El libro Cautivos, de Daniel Alarcón y David Grunbaum —dos colosos de la fotografía que logran captar lo esencial que anida dentro de los seres vivos— es un espejo que refleja la maldad humana.
Y también es una obra de arte impregnada de muchísima belleza y de solidaridad de quienes acuden al rescate de las especies que literalmente están prisioneras.
Una belleza que está enjaulada, repleta de víctimas inocentes.
Daniel y David han fotografiado a loros, cotorritas y parabas que estaban tras las rejas y que han sido rescatadas del tráfico de mascotas y de cazadores ocultos en la niebla de los bosques.
Lo han hecho para denunciar. Para gritarle a todo aquel que no tiene un poquito de corazón.
Verlas, es una pena eterna.
Pero también, muy necesarias de ver.
Ver, observar, contemplar para que se sepa. Para que a los hombres les de vergüenza.
Dentro de la mirada de cada ave de Cautivos, existe un animalito acurrucado en la esquina de una tristeza mayor: lejos de su selva, de su cielo donde pudiera estar volando libre y cantando.
El libro, no esconde el arte que —a pesar del dolor de vivir encerradas— aún está en sus plumas coloridas.
¿Quién es capaz de tener como mascota a un ave enjaulada con la mirada más triste del mundo? Lastimosamente hay muchos en este mundo.
David y Daniel lo han conseguido. Han registrado —para siempre— el dolor y el color: la marcha fúnebre que avanza a pasos cansados con el paisaje más bello del mundo en el horizonte.
“Una buena fotografía puede contribuir a salvar a una especie”, dice Daniel Alarcón, en uno de los momentos de la entrevista que publicamos ahora en Revista Nómadas.
Lo dice con aplomo y no es difícil creerle, porque su voz también busca liberar a las aves que nunca debieron estar cautivas.
Daniel Alarcón, arropado por la naturaleza que sabe narrar.
– ¿Cómo surgió la idea de crear un libro de fotografía sobre aves en cautive?
– La idea surgió poco a poco mientras trabajábamos tomando fotos de nuestro libro Retratos de familia. Durante ese proceso descubrimos que el animal estrella en la mayoría de los centros de acogida de fauna salvaje eran los loros, así que decidimos utilizarlos como sujetos principales de un libro que denunciara la tenencia ilícita de mascotas.
Además, existió un lado práctico, ya que la epidemia de COVID nos limitó bastante nuestras posibilidades de viajar y los psitácidos (loros, periquitos, cotorras y guacamayo) siempre estaban a mano.
Las imágenes más difíciles que integran el libro son aquellas de animales en vuelo.
– ¿Cómo fue el trabajo coordinado con David Grunbaum?
– Ciertamente, este es un libro hecho a cuatro manos. El trabajo con David Grunbaum es de una absoluta coordinación, ya que su formación como fotógrafo de estudio me complementa perfectamente y es poseedor de un lado práctico —que le otorga el día a día con sus clientes— que anticipa y resuelve la mayoría de los numerosos contratiempos que surgen en las tomas.
– ¿Cómo es el trabajo en equipo de ustedes dos?
– Si tuviera que utilizar una sola palabra para definir mi trabajo con David Grunbaum sería: “ameno”.
Los interminables viajes, sesiones fallidas, plantones, no hubieran sido iguales sin la presencia de un buen amigo que saca siempre el lado positivo de las situaciones.
Además, David es poseedor de un innegable talento fotográfico que me complementa perfectamente a nivel profesional. ¿Qué más se puede pedir?
– ¿Cuánto tiempo los llevó capturar las fotografías que se muestran en el libro, en sus diferentes etapas?
– Nuestros libros tienen dos periodos claramente establecidos. El primero sería un periodo de acumulación de imágenes sin más propósito que el de tener un banco de fotos de animales en cautiverio. Ese proceso se inició alrededor de diez años y desembocó en nuestro primer libro conjunto: Retratos de familia.
La segunda etapa nace cuando visualizamos un nuevo objetivo específico para esas imágenes y decidimos acometer un nuevo libro con el material que previamente has acumulado como base. Ahí comienza una nueva fase con un guión de lo que será la estructura del libro, las nuevas especies que quieres tener y la planificación de viajes para tomar las imágenes que integrarán el libro. Este proceso duró alrededor de dos años, como en la mayoría de nuestros libros.
Una obra de arte de la naturaleza. Encerrarla es un gran crimen.
Ternura, en su máxima expresión.
– ¿Cuál fue la imagen más difícil de capturar y por qué?
– Sin duda, las imágenes más difíciles que integran el libro son aquellas de animales en vuelo. Se trataba de una técnica en el que no habíamos incursionado antes, que requería de animales extremadamente colaboradores y de un absoluto dominio de la técnica de alta velocidad con flashes sincronizados a velocidades superiores a 4000 fracciones de segundo. El resultado final se veía facilitada por la presencia de aves de gran tamaño, como las parabas, que ayudaban mucho al sistema de auto foco de nuestro viejo equipo. Por el contrario, los pájaros de menor tamaño hacían casi imposible la utilización de esta técnica. Pues bien, tenemos unas fotos en vuelo del loro más pequeño de Bolivia: el Periquito Ala Azul (Forpus xanthopterygius) que al día de hoy no tenemos ni idea de cómo las pudimos realizar, es más, posiblemente si me pidieras ahora que las volviéramos a hacer de nuevo, no creo poder conseguirlo. Pero las hicimos y allí están.
El comercio ilegal de LOROS está aceptado como algo aceptable y culturalmente “auténtico”.
– ¿Cómo te afectó emocionalmente trabajar en un proyecto sobre la vida triste de aves en cautiverio?
—En una entrevista para la BBC, Isabel Behncke dijo lo siguiente en relación al comportamiento de los humanos durante la pandemia del COVID 19: “Entonces, cuando veo cómo empezamos a dar vueltas en redes sociales sin interactuar, simplemente de manera pasiva, repetitiva, lo que estoy observando son humanos en cautiverio. No es muy distinto a los loros enjaulados a los que vi sacarse las plumas”.
Esa imagen nos hizo plantearnos la siguiente pregunta: ¿Cuál es la reacción de animales sociales inteligentes cuando están enjaulados? Este es el gran experimento que hemos vivido durante la pandemia hasta el punto de que los sociólogos afirman que el daño ocasionado por el confinamiento será mucho mayor que cualquier daño del covid-19 que se haya evitado. Somos animales sociales inteligentes en cautiverio. Y hay varias cosas que ya se han mostrado:
Primero que nada, como animales que somos, nos constituimos en movimiento y al aire libre. Tener que estar encerrados en pocos metros cuadrados sin movimiento físico ni estar al sol ya es muy, muy difícil. Hay un sufrimiento muy verdadero, muy profundo de los animales sociales que son privados de estímulos sociales y de movimiento.
– ¿Crees que la gente tiene suficiente conciencia sobre el comercio ilegal de mascotas y su impacto en la población de aves silvestres?
– Absolutamente no. Mientras que el comercio de felinos, zorros y otros mamíferos de gran porte genera un claro rechazo por una gran parte de nuestra sociedad, con constantes alusiones a la barbaridad que implica sacarlos de su medio ambiente para condenarlos a una vida de reclusión, el comercio ilegal de LOROS está aceptado como algo aceptable y culturalmente “auténtico”. Nuestra labor consistía precisamente en sacar esa mala práctica de la zona de confort en la que se halla instalada para explicar que detrás de cada una de las mascotas que llegan a nuestras manos de forma ilegal, hay una triste historia de saqueo, desarraigo y miles de ejemplares muertos durante el proceso de extracción que terminará instalando en nuestros hogares a esos loritos.
– ¿Cuál fue la experiencia más memorable que tuviste mientras trabajabas en este proyecto?
– Sin duda la mejor experiencia que hemos tenido ha sido el contacto con los cuidadores de estos animales. Queremos subrayar el increíble trato que hemos recibido de la gente del Zoológico de Santa Cruz, Agroflori en Cochabamba, el CAD de Santa Cruz y cada uno de las personas que trabajan a diario con estos animales y que nos han colaborado desinteresadamente haciéndonos sentir como fotógrafos de National Geographic por las atenciones que han volcado sobre nosotros.
David y Daniel unen sus talentos fotográficos en ‘Cautivos’.
– ¿Crees que la fotografía puede tener un impacto positivo en la conservación de la vida silvestre?
– Por supuesto que sí. Estamos absolutamente convencidos de que una buena fotografía puede contribuir a salvar a una especie, afectando las mentes y los corazones de la gente.
La mejor experiencia que hemos tenido ha sido el contacto con los cuidadores de estos animales.
– ¿Qué le dirías a una persona que saca a un ave de su hábitat, a otra persona que la vende en la ciudad y a otra que la compra?
– Son tres mensajes diferentes, pero que se podrían resumir en uno solo: ¡BASTA YA!
– ¿Cómo esperas que este libro inspire acciones de conservación para estas especies amenazadas en Bolivia y en todo el mundo?
– Queremos concientizar a la población para que reflexione y comprenda de forma sencilla e intuitiva la importancia que los loros tienen en el complicado encaje de la biodiversidad. La naturaleza es como un puente donde todo está conectado. Si ellos no están, corremos el riesgo de que esa estructura colapse.
– ¿Qué técnicas o equipo fotográfico utilizaron para capturar las imágenes de las aves en cautiverio?
– La técnica estándar utilizada ha sido la habitual en el retrato de estudio de una persona: flashes laterales ubicados entre 45 a 90° y fondos negros. Además, hemos utilizado cajas de luz que ayudaban a tranquilizar a los individuos menos colaboradores y flashes de alta velocidad para los individuos más colaboradores que volaban a los lugares que su cuidador les indicaba.
Esta paraba Frente Roja, víctima del tráfico ilegal, se autodespluma a causa del estrés.
– ¿Hay alguna historia detrás de una de las fotografías que te gustaría compartir con los lectores?
– Cuando estuvimos en la quinta Curucusí que Mauricio Herrera tiene habilitada en Buena Vista para la recepción de huéspedes y donde generosamente alberga a varias especies de psitácidos que han sido rescatadas, pudimos observar un ejemplar de Paraba militar que se había quedado ciega por los golpes recibidos cuando defendía su nido de los ladrones de huevos. La observación de ese bello animal, sacudiendo la cabeza de forma repetitiva para el resto de su vida en el interior de un excelente recinto que había sido acondicionado para él, pero que no podía disfrutar por su ceguera, nos afecta hasta el día de hoy.
– ¿Qué fue lo más sorprendente que aprendiste sobre estas especies durante la realización de este proyecto?
– Cuando observas animales sociales enjaulados —como los loros protagonistas de nuestro libro— claramente vemos los llamados comportamientos repetitivos ocasionados por el estrés, como sacarse las plumas, rascarse hasta lesionarse o dar vueltas en la jaula. Estos comportamientos no son muy diferentes a los que hemos experimentado los humanos durante nuestro cautiverio forzado de la pandemia, dando vueltas en redes sociales sin interactuar, simplemente de manera pasiva y repetitiva.
– ¿Cómo llegó Leonardo Dicaprio a enterarse de este gran trabajo de ustedes y cómo es que escribió tan importante texto?
– Al señor DiCaprio lo conocimos tras los tristes incendios que sufrimos en la Chiquitania en el año 2019, desde entonces hasta el día de la fecha hemos tenido una excelente comunicación y nos ha brindado su apoyo publicando en sus redes sociales imágenes de todos los proyectos que hemos acometido. Cuando le pedimos un texto específico de apoyo a nuestro proyecto, no lo dudó un instante.
– ¿Cuál fue el impacto del texto de Leo Dicaprio en esta obra?
– Ya te puedes imaginar, que muy alto. Leonardo DiCaprio además de ser una mega estrella de Hollywood reconocida a nivel mundial, es un ambientalista con una increíble trayectoria, ha sido nombrado ‘Mensajero de las Naciones Unidas de la Paz para el Cambio Climático’ y está considerado una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time.
– ¿Quiénes apoyaron, personas e instituciones, en la edición y concreción del libro?
– Zoo Santa Cruz-Bioparque Municipal de Fauna Sudamericana Noel Kempff Mercado. Ubicado en la ciudad de Santa Cruz, es también conocido como Zoológico Municipal de Santa Cruz. Es uno de los más importantes de América del Sur por la extensa biodiversidad de especies autóctonas que acoge. Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre de la Secretaría de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz (CAD SCZ). Ubicado en la ciudad de Santa Cruz, asume el reto de brindar a la fauna silvestre rescatada y víctima del tráfico de especies un centro con las características necesarias para su rehabilitación.
Agroflori parque de las Aves. Se encuentra en la ciudad de Cochabamba. Es un refugio de aves silvestres y en peligro de extinción, con una impresionante colección de psitácidos que custodia junto con otros animales silvestres.
Play Land Park. Bioparque. Está en el municipio de Warnes, cercano a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Cuenta con una infraestructura de primer nivel que alberga decenas de especies autóctonas derivadas de los centros de acogida.
Ser fauna. Servicio de Protección a la Fauna y Medio Ambiente. Ubicado en el municipio de Warnes, se trata de una institución sin ánimo de lucro operada por voluntarios que asiste a la fauna silvestre en su lucha constante contra el tráfico de fauna.
Quinta Curucusí. Complejo de cabañas de alquiler ubicado en el municipio de Buena Vista del departamento de Santa Cruz. Resguarda algunas aves silvestres en sus predios, provenientes del tráfico ilegal.
Y los patrocinadores fueron: Las fundaciones FCBC, Armonía, WCS, como también Achedeu-Urrutibehety, Grupo Bagó, Banco Ganadero, Cainco, Madisa, Repsol+, Sdsn-Orbita y Sofia.
Loritos Vientre Blanco.
Las alas que siempre deben ser amigas del viento.
– ¿En qué proyectos estas trabajando o te gustaría trabajar a futuro?
– Nos gustaría, en nuestro siguiente proyecto, denunciar el colapso de las poblaciones de anfibios en nuestro país. El último libro Rojo de Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia (2009) señala que 51 especies (el 21 % de un total de 254 especies de anfibios conocidos) se encontraban categorizadas como amenazadas.
Estamos a la espera de la elaboración del nuevo libro Rojo que está en marcha desde hace unos meses, pero los datos que hemos podido conseguir extraoficialmente de sus autores, nos indican que la tendencia al colapso de la poblaciones de anfibios se ha recrudecido con muchas de las especies que se encontraban en situación de Vulnerable (VU), pasando a estar En Peligro (EN) o En Peligro Crítico (CR).
Algo habrá que hacer al respecto ¿verdad?
– ¿En qué proyectos estas trabajando o te gustaría trabajar a futuro?
– Nos gustaría, en nuestro siguiente proyecto, denunciar el colapso de las poblaciones de anfibios en nuestro país. El último libro Rojo de Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia (2009) señala que 51 especies (el 21 % de un total de 254 especies de anfibios conocidos) se encontraban categorizadas como amenazadas.
Estamos a la espera de la elaboración del nuevo libro Rojo que está en marcha desde hace unos meses, pero los datos que hemos podido conseguir extraoficialmente de sus autores, nos indican que la tendencia al colapso de la poblaciones de anfibios se ha recrudecido con muchas de las especies que se encontraban en situación de Vulnerable (VU), pasando a estar En Peligro (EN) o En Peligro Crítico (CR).
Algo habrá que hacer al respecto ¿verdad?
Una mirada que es dueña de muchas historias.
– ¿Dónde puede las personas conseguir el libro, a qué teléfono llamar?
-Nos pueden contactar a nuestros teléfonos /Whatssap: 73134714 / 77077775
Ó a nuestros correos electrónicos: [email protected] / [email protected]
Loro Hablador.
Paraba Frente Roja, con las alas extendidas. Como siempre deben vivir.