En los últimos años, la ganadería regenerativa se alza en América Latina como una respuesta necesaria y prometedora frente a los modelos tradicionales de ganadería extensiva e intensiva. Esta nueva visión busca revitalizar los suelos y promover la sostenibilidad económica, financiera y social de las comunidades involucradas. Se trata de un enfoque holístico que integra la naturaleza, enfocándose en cuidar la diversidad y los ciclos naturales, alejándose de la degradación ambiental típica de la ganadería convencional. Los departamentos de Santa Cruz y el Beni se insertan en esta nueva perspectiva de la producción ganadera en Bolivia.
El concepto y la práctica de la ganadería regenerativa han evolucionado con el tiempo, influenciados por varios expertos en agricultura y sostenibilidad. Ha sido un esfuerzo colectivo y evolutivo de muchos individuos en el campo de la agricultura sostenible. Este enfoque, según el especialista en temas agrícolas, Roy Vélez, antiguo investigador del Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT), quien junto al experto forestal y ganadero Jemes Johnson, viene acompañando este proceso, propone una forma de ganadería que no solo evite el daño al entorno, sino que, además de proteger, regenere el suelo, la flora, la fauna y los ecosistemas en su conjunto.
Esta técnica se refiere a prácticas de manejo de ganado que buscan restaurar los pastizales, mejorando la salud del suelo, y aumentando la biodiversidad. Se basa en prácticas como el pastoreo rotacional programado, el uso de abonos orgánicos y la preservación de hábitats naturales. Así, se busca no solo producir alimentos esenciales como carne y leche, sino también hacerlo de manera responsable y sostenible, conservando la salud de los seres humanos y del medio ambiente en general.
Asimismo, esta forma de ganadería aumenta la productividad y reduce los costos de producción, aportando beneficios ambientales, como ser: Evita el uso de productos químicos como fertilizantes, insecticidas y pesticidas; preserva la infraestructura natural, contribuir a la conservación del medio ambiente y libera áreas para la regeneración natural del entorno. Todo lo cual, generaría microclimas que favorecerían la evolución de los bosques y praderas, manteniendo la cobertura vegetal y la humedad para obtener la fotosíntesis y el ciclo del carbono en las plantas.
En este orden de cosas, la ganadería regenerativa mejora activamente la calidad del suelo, la biodiversidad y el ciclo del agua, constituyéndose en un pilar clave para la sostenibilidad global. Este enfoque va más allá de evitar daños ambientales, enfrentando desafíos como la resistencia a cambiar prácticas tradicionales y la necesidad de educación para los ganaderos. Un reto significativo es la reducción de insumos químicos, donde se explora la eficacia de alternativas orgánicas como el compost y el control biológico de plagas.
Con respecto a los países latinoamericanos, hay experiencias en Colombia, Argentina, Uruguay, Brasil y México que ilustran el potencial de este tipo de ganadería para favorecer la biodiversidad, el aumento de la productividad ganadera y la mejora de la salud del ecosistema. Estos casos, que vinculan a prácticas locales con objetivos globales de sostenibilidad, ofrecen valiosos aprendizajes sobre el balance ecológico y económico. Sin embargo, es crucial considerar las perspectivas de diversos actores, incluyendo agricultores, científicos y activistas, y ser conscientes de las limitaciones y críticas a estas prácticas para un enfoque integral y equilibrado.
La ganadería regenerativa mejora activamente la calidad del suelo, la biodiversidad y el ciclo del agua, constituyéndose en un pilar clave para la sostenibilidad global.
En las regiones de Santa Cruz y el Beni, reconocidas por su fuerte presencia en la ganadería, Álvaro Guzmán, quien implanto este tipo de ganadería desde hace siete años, comprometido, plenamente, con la ganadería regenerativa, destaca su valor para la sostenibilidad alimentaria en Bolivia. Consciente de estos desafíos, Guzmán, a través del Movimiento CREA Misiones, están implementando una forma diferente de hacer ganadería que sea rentable en lo económico y también respetuoso con el medio ambiente. Su sistema se caracteriza por el fomento del crecimiento de árboles que proporcionan sombra y alimento a los animales y la adopción de prácticas libres de productos químicos (herbicidas y antiparasitarios) para favorecer la regeneración del suelo. En este marco, el ganadero cruceño resalta los daños causados por los productos químicos a la fauna y la flora locales, poniendo como ejemplo la desaparición del escarabajo estercolero. Este insecto, crucial para el equilibrio ecológico, juega un papel importante en el transporte de nutrientes de los excrementos al suelo, promoviendo así la humedad, el crecimiento del pasto y el mantenimiento de un suelo suelto y saludable.
Por otra parte, Guzmán subraya que la ganadería intensiva es perjudicial, no solo por su impacto en la biodiversidad, sino también porque conlleva a la tala de árboles, esenciales para proporcionar la humedad necesaria para el crecimiento de pastos y frutos. La ganadería regenerativa, con su enfoque integral y respetuoso con el medio ambiente, demuestra cómo las prácticas ganaderas pueden ser rediseñadas para ser tanto rentables como sostenibles.
Para concluir, hay que señalar que la resistencia a este enfoque existe y resulta, por otra parte, natural. Sin embargo, hay que sensibilizar a los ganaderos con sus ventajas y superar los viejos modelos de cría animal. Así, Bolivia y toda la región tropical de América deben impulsar la transición hacia una ganadería regenerativa como un importante factor de cambio para preservar la vida y el medio ambiente. Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Nómadas.
Sobre el autor
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Juan Burgos Barrero
Juan Burgos Barrero nació en Santa Cruz, 1950. Es licenciado en periodismo por la universidad Complutense de Madrid. Máster en Didáctica y Tecnología Educativa por la universidad Nacional de Panamá. Consultor, corresponsal en el extranjero de diversos medios de comunicación y atesora una larga trayectoria periodística. Ha publicado cuentos, ensayos y reportajes periodísticos. Ha vivido en Europa, Asia, Estados Unidos y Centro América. Publicó su primer cuento Hay mucho pan que combatir, en el libro Premios Clarín y Buñuel, España. Su último libro Estudio de Caso, Metodología de la Investigación Científica.