
En Villamontes, el bosque chaqueño convive con la ganadería. Allí, Karina Toledo Tejerina mantiene junto a su familia el puesto ganadero Los Dos Hermanos, donde combina la producción con el cuidado del monte, el agua y la fauna silvestre. En esta entrevista, explica cómo los ganaderos locales resisten a la presión de los desmontes y la venta de tierras, apostando por un modelo que protege la naturaleza y la herencia cultural chaqueña.
– ¿Cómo trabajan ustedes y cómo defienden el monte chaqueño?
– En nuestra propiedad tenemos dos formas de manejo. Por un lado, trabajamos con organización y pastoreo controlado, y por otro, también tenemos ganado dentro del monte. Como familia siempre hemos tratado de cuidar ese espacio porque la madre naturaleza es la que nos provee, siempre dependiendo de cómo la tratemos. Nuestra conciencia es clara: debemos cuidar el agua, la tierra y todo lo que de ella depende, porque al final, nosotros mismos dependemos de eso.
– ¿Qué significa para ustedes proteger el bosque?
– Significa delimitar el desmonte, hacerlo de manera controlada, proteger las especies de árboles y cuidar lo poco que va quedando. En nuestra zona, por ejemplo, tenemos como vecinos a los menonitas, y la modalidad de trabajo de ellos es muy distinta. A nuestro alrededor se ven desmontes, tala y la producción de carbón. Eso nos obliga a ser conscientes y a no caer en lo mismo, porque si destruimos, ¿qué va a quedar del Chaco?
– ¿Las colonias menonitas alrededor avanzan con desmontes cada año?
– Sí. Hay varios campos vecinos y cada año hacen nuevas brechas y desmontes. Muchos propietarios de la zona se dedican a vender tierras.
– Entonces, ¿es clave que los ganaderos chaqueños no vendan sus tierras?
– Creo que es un tema de decisión personal y de progreso económico de cada familia. Pero yo parto de la idea de que lo que nos queda debemos trabajarlo con cuidado y cariño. Esta tierra no solo nos sustenta económicamente: es parte de nuestra identidad como chaqueños.
– Además, lo que ustedes hacen será herencia para las futuras generaciones.
– Así es. Nosotros hemos recibido esta enseñanza de nuestros abuelos y bisabuelos. Mis padres siempre nos inculcaron el cuidado de los animales y de la madre naturaleza. Más allá del dinero, lo importante es hacerlo con conciencia.
– ¿Qué animales silvestres hay en la zona?
– Cuando éramos pequeños, se veían muchas urinas, chanchitos, zorros, gatos, tigres. Pero con los desmontes, esos animales fueron desapareciendo porque pierden su hogar. Por eso en nuestras tierras no permitimos la caza. Queremos mantener el equilibrio natural, porque animales y plantas están por algo, todos forman parte de la vida. La caza indiscriminada y la tala descontrolada rompen ese equilibrio.
Sobre el autor
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Roberto Navia
Desde hace más de dos décadas transita por el mundo para intentar elevar a los anónimos del planeta al foco de lo visible. Sus crónicas emblemáticas: Tribus de la inquisición y Los Colmillos de la Mafia le han permitido ganar dos veces el Premio Rey de España (2014 y 2017); Esclavos Made in Bolivia, el premio Ortega y Gasset (2007); el documental Tribus de la Inquisición, la nominación a los Premios Goya (2018), Flechas contra el Asfalto y Los Piratas de la Madera desangran el Amboró, dos veces ganadores del Premio de Conservación Internacional, entre otros galardones nacionales e internacionales. Es docente universitario de postgrado, la cabeza de la Secretaría de Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, miembro del Tribunal de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).