El agua es más que un derecho humano. Es vida, es energía, es salud. Es un recurso natural no renovable que cada vez lo estamos desperdiciando y comprometiendo el futuro de las generaciones que vienen. El agua como fuente de vida y como arroyo que nos llega a nuestros cuerpos, casas y comunidades está en serio riesgo, siempre lo ha estado, quizás mucho más ahora.
Hay varios estudios que así lo han alertado. Saguapac lanzó el grito de alerta: el agua se nos acaba dentro de poco. La GTZ alemana tiene un diagnóstico severo. La fundación Tierra, que ha realizado un serio estudio sobre el cambio climático en Santa Cruz, revela un apocalipsis. Quizás la ausente del momento es la UAGRM que tiene todo un aparato institucional de carreras, institutos de investigación, expertos ambientales que no se ha metido en esta lucha. Es oportuno y necesario que lo haga.
Pero a pesar de los reportajes de la Revista Nómadas, con informes, diagnósticos y recomendaciones, el poder central no escucha y le “mete nomás” con sus aliados, a quienes solo les interesa la explotación irracional de los recursos naturales para generarse ganancias para ellos solos, importándoles nada el presente y el futuro del país, ese Estado Plurinacional que proclaman a los cuatro vientos.
Es paradójico, en Bolivia el gobierno se proclama defensor de la Pachamama, de la Madre Tierra y sus seres vivos, discurso que lo usa en foros internacionales y aun les creen. Miran y aplauden esos discursos indigenistas, defensores del medio ambiente, etc.
Sin embargo, los hechos dicen lo contrario a esos discursos. Ahí están los mineros del oro destruyendo lo que encuentran a su paso, además de enfermar a los indígenas. Un bloqueo de campesinos que exigen que la carretera atraviese el Parque Amboró, que es fuente de vida y de agua para millones de personas, extrema medida que lleva varios días que obviamente es netamente político y atentatorio al derecho del libre tránsito. Claro tienen el apoyo gubernamental.
En esta cruzada por el agua como derecho humano, establecido en la Constitución Política, no se trata de estar al lado de la gobernación y contra el gobierno, de ninguna manera, como lamentablemente, el discurso del poder se encargó de polarizar y politizar un tema tan sensible, que, así como no tiene color, es transparente, claro y que nos lleva de vida, como es el agua, así deberíamos reaccionar sin militancias políticas, ni colores partidarios, ni preferencias por algún caudillo.
Se me ha cuestionado de parte de algunos que dicen ser progresistas y revolucionarios, el “por qué mi defensa a la Gobernación que es de la derecha”, pues les respondo: Qué me importa la gobernación y sus autoridades, lo que me estoy jugando es a defender el agua y este gesto es más revolucionario que sus poses demagógicas, además porque el agua es nuestro presente y futuro.
Los expertos ya lo han dicho claramente: La ruta por el Amboró afectará terriblemente las fuentes de agua y generará desequilibrios ambientales. Si la comunidad internacional no escucha o coadyuve a cambiar la pretensión de la ABC y sus campesinos, es que realmente estamos en la boca del lobo, pues queda la indignación ciudadana y la movilización de las instancias que correspondan, porque mañana será tarde y de grandes lamentaciones.
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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Nómadas.
Sobre el autor
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Hernán Cabrera M.
Licenciado en Filosofía y periodista. Ciudadano de la democracia y activista de derechos humanos, de la Madre Tierra y sus seres vivos.