
En un 2024 que dejó a Bolivia marcada por el fuego, Revista Nómadas alza la voz a través de tres gráficas digitales que se han convertido en un grito visual contra la indiferencia. Bajo los títulos Fueguito Nomás, Humito Nomás y Animalitos Nomás, estas piezas, producidas por la Agencia 1947, retratan la devastación de los incendios forestales y denuncian la minimización de las autoridades oficiales, en sus diferentes niveles, de una tragedia que cambió el país para siempre. Cada imagen, con su simbólica huella dactilar como lienzo, nos recuerda el costo de la negligencia.
Fueguito Nomás nos enfrenta a una verdad abrasadora: un bosque en llamas, con lenguas de fuego devorando árboles, se alza sobre una huella dactilar que parece gritar. El texto que lo acompaña es directo: “La minimización oficial de la destrucción de 12,6 millones de hectáreas de ecosistemas quemados por los incendios forestales de 2024”. Mientras las autoridades intentaron suavizar las cifras, Nómadas pone el dedo en la llaga: casi el 12% del territorio nacional ardió, dejando ecosistemas enteros reducidos a cenizas. En un contexto donde Bolivia perdió 1,8 millones de hectáreas de bosque y sistemas no boscosos—de las cuales 1,5 millones eran bosque primario, según el informe de Global Forest Watch (GFW)—, esta ilustración digital se convierte en un recordatorio de que la magnitud del desastre no puede ser ignorada.

Pero la tragedia no se detuvo en la tierra quemada. Humito Nomás traslada el foco a las ciudades, donde una metrópoli aparece asfixiada por una densa capa de humo, nuevamente sobre una huella dactilar que simboliza la responsabilidad humana. “La minimización oficial del peor índice de calidad del aire de la historia, causado por los incendios forestales de 2024”, reza el texto. Los incendios no solo arrasaron bosques, sino que envenenaron el aire que millones respiraron. En un año en que Bolivia se convirtió en el segundo país con mayor pérdida de bosque primario a nivel global, según GFW, con un aumento del 200% en la pérdida arbórea, este gráfico captura el impacto invisible pero sofocante que sufrieron los residentes urbanos, mientras las autoridades miraban hacia otro lado.

Las tres gráficas digitales comparten un elemento visual poderoso: la huella dactilar, un símbolo de la responsabilidad humana en esta catástrofe. En un 2024 donde la sequía, la expansión agrícola y políticas que incentivaron cultivos como la soya y la ganadería —responsable del 57% de la deforestación, según CEDLA, alimentaron los mega incendios, estas imágenes nos obligan a mirarnos las manos. ¿Qué huella estamos dejando? Santa Cruz, Beni y La Paz batieron récords de pérdida de bosque, con municipios como Ascensión de Guarayos, San Ignacio de Velasco, Concepción, Urubichá y Baures entre los más afectados, mientras que Charagua Iyambae, un territorio indígena guaraní, demostró que la resistencia es posible con sistemas de alerta temprana.
El tercer gráfico, Animalitos Nomás, es un puñetazo al corazón. Sobre otra huella dactilar, animales de todo tipo —desde osos y felinos hasta aves y reptiles— huyen desesperados de un incendio que consume su hogar. “La minimización oficial frente al biocidio de millones de animales calcinados por los incendios forestales de 2024”, sentencia el texto. Mientras los incendios, responsables del 59% de la pérdida de bosque en Bolivia según GFW, arrasaban con 1,5 millones de hectáreas de bosque primario, millones de seres vivos quedaron atrapados en las llamas o desplazados sin posibilidad de retorno. Esta ilustración digital no solo visibiliza a las víctimas silenciosas, sino que acusa a un sistema que prefirió ignorar el costo ecológico de su ambición.

Hoy, Bolivia aún respira las cenizas de un año trágico. Los gráficos de Nómadas, documentan el fuego, el humo y el biocidio. También son un llamado a no olvidar, a no minimizar, a no repetir. Porque mientras las llamas se apagan, la verdad que arde en estas imágenes sigue viva.
POR QUÉ PUBLICAMOS AHORA
Porque es un momento en el que nos encontramos frente a un periodo seco que está empezando, y potencialmente con riesgos de deforestación e incendios; porque estamos en un momento donde vamos a elegir nuevas autoridades y, por lo tanto, quisiéramos pedir que haya autoridades que no vayan a minimizar, sino que estén a la altura de los retos. Este trabajo no solo busca recordar el dolor del 2024, sino también encender una chispa de acción en un presente donde la prevención y la responsabilidad son urgentes. No podemos permitir que la historia se repita.
CREATIVIDAD QUE ABRE LOS OJOS
Esta idea nace de la minimización que le dieron los distintos niveles de Gobiernos del país a los grandes desastres generados por los incendios el 2024.
Desde ahí comenzamos a trabajar en esta campaña que muestra en fotografías macro de dedos cómo ven los tomadores de decisión del país la destrucción de Bolivia.
EJECUCIÓN
Este trabajo fue desarrollado por la agencia de publicidad 1947 y Revista Nómadas. Cuatro meses de trabajo llevó realizar las 3 piezas gráficas. Desde fotografiar y retocar los dedos, desarrollar cada micro mundo con detalles alucinantes, para finalmente, integrar todos los elementos.
Cada gráfica aborda un tema relevante del desastre minimizado por el gobierno: Fueguito · Humito · Animalitos
Revista Nómadas, junto a 1947, presentamos este biocidio al mundo, porque callar también quema.
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Sobre el autor
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Roberto Navia
Desde hace más de dos décadas transita por el mundo para intentar elevar a los anónimos del planeta al foco de lo visible. Sus crónicas emblemáticas: Tribus de la inquisición y Los Colmillos de la Mafia le han permitido ganar dos veces el Premio Rey de España (2014 y 2017); Esclavos Made in Bolivia, el premio Ortega y Gasset (2007); el documental Tribus de la Inquisición, la nominación a los Premios Goya (2018), Flechas contra el Asfalto y Los Piratas de la Madera desangran el Amboró, dos veces ganadores del Premio de Conservación Internacional, entre otros galardones nacionales e internacionales. Es docente universitario de postgrado, la cabeza de la Secretaría de Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, miembro del Tribunal de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).