
Un nuevo reporte técnico de MAAP (Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina), publicado el 12 de septiembre de 2025, advierte que la Amazonía suroccidental, que abarca el norte de Bolivia y el sur de Perú, es una de las regiones más vulnerables de toda la cuenca amazónica frente a un posible punto de inflexión climático.
El estudio, titulado ‘’Punto de Inflexión en la Amazonía: Importancia de los ríos voladores’’, resume el estado actual del conocimiento científico sobre el transporte de humedad atmosférica a través de la Amazonia y presenta hallazgos novedosos en base a un análisis espacialmente explícito sobre cómo la deforestación puede alterar los patrones de lluvia en el suroccidente de la cuenca amazónica. Los autores del reporte son un grupo de investigadores y aliados del proyecto MAAP liderados por el Dr. Matt Finer
Uno de los hallazgos más importantes es que esta región depende especialmente de los “rios atmosfericos” fenómeno conocido como “ríos voladores” o “ríos aéreos”: corrientes de vapor de agua que fluyen desde el océano Atlántico, atraviesan la Amazonía hasta alcanzar los Andes y seguir su camino hacia el sur transportando humedad reciclada por los bosques hacia el interior y sur del continente, alimentando las lluvias que ocurren como Bolivia, incluso Paraguay y en norte de la Argentina.
Durante buena parte de la estación seca del hemisferio sur (julio a octubre), el flujo de humedad hacia el suroeste amazónico cruza importantes frentes de deforestación en el este de la Amazonía brasileña. Esta ausencia de bosque reduce la evapotranspiración y altera el reciclaje de humedad, lo que puede debilitar las precipitaciones en el occidente amazónico (especialmente en Bolivia y Perú).
Amazonia y sus ríos voladores. Video: Conservación Amazónica ACCA.
Según el reporte, la Amazonía suroccidental, que incluye regiones de Bolivia, es el principal sumidero de humedad de la cuenca, y la lluvia transpirada por los árboles supera el 70% en esta zona. Esto indica una alta dependencia del reciclaje de humedad en cascada, particularmente durante la estación seca, lo que convierte a la región en una de las más sensibles al cambio en el uso del suelo amazónico.
El reporte también destaca que las condiciones de sequía se han intensificado en los últimos años, contribuyendo a temporadas de incendios sin precedentes en la Amazonía. En particular, los años de El Niño (como 2016 y 2024) han coincidido con picos de incendios forestales severos. Estas quemas, combinadas con la reducción de lluvias y el alargamiento de la estación seca, la más prolongada registrada ocurrió entre 2023 y 2024, están acelerando procesos de degradación que ya han provocado la transición de formaciones boscosas a sabanas o pampas en algunas zonas. El riesgo de que esto ocurra en regiones del norte de Bolivia es alto si no se protegen los bosques restantes.
En caso de querer leer el reporte pueden acceder a través del siguiente enlace: ’Punto de Inflexión en la Amazonía: Importancia de los ríos voladores’’
Para profundizar en los hallazgos y su impacto en Bolivia, conversamos con Daniel M. Larrea, director del Programa de Ciencia y Tecnología de Conservación Amazónica–ACEAA, investigador y uno de los revisores del reporte, quien compartió sus reflexiones y alertas sobre la urgencia de actuar frente al colapso climático:
– Aunque el reporte se enfoca en cómo la deforestación en el este de la Amazonía, especialmente en Brasil, afecta a Bolivia, ¿qué rol juegan los procesos de deforestación y conversión de tierras en Bolivia misma? ¿Cuál es el peso de las presiones internas frente a las externas?
– No es un detalle menor, la deforestación en Bolivia afecta bosques amazónicos, chaqueños y sobre todo chiquitanos que existen en el departamento de Santa Cruz. Es plausible pensar que probable que los procesos que describe el reporte también ocurren, a su escala, en nuestro país. Por ejemplo, un estudio previo al reporte publicado en Nature el 2024 muestra a los municipios de San Ignacio y Concepción dentro de la cuenca amazónica de Bolivia como áreas donde la probabilidad de transición de los bosques a otro tipo de ecosistemas para el año 2050 es alta y, quizás, ya está ocurriendo. Otro detalle importante es que existen diferentes percepciones de lo que es y sobre los límites de la Amazonia (incluso la Constitución Política del Estado define un límite, Art. 390°). Es un concepto polisémico que genera diferentes percepciones y visiones sobre sus problemas y desafíos.
– Si bien el análisis se concentra en el norte amazónico boliviano, ¿hay implicaciones para otras regiones del país, como los Andes, la Chiquitanía o el Chaco? ¿Cómo podrían verse afectadas por estos cambios en el sistema de humedad atmosférica?
– En otros países como Perú o Ecuador, las tierras bajas están esencialmente compuestas por bosques amazónicos. En Bolivia no ocurre lo mismo, no son homogéneas, muestran un interesante gradiente de humedad que va desde el norte, con bosques amazónicos que luego intercalan las pampas o humedales del Beni y decantan en los bosques chiquitanos, del Pantanal y al sur, los bosques chaqueños. Es un paisaje interconectado que en términos de los “ríos voladores” muestra un corredor climático que va de norte hacia sur, donde los bosques amazónicos pueden verse como subsidiarios climáticos de los otros tipos de bosque. La alta deforestación y las quemas están modificando los procesos atmosféricos de este corredor. Cada año llueve menos y se siente más calor.

– El reporte indica que Bolivia se encuentra en una de las regiones más sensibles al colapso del reciclaje de humedad. ¿Podría explicarnos qué significa exactamente esa sensibilidad y qué tan mayor es el riesgo en Bolivia comparado con otras partes de la Amazonía?
– El denominado “punto de no retorno”, “punto de colapso” o “tipping point” no está relacionado solamente con la deforestación, incluye también al calentamiento global, junto con los gases de efecto invernadero (GEI) de los cuales deriva, entre ellos, el CO2 de la deforestación. Se suman también la precipitación anual, la intensidad de la estacionalidad en las precipitaciones y la extensión o duración de la estación seca, los cuales pueden ser afectados por la deforestación y calentamiento global. No es un proceso simple y tanto la perdida de bosque (escala local) como por el calentamiento global (escala global) son determinantes para el tema de la humedad y, por tanto, del riesgo de colapso de humedad. En el caso de Bolivia, el reporte de MAAP sugiere que la porción occidental (especialmente Yungas y el pie de monte del departamento de La Paz) coincide con áreas de mayor sensibilidad que podrían sufrir colapso del reciclaje de humedad, es decir, se encuentran en zonas que podrían experimentar cambios en su precipitación anual, la intensidad de las precipitaciones y la extensión de la estación seca. Es una hipótesis muy interesante que hay que merece atención y hay que estudiarla con detalle.
– ¿Estas alteraciones en los flujos de humedad pueden tener consecuencias más allá de Sudamérica? ¿Hasta qué punto estamos hablando de un fenómeno regional versus uno con implicaciones globales?
– Así como se forman “ríos voladores” en varias partes del en el planeta también es posible encontrar otros “tipping points” y no necesariamente están relacionados. Los que más nos atañe, por supuesto, son los procesos que ocurren en la Amazonia. En el caso de los “ríos voladores” se estima que cubren cerca del 10% de la superficie del planeta y transportan más del 90% del vapor de agua. Son procesos naturales y forman en varias partes de Europa, sudoeste asiático, incluso en América hay otros casos, como en Estados Unidos y sur de Chile. Los “tipping points” están relacionados completamente a la influencia humana. Además de la Amazonia existen casos en el norte de Eurasia, Norteamérica y el caso de Sudamérica en los glaciares extrapolares en Chile y Argentina. El más delicado es el que involucra justamente a la Amazonia por su implicancia en las precipitaciones y por supuesto en lo que representa la reunión en términos de cultura, biodiversidad y agua.
– A partir de estos hallazgos, ¿cuáles deberían ser las prioridades de política pública en Bolivia para reducir su vulnerabilidad frente a un posible colapso climático en la Amazonía? ¿Qué tipo de medidas concretas podrían implementarse a nivel nacional o regional?
– La evidencia sugiere que no es un detalle menor. Empezar a reflexionar, planificar u tomar decisiones pensadas en el clima es crucial. No se trata solo investigaciones con tecnología moderna o de punta. El clima está cambiando o ya lo ha hecho. Revisar nuestros marcos normativos e institucionales con este enfoque es urgente. Fortalecer nuestras capacidades de adaptación a lo que viene también. El clima tiene que formar parte de las agendas políticas y de inversión del país. Por supuesto que también necesitamos información, conocimiento e innovación tecnológica. Construir alianzas y espacios de reflexión entre diferentes actores y sectores públicos y privados. No es tarea fácil (gran desafío para el siguiente gobierno) pero aún estamos a tiempo, es ahora, es hoy.
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Sobre el autor
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Stasiek Czaplicki
Economista ambiental especializado en cadenas de valor agropecuarias y forestales, con más de 10 años de experiencia. Investigador y activista boliviano enfocado en deforestación y en investigación corporativa y financiera. Cuenta con una amplia trayectoria en ONG nacionales e internacionales, organismos multilaterales y think tanks globales (WWF, FAO, Climate Focus, Oxfam, CIPCA). Actualmente forma parte del equipo de Revista Nómadas donde además de realizar investigaciones periodísticas, ejerce como gerente de proyectos y asesor técnico. Stasiek Czaplicki, junto a Iván Paredes, ha sido galardonado con el Premio al Periodismo de Investigación Franz Tamayo 2024 por el reportaje Bolivia no se baja del podio de países que más monte pierden en el mundo, en el que abordó la alarmante pérdida de bosques en Bolivia durante el 2023.