Cuando habla Samuel Sangüeza Pardo, su voz se expande con la certeza de portar mensajes que deben viajar como un viento cálido, para que —quienes lo lean— puedan reforzar sus esfuerzos y aspiraciones para cuidar y salvar el planeta.
Ahora, Samuel, que es representante de WWF en Bolivia, en esta entrevista con Revista Nómadas, nos habla sobre La Hora del Planeta, un evento de alcance global que este sábado 25 de marzo, tendrá el poder de invitar a los habitantes de este mundo, a que apaguen, por una hora, la luz producida por la energía eléctrica y a encender el compromiso y las acciones para sanar a la naturaleza.
La Hora del Planeta no solo es un momento, sino, también de hacer algo por el planeta cotidianamente, en el día a día.
— Samuel, ¿qué es La hora del Planeta y cuál es su objetivo principal?
— La Hora del Planeta viene a ser uno de los eventos globales que moviliza un montón de gente por el cuidado del medioambiente. Nació en Australia donde un grupo de personas se movilizó y quería hacer algo simbólico con apagar la luz durante una hora. Esto fue creciendo y ganando mucha fuerza y —en la actualidad— ya son más de 100 países donde la ciudadanía se moviliza por el planeta.
Es un momento de reflexión para apoyar los desafíos que son tan complejos. Una vez escuché alguien decir que se apaga la luz, pero se enciende la esperanza. O sea, La Hora del Planeta apaga la luz por una hora y enciende la esperanza de un planeta mejor, más equilibrado, un mundo diferente.
—¿Qué ganamos durante 60 minutos de “oscuridad”?
—Ganamos varias cosas. Una primera ganancia es estar juntos, porque los cambios, las transformaciones que necesita el planeta requieren de un trabajo mancomunado. A veces, nos pasa que los problemas son tan grandes, que pensamos que nos podemos quedar hasta congelados. Pero saber que estamos juntos, con otra gente que también comparte esa visión de cambio que requiere esforzarse por un planeta mejor, es una ganancia.
Una vez me preguntaron: ¿Cuál es el impacto en el ahorro de energía con todas las luces que se apagan? Es difícil de estimar, pero más allá de apagar las luces, de también hay actividades que se hacen durante la semana de la Hora del Planeta, donde participan —por ejemplo— de los scouts, que andan muy motivados con temas hasta de las dietas positivas con el con el planeta. Entonces, el ganar en una conciencia sobre —por ejemplo— lo que consumimos nosotros, también nos ayuda a abordar otras problemáticas. Estar juntos, reflexionar y comprometerse son ganancias.
— La gente, el ciudadano, ¿cómo puede participar desde el lugar donde se encuentran?
— De la Hora del Planeta de este año, participarán como 30 municipios en todo el país. Cito a algunos: La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Potosí, Roboré, Puerto Quijarro, Cobija, Trinidad, Tarija, entre muchos otros. Los municipios son un papel bien importante.
La noche de este 25 de marzo, habrá varios eventos en diferentes lugares. Pero para las personas que no pueden llegar, pueden también hacer actividades en sus casas. Hay familias que apagan la luz durante una hora, otras que comparten, digamos una información sobre el mundo natural.
— Samuel, ¿cuáles son algunos de los impactos ambientales negativos que la Hora del Planeta trata de abordar?
— Uno de los impactos es la huella del ser humano en el planeta que tiene ya como 8 billones de habitantes.
Lo que se está hablando es que para el 2050 la población en la Tierra será de 16 billones, es decir, que vamos a duplicar la cantidad de gente. Entonces, como especie, estamos ocupando más espacios y eso afecta a las otras especies del planeta, no solamente la fauna. Estamos destruyendo otro tipo de hábitats que nos afecta porque nuestro bienestar está conectado con el mundo natural.
Del tema de los alimentos es un asunto que genera un impacto fuerte en el planeta y, lo que estamos pensando, es que tiene que ver una forma en que, como seres humanos, podamos apostar a una transformación más sistémica de cómo producimos y cómo consumimos los alimentos. Creo que la hora del planeta nos habla de esto, sobre la importancia también de buscar cambios en nuestras decisiones cotidianas. Otro de los problemas es sobre cómo estamos usando el plástico y el problema del agua. La gente ya está un preocupada por el caudal de las reservas y el impacto que pueda tener esto en la ciudadanía.
Samuel Sangüeza Pardo, representante de WWF en Bolivia.
PERFIL
Comprometido con la conservación de la biodiversidad
Samuel Sangüeza Pardo trabaja en temas ambientales relacionados con recursos naturales, conservación, bosques comunidades y clima, desde hace más de 20 años en Bolivia y Ecuador y ha desempeñado cargos a nivel regional.
Tiene estudios en economía y relaciones internacionales de la Universidad George Washington, en EEUU, y una Maestría en Administración de Empresas de la Universidad Católica Boliviana San Pablo en La Paz.
En su carrera profesional combina la gerencia de organizaciones sin fines de lucro, con temas de la agenda internacional, como son la conservación de la biodiversidad, el cambio climático y el desarrollo sustentable y aspectos financieros y de recaudación de fondos. Es Representante de WWF en Bolivia desde noviembre del 2017 y muy contento de poner sus capacidades al servicio de su país.
— Cómo La Hora del Planeta puede generar un cambio en las políticas públicas y la toma de decisiones a nivel de gobiernos?
— Yo creo que las acciones de la ciudadanía empiezan a manifestarse en lo local. Hay acciones que salen de la ciudadanía en ciertos ámbitos, que después animan a los gobiernos municipales a decir: Bueno, tenemos un problema, ¿qué podemos hacer?
— Yo creo que la ciudadanía, en ámbitos más municipales, ya ha venido participando, posicionando ciertos temas ambientales, como el tema del agua, áreas verdes.
— ¿Cuál es la historia de La Hora del Planeta?, ¿Se la puede considerar un patrimonio que ya pertenece a la humanidad?
— Es un espacio que juntan a millones de personas y que participan en diferentes formas. Yo creo que sí es un patrimonio que tenemos y que, como todo patrimonio, tenemos que potenciarlo. Es una experiencia colectiva que nos ayuda a pensar propositivamente.
Participan más de 100 países en todo el mundo, y hay lugares icónicos donde se apagan la luz. En años anteriores, apagaron la luz en la Torre Eiffel o en algún Palacio de Gobierno. Cada país, cada ciudad, le da su toque y su magia a La Hora del Planeta.
Ahora estamos hablando de la hora más grande. Muchos me preguntan: Samuel, ¿cómo vas a hablar de una hora más grande, cuando la hora solamente tiene 60 minutos?, Yo les respondo que el tamaño de la hora es el número de horas que cada quien puede sumar por el planeta. Si somos solamente tú y yo Roberto, pues tenemos dos horas, pero si sumamos a muchas personas, serán miles y millones de personas. Entonces, tendremos una Hora del planeta más grande, con más gente comprometida.
La Hora del Planeta no solo es un momento, sino, también de hacer algo por el planeta cotidianamente, en el día a día. Es un reto muy importante, hacer cosas juntos. Una vez escuché la frase que dice: Si quieres ir rápido, anda solo, pero si quieres ir lejos, tienes que ir acompañado.
— Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta la Hora del Planeta?
— Seguir sumando más gente. Los desafíos tienen que conectar las preocupaciones con una acción y juntar esfuerzos. Cuando se necesitan cambios y un compromiso más fuerte de nuestros países o de nuestros municipios o de nuestros gobiernos, siempre es bueno ver resultados concretos. Yo creo que es un desafío el poder concretar algunas mejoras. Por poner el caso de Bolivia, un tema que nos preocupa mucho es el estado de las áreas protegidas. Tenemos 23 áreas protegidas en Bolivia. El gobierno hace lo que puede y los guardaparques son súper comprometidos y están en el frente de batalla, pero creo que como sociedad a veces no le damos la importancia que se debería.
Para que mejoren las condiciones de cuidar estos espacios naturales, hay mucho que podemos hacer como país para para respaldar estos lugares únicos. A veces la economía está delicada y el tema ambiental queda más relegado. Hay que pensar qué podemos hacer nosotros a nivel de ciudadanos, para sumarnos al tema de conservación.
Y el otro es el tema del consumo. ¿Cómo podemos ser consumidores más responsables, más cuidadosos? Los datos de desperdicio de alimentos son enormes. Leí un artículo que decía que, si disminuiríamos los desperdicios de comida, realmente ya no se necesitará cambiar el uso del suelo más.
— ¿Cuál fue el origen de La Hora del Planeta?
— Nace en un esfuerzo ahí en Australia, donde un grupo de ciudadanos impulsados por la WWF querían hacer algo, mostrar la importancia de cambiar el comportamiento del ser humano para ser más positivos con el planeta, algo que pueda generar un impacto visual. Ahí se preguntaron ¿qué tal si apagamos una hora de electricidad?
De esa acción bien puntual, que sucedió en Australia, se logró realizar cada año y se acordó realizarlo mundialmente durante la noche del último sábado en marzo y este 2023 será el 25 y en Santa Cruz desarrollaremos un evento en la Manzana Uno.
Lo bello que, aunque empezó todo esto en Australia, apoyado por la WWF, ha llegado a un ámbito mucho más amplio y La Hora del Planeta se ha convertido en un patrimonio de todos. Tenemos que seguirlo cuidando impulsando.
Nosotros, como WWF desde la cabeza de la organización cada año, básicamente le damos las pautas, los mensajes, apoyamos con los temas centrales y después, lo que hacemos, es compartir todo el contenido con empresas, con el sector académico, con los gobiernos municipales, y ellos, ya ven cómo lo organizan todo el material para poder generar un impacto.
Entonces, estamos en un rol bien puntual, de animar a la gente a que siga sumándose a esta idea de un planeta en el que el ser humano y la naturaleza prosperemos juntos.
— Samuel, me gustarías que invites a todos a que este 25 seamos parte de La Hora del Planeta.
— Mi más cálida invitación para que puedan sumarse a La Hora del Planeta, un evento global que se realizará el sábado 25 de marzo, desde las 20:30.
En la ciudad donde estén es altamente probable que haya eventos sobre La Hora del Planeta. Vayan y disfruten con la familia, contribuyan a estos 60 minutos de acciones por el planeta. Si no hay actividades en el lugar donde viven, en casa, con los chicos, con las niñas, también pueden compartir ese momento por el mundo del que somos parte y que queremos cuidar.