En las entrañas mismas de la tierra guaraní, entre sus bosques ancestrales y el murmullo de sus ríos, nace una melodía que trasciende el tiempo y las generaciones. El artista José Gabriel Vargas, conocido como Mune, se erige como un eco de la cultura guaraní, tejiendo con notas y rimas un lienzo sonoro que plasma las costumbres ancestrales y la vital importancia del agua y el maíz en la vida de los bolivianos.
Agua y Maíz no es solo una canción; es un himno que convoca a los jóvenes locales a sumarse al coro de la preservación cultural. Entre las paredes del estudio de Parlamento Records, bajo la batuta del talentoso productor Lukana, las notas cobran vida, resonando como un llamado a la acción. El director Andrés Zúñiga, hábil narrador visual, lleva este mensaje a las tierras guaraníes, capturando en cada fotograma del video clip la esencia de un pueblo arraigado a su tierra.
La canción es más que música; es un grito de esperanza y resistencia contra la devastación que amenaza los recursos naturales y la invasión de semillas transgénicas. Mune no solo canta, sino que denuncia, utilizando el arte como lanza para enfrentar la degradación de nuestras raíces.
El rap, como hilo conductor, une a jóvenes indígenas en una sinfonía de expresión y creatividad. Es la banda sonora de la resistencia, una protesta lírica contra la opresión y el racismo que persisten en las tierras originarias. El rap se convierte así en la voz de un pueblo que se niega a ser silenciado.
Mune utiliza su arte para denunciar la devastación de recursos y la invasión de semillas transgénicas, luchando contra la pérdida de raíces culturales.
La presentación del proyecto musical no se limita a un escenario; trasciende espacios y llegaron al Centro Cultural Plurinacional de Santa Cruz de la Sierra y a la Universidad Indígena Boliviana en la comunidad Ivo, en Camiri. Estos espacios se convivieron en foros de diálogo, donde la música y el arte se entrelazaron con las problemáticas del extractivismo, la deforestación y la vital importancia de las semillas nativas.
Agua y Maíz es un llamado a la conciencia, una melodía que reverbera en el alma de un pueblo, recordándonos que la preservación de nuestras raíces es responsabilidad de todos. En cada acorde late la esperanza de un futuro donde el diálogo entre campo y ciudad construya puentes sobre la brecha que separa, en armonía, dos mundos que comparten el mismo cielo.
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