Tras hacer un análisis de los datos sobre los incendios forestales que se han desatado con furia en Santa Cruz, Bolivia, Edgar Juan Perelló — bombero forestal profesional en el dispositivo de emergencias de la Generalitat Valenciana, de España y especialistas en hacer análisis del fuego— asegura que se trata de incendios totalmente fuera de la capacidad de extinción debido a su extensión descontrolada y a la gran dificultad de acceso en las zonas donde se propaga el fuego, a no ser que se tengan estrategias y recursos organizados para hacerles frente.
El Observatorio del Bosque Seco Chiquitano, también cuantificó las cicatrices de incendios en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, que, hasta el 5 de septiembre, alcanzaron más de 42 mil hectáreas.
“Está al mismo nivel que de los incendios de sexta generación. Nosotros estamos haciendo seguimiento de los datos meteorológicos, las proyecciones son de que vienen días duros, y que, si el fuego no es controlado en horas, será más complicado que se lo haga en el transcurso de los días. Los datos indican un pronóstico que va a empeorar, bajará el nivel de humedad, subirá la temperatura y empeorarán los incendios”, ha lamentado y explicado que la clave de los incendios se sexta generación es su virulencia y dificultad para extinguirlos, debido a esa capacidad de autogenerar condiciones climáticas propias.
“Estas columnas ascendentes crean tormentas de fuego que caen a kilómetros, generando nuevos focos de incendios”, ha dicho el especialista en análisis de fuego, que también fundamenta su afirmación de que los incendios en Bolivia vuelven a estar fuera de la capacidad de extinción, remitiéndose a la realidad de algunos de los incendios en Santa Cruz que tienen una extensión de varios kilómetros de frente que necesitan un dispositivo que Bolivia ahora mismo carece.
El año 2019 fue uno de los que ha quedado en la memoria colectiva como uno de los incendios más trágicos que estuvo fuera de la capacidad de extinción, cuando ardieron más de 5,5 millones de hectáreas y que el Gobierno necesitó contratar los servicios del avión Super Tanker para que intente apagar el fuego desde el aire.
El sonido de los incendios rompe la noche en el Otuquis.
El 2020, Bolivia decretó Estado de Alarma en el país por incendios forestales y la Unión Europea permitió el envío de apoyo internacional de bomberos, entre los que se encontraba Edgar Juan Perelló, que ahora, desde España, realiza el análisis, a través de datos, de lo que está pasando con los incendios en Bolivia.
Luego de estar 5 días trabajando para frenar el fuego, Alas Chiquitanas dio a conocer que los bomberos voluntarios comienzan a presentar calambres por el esfuerzo físico, y que necesitan remedios y sales de rehidratación. Pueden apoyar llamando al 72152626.
Hasta ayer, miércoles 7 de septiembre, el Observatorio del Bosque Seco Chiquitano, de las FCBC, había registrado a 15 áreas protegidas que presentan focos de quema activos, siendo la UCPN Humedales del Norte seguido del PN Noel Kempff Mercado, PN y ANMI Otuquis, la UCPN Ríos Blanco y Negro y Reserva Municipal de Copaibo, las áreas protegidas con mayor frecuencia de focos de quema activos.
El Observatorio del Bosque Seco Chiquitano, también cuantificó las cicatrices de incendios en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, que, hasta el 5 de septiembre, alcanzaron más de 42 mil hectáreas. Afirmó que el incendio, que comenzó el 28 de agosto, continúa avanzando sobre la meseta, una zona de difícil acceso. Recordó que el 81% de la superficie quemada fue afectada en el año 2020 por el fuego, lo que afectaría al proceso de regeneración natural de este sector, que es, al igual que todo el parque nacional, patrimonio natural de la humanidad declarado por la UNESCO.
La plataforma medioambiental Alas Chiquitanas, emitió la voz de alerta de que los bomberos voluntarios de Santiago de Chiquitos necesitan apoyo para seguir los trabajos en el control del fuego que amenaza el Valle de Tucabaca.
Luego de estar 5 días trabajando para frenar el fuego, Alas Chiquitanas dio a conocer que los bomberos voluntarios comienzan a presentar calambres por el esfuerzo físico, y que necesitan sales de rehidratación, complejo B con diclofenaco inyectable, suero vitaminado, como también pilas y linternas para seguir el trabajo de noche.
“Apelamos a la solidaridad de todos para frenar el fuego, ayudando a quienes están en primera línea. Estaremos enviando donaciones junto con el Movimiento Tucabaca, puedes comunicarte al 72152626 para enviar más apoyo”, ha enfatizado Daniela Justiniano, de Alas Chiquitanas, que pide la colaboración de todos los que puedan aportar, con lo que puedan, a los bomberos voluntarios que arriesgan su vida para salvar al bosque.
Los bomberos que arriesgan sus vidas piden apoyo para luchar contra el fuego.