
Hace 28 años, en un atardecer que parecía eterno, Brian Reale recibió una propuesta común: comprar un terreno en Porongo y construir una casa. Pero en lugar de imaginar paredes y techos, lanzó un deseo improbable, casi un delirio:
—No quiero una casa, quiero un anfiteatro.
La frase, lanzada al viento, quedó suspendida en el tiempo como una semilla dormida. Tuvieron que pasar casi tres décadas para que aquella idea improbable brotara con fuerza. Hoy, en cinco hectáreas de bosque tropical en la zona de Maguesito, en Porongo, ese sueño enorme se materializa con nombre propio: el Teatro de la Selva, un espacio cultural que no solo nace de la naturaleza, sino que también busca devolverle al bosque su voz a través del arte.
Una visión que resistió al tiempo
La historia de este teatro al aire libre, con una capacidad para 450 espectadores, comienza mucho antes de la inauguración oficial que está prevista para el 4 y 5 de octubre de 2025. Corre 1999: Brian había vendido Zupernet —el primer proveedor nacional de internet en Bolivia, que fundó en 1997 junto a Samy Schwartz— y con ese impulso adquirió el terreno de su amigo Álvaro Urioste, arquitecto y visionario. Desde un mirador en medio de la espesura, contemplando la inmensidad del Parque Nacional Amboró, Brian compartió el sueño que lo rondaba desde sus años en Miami, cuando trabajó en teatro en los 90: levantar un anfiteatro en medio de la selva.
Urioste escuchó y creyó. Pasaron los años, llegaron puentes, caminos y urbanizaciones a Porongo, y esa idea seguía ahí, guardada como una promesa pendiente. Recién en 2024, cuando Brian y su esposa Cecilia Barja regresaron a Bolivia con sus tres hijos, decidieron que había llegado la hora. Brian aportó el entusiasmo y la pasión; Cecilia, el enfoque social que convirtió el proyecto en un espacio comunitario y abierto; y Álvaro, su experiencia como arquitecto, naturalista y constructor para darle forma a un anfiteatro que respeta la topografía y la vegetación nativa.

Un tejido colectivo
El Teatro de la Selva no se levantó solo. Es fruto de una red de complicidades. Cecilia Barja insistió en que este debía ser un lugar de encuentro con la comunidad. Álvaro Urioste no solo diseñó el anfiteatro, sino que movió piedras, modeló la tierra y soñó en grande, cuidando cada detalle. Gabriela Franco sumó su ingenio arquitectónico. Michael Hartmann y la empresa Soluciones en Construcción dieron manos concretas. El artista Leoni dejó su huella. Monty Gordon creó la plataforma digital. Y desde el arte, voces fundamentales alentaron la travesía: Raquel Schwartz, artista visual y fundadora de Kiosko Galería; Óscar Diego Leaño, director artístico del Festival Internacional de Teatro de APAC, que además conectó el proyecto con Brújula Teatro; y Gabriel Feldman, CEO de GF Group, que tendió puentes estratégicos.
El equipo se organizó en torno a un directorio diverso: Schwartz, Leaño, Feldman y Nathalya Santana, productora y cofundadora de Brújula Teatro, acompañan a Brian y Cecilia en la conducción del sueño.

El viaje hacia el escenario
La experiencia de llegar al teatro es, en sí misma, un ritual. Los visitantes deben caminar entre 10 y 15 minutos por senderos que atraviesan lagunas, puentes y un cafetal. Cada paso es una preparación: el rumor del agua, el crujir de la hojarasca, el canto de las aves. La caminata culmina con una postal que corta el aliento: el sol escondiéndose detrás del Amboró, pintando el cielo de fuego antes de que caiga la noche estrellada.
Entonces aparece el anfiteatro, con capacidad para 450 personas, rodeado de árboles que funcionan como bastidores naturales. No hay cortinas rojas ni butacas de terciopelo: la escenografía la pone la selva misma.
El sábado 13 de septiembre se llevó a cabo una presentación especial del Teatro de la Selva ante destacadas personalidades e instituciones de Santa Cruz, entre ellas, Revista Nómadas. Los anfitriones ofrecieron una cálida bienvenida y compartieron cada detalle de este proyecto único, invitando a los presentes a experimentar la magia de un escenario al aire libre, abrazado por la sombra de árboles centenarios y el murmullo vivo del bosque.

El estreno: detener el reloj con Momo
Para la inauguración, el 4 y 5 de octubre próximos, el teatro abrirá sus puertas con “Momo”, la obra inmortal de Michael Ende. Publicada en 1973, esta fábula sobre el valor del tiempo y la escucha atenta dialoga de manera perfecta con la historia del propio anfiteatro: un sueño que esperó pacientemente décadas para florecer.
La adaptación corre a cargo de Brújula Teatro, bajo la dirección de Leandro Javier Silva y la producción de Nathalya Santana. El elenco reúne a 13 actores bolivianos: José Acosta, Alessandra Bolaños, Leonardo Justiniano, Mateo Calzadilla, Aby Paz, Winy Torrico, Sergio Rodríguez, Victoria Hartmann, Celeste Araúz, Alba Patzi, Rebeca Velasco, Michel Díaz y otros talentos que darán vida a Momo, los Hombres Grises, la tortuga y el Maestro Hora.
“Era la obra perfecta para este inicio —dice Nathalya—. Habla del tiempo, de cómo lo perdemos y cómo podemos recuperarlo, igual que este sueño que hoy vuelve a la vida.”
Arte, naturaleza y comunidad
El Teatro de la Selva es una propuesta cultural con visión de futuro. Su misión es convertirse en un santuario donde comunidades locales, artistas y visitantes puedan conectarse con la naturaleza y el arte al mismo tiempo. La programación de 2026 ya está en marcha y busca abrir el espacio a teatro, danza, música y otras artes escénicas con la participación de artistas locales, nacionales e internacionales.
Pero detrás de la agenda late una idea mayor: educar e inspirar conciencia ambiental. “Queremos que quienes vengan aquí se enamoren de la naturaleza y comprendan que protegerla es tan vital como cultivar el arte”, explica Cecilia Barja.

Un regalo compartido
Lo que empezó con una frase improvisada en un atardecer de 1997, hoy se convierte en un regalo compartido. Brian sabe que este anfiteatro ya no le pertenece solo a él ni a su familia: pertenece a los árboles que lo abrazan, a los artistas que lo llenarán de vida y al público que aceptará la invitación de detener el reloj y dejarse envolver por la magia.
El Teatro de la Selva respira en Porongo como una prueba de que los sueños, cuando se siembran con paciencia, florecen con raíces profundas. Y que el arte, cuando se encuentra con la naturaleza, tiene la capacidad de cambiar la manera en que miramos el mundo.
Cómo Llegar
Ubicación: Teatro de la Selva, Carretera a Porongo, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Darle clic aquí para Google Maps.
Que Traer
- Buenos zapatos para caminar por el bosque
- Repelente para mosquitos
- Una manta para sentarse o recostarse en el anfiteatro
- Protector solar
- Gafas de sol
- Pantalones largos recomendada
- ¡Mucha energía positiva!
Llega con anticipación para disfrutar de la caminata sensorial de 15 minutos a través del bosque hasta el teatro.
Disponibilidad en el lugar: baños, comida y refrescos a la venta en food trucks.
Accesibilidad: Avisa con anticipación si no puedes hacer la caminata de 10–15 minutos por el bosque y deseas usar nuestro servicio de traslado desde el estacionamiento hasta el anfiteatro.
Compra de entradas
Para adquirir tus entradas para el estreno del teatro el 4 y 5 de octubre, puedes darle clic aquí.
Teléfono de contacto:
+591 62143497
Página Web: https://teatrodelaselva.com/
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Sobre el autor
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Roberto Navia
Desde hace más de dos décadas transita por el mundo para intentar elevar a los anónimos del planeta al foco de lo visible. Sus crónicas emblemáticas: Tribus de la inquisición y Los Colmillos de la Mafia le han permitido ganar dos veces el Premio Rey de España (2014 y 2017); Esclavos Made in Bolivia, el premio Ortega y Gasset (2007); el documental Tribus de la Inquisición, la nominación a los Premios Goya (2018), Flechas contra el Asfalto y Los Piratas de la Madera desangran el Amboró, dos veces ganadores del Premio de Conservación Internacional, entre otros galardones nacionales e internacionales. Es docente universitario de postgrado, la cabeza de la Secretaría de Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, miembro del Tribunal de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).