
Loma Santa —el sueño milenario de los mojeños que huían del látigo y la enfermedad— no estaba al final de un camino en la selva. Se reveló donde siempre había existido: en la organización, en la lucha colectiva y en la decisión de convertir su territorio en un santuario de autonomía y memoria.
Lo que comenzó como una búsqueda espiritual de liberación se concretó en 198.778 hectáreas de selva protegida bajo su propio gobierno indígena. Donde los abuelos amazónicos de tierras bajas soñaron con una tierra sin dolor, hoy sus descendientes guardan el bosque con chalecos verdes y trancas comunitarias. La promesa se cumplió: Loma Santa ya no es un mito, es el área de conservación que defiende la vida con las manos, los cantos y la terquedad de quienes saben que el paraíso es una realidad.
Reportaje

Entrevistas

“Loma Santa es un hito histórico de los pueblos indígenas de las Tierras Bajas”

“Entraban sin permiso, sacaban madera, cazaban. Entonces, dijimos que tenía que haber guardabosques para proteger el territorio”

“Loma Santa es un lugar ancestral que los mojeños buscaban como un paraíso, sin enfermedades, con abundancia de alimentos y sin dueños que los molesten”

“Cuidar los bosques es garantizar nuestra existencia a largo plazo”

“El bosque es nuestra vida y lo cuidamos para nuestros hijos”

“Bolivia tiene bosque porque hay indígenas que lo habitan; sin ellos, el monte queda desprotegido”

“Esto es felicidad: vivir tranquilos, rodeados de naturaleza, y enseñar a nuestros hijos a respetarla”
Fotorreportaje

Guardianes de Loma Santa: el sueño que se volvió territorio
Revista Nómadas ©2025

Sobre el autor
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Roberto Navia
Desde hace más de dos décadas transita por el mundo para intentar elevar a los anónimos del planeta al foco de lo visible. Sus crónicas emblemáticas: Tribus de la inquisición y Los Colmillos de la Mafia le han permitido ganar dos veces el Premio Rey de España (2014 y 2017); Esclavos Made in Bolivia, el premio Ortega y Gasset (2007); el documental Tribus de la Inquisición, la nominación a los Premios Goya (2018), Flechas contra el Asfalto y Los Piratas de la Madera desangran el Amboró, dos veces ganadores del Premio de Conservación Internacional, entre otros galardones nacionales e internacionales. Es docente universitario de postgrado, la cabeza de la Secretaría de Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, miembro del Tribunal de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).