
Periodismo de investigación, grandes revelaciones
En San Ignacio de Velasco, la destrucción del bosque tiene nombres y apellidos, pero también instituciones que permiten y no están a la altura. Mientras unas pocas propiedades concentran un tercio de la deforestación, la falta de control y sanción por parte del Estado permite que el desmonte avance con total impunidad, alimentando un modelo de ocupación territorial basado en el saqueo de los ecosistemas.
En San Ignacio de Velasco, la destrucción del bosque tiene nombres y apellidos, pero también instituciones que permiten y no están a la altura. Mientras unas pocas propiedades concentran un tercio de la deforestación, la falta de control y sanción por parte del Estado permite que el desmonte avance con total impunidad, alimentando un modelo de ocupación territorial basado en el saqueo de los ecosistemas.
Luchar para evitar que la actividad petrolera consolide su ingreso en la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía, en el departamento de Tarija (Bolivia), tiene un alto precio. Las defensoras y defensores de este vergel importante para el mundo, que es fuente de agua para seres humanos y especies incontables de animales silvestres, sufren ataques que van desde “ofertas indecentes” hasta agresiones físicas y desprestigios personales. Pero ningún hostigamiento puede más que la convicción de defender esta casa vital que le pertenece al planeta.
Cuando el mundo escucha la palabra Amazonia, por lo general, piensa primero en Brasil. Pero el bosque tropical más grande del mundo se aferra a la vida en los territorios de nueve países de América del Sur. Entre ellos, Bolivia. Éste es un viaje intrépido por el pulmón invisible boliviano que —literalmente— está herido de muerte, apoyado en los hombros de mujeres y hombres que se han convertido en sus guardianes solitarios, cuya existencia soporta los peores truenos provocados por el poder y los poderosos.
Un animal triste tiene una mirada que no miente. Las jaulas son, para muchísimas aves en Bolivia, el patíbulo largo previo a la muerte, mientras el comercio oscuro de la vida silvestre para alimentar los mercados ilegales de mascotas de loros, cotorritas y parabas, crece sin que exista poder de autoridad que lo detenga.
Según un nuevo estudio de la RAISG, la Amazonía podría perder en tan solo cinco años casi la mitad de lo que perdió en las últimas dos décadas. Para comprender las razones de un futuro tan sombrío, se analizaron las tasas de deforestación de los últimos años, se identificaron las principales amenazas del presente y se señalaron las medidas necesarias para revertir este proceso.
En los ríos del norte del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, gobierna el dorado, la especie piscícola que “vuelve locos” a visitantes internacionales. En ese punto remoto de Bolivia, se desarrolla un proyecto de turismo basado en la pesca sostenible con devolución obligatoria, una actividad que pone freno a los enemigos del bosque.
Como un animal indefenso, el majestuoso Valle de Tucabaca está siendo acorralado por la deforestación trepidante y por las nuevas comunidades campesinas que llegan con sus resoluciones bajo del brazo, para hacerse de un pedazo del Bosque Seco Chiquitano.
Comprometidas con la defensa de esta especie emblemática y vital de América, nueve mujeres lideran proyectos en el campo, en la ciudad y en las calles de Bolivia.
En las profundidades del Bosque Seco Chiquitano, del Chaco y del Pantanal boliviano, el agua dulce ya es un bien escaso y urgente. Los humedales se secan, mientras la sed avanza al ritmo de la deforestación. Las víctimas se levantan cada día, decididos a emprender ésta que es una de las batallas más duras de sus vidas.
Santos Mamani y Tomás Calahuma aseguran ser (cada uno por separado) el presidente legítimo de la Asociación Boliviana de Guardaparques y Agentes de Conservación (ABOLAC). Revista Nómadas los entrevistó y conversó con ellos sobre esta crisis que aqueja a la cabeza del sector y sobre la suma de problemas que sufren las áreas protegidas del país.
Los dos guardaparques bolivianos, hacen historia al ser galardonados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Federación Internacional de Guardaparques (FIG).
El Gran Paisaje de Conservación Binacional Chaco—Pantanal es un universo verde, único en el mundo, de casi 20 millones de hectáreas del que dependen muchas vidas. Viaje a las entrañas y rincones de un ecosistema maravilloso y amenazado, ubicado mayormente en el Gran Chaco Sudamericano, el segundo de mayor tamaño después de la Amazonía.
El gran humedal boliviano se ha convertido en un panteón de tierra seca. De nada le ha valido ser un área protegida y sitio RAMSAR de interés mundial. ¿Cómo es posible que más de 5.000 hectáreas de espejo de agua y su ecosistema, —vitales para el planeta— desaparezcan de la faz de la tierra, sin que nadie lo pueda evitar?
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