalla olímpica. Dos hombres que batallan con pocos recursos para que las áreas protegidas de Bolivia no sean perpetradas, fueron galardonados por su intensa labor ambiental que realizan como un apostolado.
En Bolivia hay 324 guardaparques que vigilan 17.577.200 hectáreas en las 22 áreas protegidas nacionales. En promedio, cada uno cuida aproximadamente 54.250 hectáreas.
Jorge Banegas Franco, ganó el Premio Internacional de Guardaparques 2022 por su trayectoria de 23 años resguardando el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Kaa-Iya del Gran Chaco. En la misma premiación, Marcos Uzquiano Howard, actual jefe de Protección de la Reserva de la Biosfera y Estación Biológica del Beni (EBB), recibió una mención honorífica por su lucha contra el tráfico de fauna silvestre, la minería ilegal y el combate de incendios forestales.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Federación Internacional de Guardaparques (FIG), en coordinación con la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP), lanzaron a inicios de 2022 una convocatoria de postulación para premiar la trayectoria de las personas que están inmersas en el cuidado de las áreas protegidas. Se premiaron a 12 guardaparques a nivel internacional, y entre listado glorioso están los dos bolivianos.
En Bolivia hay 324 guardaparques que vigilan 17.577.200 hectáreas en las 22 áreas protegidas nacionales. Haciendo cálculos, cada uno está al cuidado de aproximadamente 54.250 hectáreas de estas áreas que son el pulmón no solo de Bolivia, sino, del mundo. Estos guardianes del medio ambiente trabajan con recursos reducidos para combatir los intereses económicos que hay detrás de cada incursión en las diferentes reservas naturales del país. Según testimonios de muchos de ellos, por lo menos la mitad de los guardaparques bolivianos no gozan de beneficios sociales y solo tienen un contrato de trabajo temporal. El pedido de los guardaparques es mejorar sus condiciones laborales: desde un mejor salario hasta el aprovisionamiento de insumos básicos para su trabajo, como gasolina o ropa de campo especial.
El trabajo de estos guardaparques es inspirador, pero a la vez, riesgoso y sin mucho reconocimiento. Tanto Banegas como Uzquiano coinciden en que el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) —institución a la que agradecen por el apoyo— debe mejorar la política de protección en las reservas naturales del país, incluso cambiando algunas normativas nacionales.
Jorge Banegas, cuidante de los animales que habitan en la selva. Foto: Daniel Alarcón Arias.
Marcos Uzquiano, a tiempo completo para proteger la naturaleza. Foto: José Luis Howard.