Nos encontramos en las últimas semanas de septiembre, un mes que en los últimos años ha sido testigo de los peores incendios en Bolivia. Sin embargo, hace más de tres semanas que ni el gobierno nacional ni los departamentales han proporcionado informes actualizados sobre la superficie afectada por el fuego. Esta falta de información es alarmante y sugiere una intención de ocultar la magnitud del desastre, probablemente con el objetivo de reducir la presión pública y evitar la adopción de acciones que correspondan a la gravedad de esta crisis.
El último informe gubernamental, que data del 31 de agosto de 2024, estima que la superficie afectada por los incendios asciende a 3,87 millones de hectáreas, una extensión mayor que la totalidad del departamento de Tarija. A pesar de que las autoridades se comprometieron a actualizar estos datos al menos cada 15 días, este informe ha sido reiterado sin cambios a lo largo de varias semanas. En este reporte, se indica que el 59% del área afectada, unas 2,28 millones de hectáreas, se encuentra en Santa Cruz, mientras que el 38%, aproximadamente 1,47 millones de hectáreas, corresponde al departamento de Beni.
La falta de informes actualizados sobre incendios en Bolivia es alarmante y sugiere una intención de ocultar la magnitud del desastre.
Esta situación es particularmente preocupante si comparamos las cifras con el informe gubernamental emitido el 8 de agosto de 2024, en el que se reportaban 2,04 millones de hectáreas quemadas, de las cuales 1,13 millones correspondían a Santa Cruz y 863.000 hectáreas al Beni. En otras palabras, según los propios datos gubernamentales, en un periodo de tres semanas, entre el 8 y el 31 de agosto, la superficie quemada en Bolivia aumentó en 1,7 millones de hectáreas. A día de hoy, 25 de septiembre de 2024, no se ha publicado ningún reporte actualizado sobre las áreas afectadas, ni siquiera en el departamento de Santa Cruz, que celebró su día. El último reporte de la gobernación de Santa Cruz, fechado el 3 de septiembre, indica que 3,347 millones de hectáreas han sido afectadas por incendios, lo que representa un 46% más de lo reportado por el gobierno central.
En el caso del Beni, la incompetencia institucional es evidente. La falta de reportes sobre las áreas afectadas por los incendios, sumada a la escasa respuesta para enfrentar la crisis y brindar apoyo a los damnificados, resulta indignante. Hace algunos años, la gobernación del Beni solía generar y divulgar estos informes.
Los expertos, tanto nacionales como internacionales, que monitorean las áreas afectadas, coinciden en que la magnitud de los incendios en 2024 ha superado o está en vías de superar los 5,2 millones de hectáreas devastadas en 2019, y nos dirigimos peligrosamente hacia una situación similar a la del año 2010, cuando se quemaron 9 millones de hectáreas. A pesar de ello, las acciones del gobierno siguen siendo insuficientes. Ni la abrogación de dos leyes menores del paquete incendiario relacionado con los incendios, ni las declaratorias de emergencia nacional, tardías y aún pendientes de implementación efectiva, han tenido un impacto significativo.
Este silencio se está volviendo cada vez más insostenible, transformándose en una especie de “omertà”. Hoy, más que nunca, exigimos desde Revista Nómadas que las autoridades gubernamentales y departamentales provean información precisa y actualizada sobre lo que probablemente es uno de los mayores desastres por incendios en la historia del país.