El reciente informe de Global Forest Watch (GFW) que acaba de ser lanzado, y las nuevas revelaciones sobre la pérdida de bosques durante el 2023, particularmente en termino de bosques primarios, en Bolivia, son alarmantes.
Aproximadamente se han perdido, durante el 2023, 696.362 hectáreas de bosque, el segundo nivel más alto registrado en la historia de Bolivia después del tristemente recordado año 2019, cuando se contabilizó una pérdida de 852.098 hectáreas de bosque. Esta nueva revelación que acaba de hacer GFW representa un aumento del 17% en comparación con el año 2022, confirmando la aceleración de la tendencia de destrucción del bosque que comenzó en 2019.
Durante los últimos 5 años, Bolivia ha perdido el 40% de todo el bosque que perdió desde 2001, es decir, de los últimos 23 años. Si bien desde 2016, a nivel global se tiene en promedio una pérdida de bosque de 26 millones de hectáreas en el mundo, la superficie con la cual Bolivia contribuye es cada vez mayor.
En cuanto a la pérdida de bosque primario, una vez más, el 2023 Bolivia ha establecido un récord por tercer año consecutivo: Un total de 490.544 hectáreas de bosque primario se han perdido, el tercer nivel más alto a nivel mundial, por detrás de países con bosques primarios mucho más extensos como Brasil y la República Democrática del Congo. Este nivel representa un aumento anual del 27% en comparación con el año 2022, que a su vez ya había experimentado un incremento del 32% en comparación con 2021. Como se puede observar en la infografía que está al final de este párrafo, la pérdida de bosque en Bolivia, y particularmente de bosque primario, está teniendo un ascenso sustancial en los recientes años.
Esta revelación que hace GFW es altamente preocupante, puesto que el bosque primario es un bosque con poca intervención humana y de alta contribución ecológica, ya sea como hábitat de especies de fauna y flora, así como de funciones ecosistémicas, como las relacionadas al ciclo del agua. Bolivia, con 36,6 millones de hectáreas de bosque primario, el 3,8% de todo el bosque primario mundial, contribuyó al 13,1% de la pérdida de bosque primario en el mundo. En cambio, en 2023, Bolivia solo contribuyo al 2,4% de la pérdida de bosque en general del mundo. Aquella diferencia se debe al hecho que a diferencia de otros países del mundo, Bolivia es rica en bosque primario y su frontera agropecuaria avanza justamente en pleno.
Para poner estas cifras en perspectiva, el municipio de Santa Cruz de la Sierra cubre un área de 127.000 hectáreas y el municipio de El Alto abarca un área de 34.888 hectáreas. En otras palabras, las áreas de bosque y bosque primario perdidas en 2023 han sido inmensas, y equivale a 4,2 veces a la superficie del conjunto del municipio de Santa Cruz de la Sierra y de El Alto. Aquello también equivale a una tasa de pérdida de bosque en general de 220 metros cuadrados por segundo durante todo el año 2023, y de 155 metros cuadrados por segundo solo de bosque primario. Es difícil comprender la magnitud de estos números, especialmente considerando que Bolivia ocupa solo el décimo lugar en términos de área boscosa. La proporción anual de pérdida de bosque primario de Bolivia es la más alta entre los 20 principales países forestales del mundo.
Otro desarrollo destacado es el surgimiento de la pérdida de bosques en Beni, donde hasta el año 2022 nunca se habían perdido por encima de 100.000 hectáreas de bosque en un solo año. En 2023, la pérdida de bosque en Beni alcanzó un nivel récord de 264.175 hectáreas, lo que representa un aumento del 155% respecto al récord anterior establecido en 2022. En otras palabras, en 2023 se perdió en Beni más bosque que en los años 2020, 2021 y 2022 juntos. Mientras tanto, en Santa Cruz, donde ocurre la mayoría de la pérdida de bosque, se perdieron 342.818 hectáreas en 2023, lo que representa una disminución del 19% en comparación con 2022, pero sigue siendo un nivel relativamente alto. En el caso de Santa Cruz, esto representa una continuación de la expansión de la ganadería y la producción de soja impulsada por el sector privado.
Aproximadamente se han perdido, durante el 2023, 696.362 hectáreas de bosque, el segundo nivel más alto registrado en la historia de Bolivia después del tristemente recordado año 2019, cuando se contabilizó una pérdida de 852,098 hectáreas de bosque.
En cuanto al surgimiento en Beni, se centra en la provincia José Ballivián, que comprende los municipios de Rurrenabaque, San Borja, Santa Rosa de Yacuma y San Borja. En esa provincia, se perdieron más de 100.000 hectáreas de bosque en 2023, lo que equivale a la pérdida de bosque ocurrida en los 9 años anteriores. Estos municipios han experimentado recientemente una expansión significativa de la ganadería, la caña de azúcar y el surgimiento de la palma africana, convirtiéndolos en el epicentro de la expansión ganadera y de la producción agrícola para el biodiesel. De hecho, San Borja, en particular, fue elegida por el Gobierno nacional para el establecimiento de un matadero estatal en 2023 y una planta de biodiesel en 2024. Además, Rurrenabaque está dentro del área de influencia del ingenio azucarero de San Buenaventura, que actualmente carece de suficiente materia prima y donde el Gobierno promueve activamente el cultivo de caña de azúcar. No es sorprendente que el surgimiento de la pérdida de bosque en Beni coincida con áreas donde se concentran importantes inversiones públicas para plantas de transformación de cultivos y de faeneo de ganado.
Adicionalmente lo que estas cifras indican, es que cerca del 45% del bosque que perdió Bolivia durante el 2023, ocurrió por causa de los incendios forestales, lo que representa la mayor proporción registrada en Bolivia desde por lo menos el 2001. En otras palabras, gran parte de la pérdida del bosque en el país sigue ocurriendo por deforestación asociada al uso de maquinaria pesada.
Lo que estos datos no nos dicen, y sin embargo es altamente problemático, es la pérdida de ecosistemas no boscosos que no están siendo contabilizados por las estimaciones de Global Forest Watch y que son diferentes y se suman a la pérdida de bosque. En 2021, último año del cual se tienen dichas estimaciones, la pérdida de ecosistemas no boscosos fue de 259,003 hectáreas. Esto nos lleva a suponer que posiblemente en 2023 estemos cerca o por encima del millón de hectáreas de bosque y ecosistemas no boscosos perdidos, un triste récord de destrucción del bosque para Bolivia. Sin embargo, se espera que esta tendencia continúe en 2024, dado las medidas de políticas públicas y privadas extremadamente favorables a la expansión agropecuaria generada por la especulación comercial y financiera de la tierra, el biodiesel y aceite de palma en sus inicios y el aumento de las exportaciones de carne y soja.
A lo largo de los 3 minutos que le tomo la lectura de este artículo, se estima que en Bolivia se perdieron cerca de 40.260 metros cuadrados de bosque, lo que es comparable a 7,2 veces la superficie de la Plaza Murillo de La Paz, o 3,7 veces la superficie de la Plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz de la Sierra.
***
*Se recomiendo la lectura de la siguiente nota técnica pedagógica para entender la diferencia entre los indicadores de la destrucción del bosque, como la pérdida de bosque, la deforestación y los incendios forestales: http://www.revistanomadas.com/guia-didactica-para-entender-los-indicadores-de-la-destruccion-de-los-bosques-en-bolivia/
***