
El estudio advierte que la pérdida de bosques en Brasil y Bolivia está alterando los “ríos voladores”, corrientes de vapor que alimentan las lluvias en gran parte de Sudamérica. La prolongación de las sequías y los incendios agrava el riesgo de colapso climático en Bolivia.
En la Chiquitanía nor este, una isla de bosque de 30.019 hectáreas se mantiene como uno de los últimos bastiones de manejo sostenible forestal frente al avance de la soya y la ganadería. Ahora que el gigante brasileño de la soya Bom Futuro, lo está comprando de acuerdo a ciertas fuentes, la sobrevivencia de este bosque podría estar en juego frente a una expansión agrícola que no tiene límites.
La primera audiencia pública en Sucre dejó en evidencia un hecho político de gran alcance: ministerios del Estado y gremios agroempresariales se alinearon en una misma estrategia legal para anular la demanda presentada por siete jóvenes activistas. El Tribunal Agroambiental ratificó medidas precautorias.
Esta es la primera parte de una columna sobre el modelo extractivista boliviano en un contexto de crisis económica y de elecciones de 2025. Esta primera parte se concentra en el diagnóstico: sus engranajes, sus impactos y la complicidad de la oferta electoral. En la segunda parte se abordará las alternativas, el horizonte de transición socio ecológica y el papel del movimiento socio ambiental.
En Bolivia, un grupo de jóvenes activistas ha llevado al Estado a los tribunales para frenar el avance del fuego y la deforestación. Entrevistamos a Ángeles Mamani, una de sus integrantes, sobre esta demanda histórica que busca cambiar el involucramiento de la sociedad civil a diferentes niveles que alimentan la destrucción de bosques y comunidades.
La Pausa Ambiental fue declarada, reglamentada y luego ignorada. Entre contradicciones y vacíos legales, los incendios forestales siguen amenazando al país.
En plena campaña electoral, todos los candidatos prometen entregar Bolivia al agronegocio cruceño. Pero la historia demuestra que este sector no salva economías, sino que utiliza las crisis para acumular riqueza y poder en pocas manos.
Pinta murales como quien planta árboles: con paciencia, con rabia y con amor. Desde hace más de quince años, Knorke Leaf convierte cada pared en un acto de memoria y defensa del territorio. Hoy nos regala una entrevista profunda y reflexiva, que alimenta el pensamiento desde el ecofeminismo.
En San Ignacio de Velasco, la destrucción del bosque tiene nombres y apellidos, pero también instituciones que permiten y no están a la altura. Mientras unas pocas propiedades concentran un tercio de la deforestación, la falta de control y sanción por parte del Estado permite que el desmonte avance con total impunidad, alimentando un modelo de ocupación territorial basado en el saqueo de los ecosistemas.
San Ignacio de Velasco, con 3,4 millones de hectáreas de bosque chiquitano —el 6,2% de los bosques de Bolivia—, se ha convertido en el epicentro de la deforestación en Bolivia. Mientras los incendios también consumen millones de hectáreas cada año, las comunidades indígenas luchan por sobrevivir en esta región donde la codicia devora un paraíso natural y amenaza con extinguir su legado ecológico y cultural.
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