Autor: Alcides Parejas Moreno
Editorial: La Hoguera
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Cuando Ñuflo de Cháves fundó Santa Cruz de la Sierra,” en el punto más interior de estos reinos”, estaba lejos de todas partes, tanto por las enormes distancias como por la carencia de caminos. Esta lejanía, así como la ausencia de caminos, se mantuvo hasta mediados del siglo XX. Sin embargo a lo largo de sus casi 450 años de historia, esta ciudad ha sido visitada por viajeros a los que, en la mayoría de los casos, a pesar de su pequeñez y poco brillo, causo honda impresión. Alcides d´Orbigny que la conoció y vivió intensamente, la bautizo como la ciudad de los campos, en el primer tercio del siglo XIX, mientras que el sueco Nordesnkiöld, casi 80 años mas tarde, la bautizo como capital de la llanura. En el siglo XX Raul Otero Reiche, que capto su esencia a través de la poesía, la llamo capital del espejo y de la música; casi simultáneamente Hernando Sanabria Fernández, uno de sus principales conocedores, la nombró la ciudad andariega, mientras que los chilenos del grupo Amereida la proclamaron, capital poética de América.
En este volumen —que se publica en homenaje a los 450 años de la fundación de Santa Cruz de la Sierra— se recogen las impresiones de diecinueve testimonios de viajeros, desde fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Casi todos pueden ser clasificados dentro de la categoría de viajeros, es decir, hombres que recorren el mundo ya sea con fines científicos, económicos o simplemente por aventura, y dejan testimonios de sus recorridos, los textos que se han seleccionado se refieren a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y los cruceños.