
La Chiquitania arde, se seca y pierde, poco a poco, sus bosques. Entre los principales factores están el avance de la frontera agropecuaria y las sequías cada vez más prolongadas como efecto directo del cambio climático. Esta situación golpea especialmente a las familias indígenas chiquitanas que habitan las zonas rurales. Sin embargo, desde estas mismas comunidades han comenzado a surgir respuestas sostenibles, como el aprovechamiento de productos forestales no maderables, fruto de su agrobiodiversidad.
Para poner en valor estos productos, actualmente desconocidos para la mayoría de la población urbana, la ONG CEPAC —en el marco del Proyecto Mercados Inclusivos— ha impulsado una alianza con el sector gastronómico. El resultado es una propuesta innovadora que busca sensibilizar al público cruceño, activar un consumo más consciente y, al mismo tiempo, generar oportunidades económicas para las comunidades del Bosque Chiquitano.
Una ruta de sabores con propósito
Del 11 al 25 de abril, 19 restaurantes de alta gama de Santa Cruz ofrecerán menús especiales elaborados con productos de la biodiversidad chiquitana. Se trata de una experiencia culinaria única donde los comensales podrán descubrir ingredientes poco conocidos, de gran valor nutricional y cultural, que forman parte del patrimonio natural del país.
Bajo el lema “Lo que no se conoce no se valora y lo que no se valora no se protege”, el evento busca cerrar la brecha entre la ciudad y el bosque, entre el plato servido y las manos que lo cultivan. “La gastronomía tiene un enorme poder de transformación. En esta ocasión, ese poder se pone al servicio de la conservación del bosque y el bienestar de sus pueblos”, asegura uno de los chefs participantes.
Un pacto por el medioambiente y la Chiquitania
El sector gastronómico no solo aporta con su capacidad de innovación y generación de empleo, sino también con un compromiso creciente con las causas ambientales y sociales. En esta iniciativa, muchos chefs han mostrado una sensibilidad especial hacia la situación de las mujeres indígenas chiquitanas, quienes desempeñan un rol clave en la recolección y transformación de productos como el asaí, el copoazú, el majo y otros frutos del bosque.
La noche inaugural
Como parte del evento, el 10 de abril se celebró una cena de presentación en la Universidad para el Desarrollo y la Innovación (UDI), donde estudiantes de gastronomía presentaron un menú especial elaborado con insumos del Bosque Chiquitano. Fue una velada de agradecimiento a las instituciones aliadas y a los chefs que han abrazado esta causa.
La ruta gastronómica no solo promete una explosión de sabores, sino también una invitación a mirar hacia el este boliviano con otros ojos: los del respeto, la admiración y la responsabilidad. Porque proteger el Bosque Chiquitano también puede comenzar desde el paladar.
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