Steffen Reichle, cuando despierta, lo primero que ve es el farallón verde y rocoso que está al otro lado de su ventana. Lo suele observar como si se tratara de la primera vez. Los primeros rayos del sol se suman al espectáculo: la luz clara y serena baña los mechones de los árboles y las siluetas de las parabas también se hacen visibles desde este lugar donde el biólogo alemán ha construido su gran refugio. Su casa está instaurada en Santiago de Chiquidos —construida a su gusto— y desde su dormitorio — el amplio ventanal es como una pantalla gigante desde donde observa ese pedazo de mundo que todavía no ha sido mal tocado por las manos de la humanidad.
El farallón es la muralla natural desde donde —a su vez— se puede observar la inmensidad del gran valle que tiene un nombre largo y muy útil: Reserva de Vida Silvestre Municipal y Unidad de Conservación del Patrimonio Natural Tucabaca. El área protegida a la que también llaman Guardiana del agua, se encuentra en el municipio cruceño de Roboré y tiene una extensión de 262.000 hectáreas, ocho veces más que la mancha urbana que Santa Cruz de la Sierra y mitiga cada año 1.698 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), equivalente a las emisiones tóxicas de una urbe boliviana de 832.000 habitantes.
Cuando escuché por primera vez en vida sobre el cambio climático global —hace muchos años— nunca pensé ver sus impactos extremos.
Steffen Reichle sabe que respira uno de los aires más puros del planeta.
Sabe también que este regalo de Dios puede que no dure mucho.
Sabe que cosas malas están pasando dentro y fuera del valle.
Él trabaja para poner su granito de arena para que la naturaleza prolongue su vida y para que cada día sean más los que la valoren: a menudo se mete a las entrañas de los bosques y lo hace acompañado de su cámara fotográfica profesional con la que inmortaliza con la misma dedicación a los animales grandes y minúsculos y a la vegetación y a los caminos angostos por los que se mete para encontrarse con el universo natural que desde las ciudades no se ve. Uno de sus últimos viajes lo han llevado a la Reserva de la Biósfera Estación Biológica de Beni. En el campamento Los petos a él le han tomado una foto en el que, sonriente, observa a una ranita de ojos grandes, trepada en el dedo medio de su mano derecha.
Steffen Reichle nació en Stuttgart (Alemania), hizo su doctorado en biología en la Universidad de Bonn, vive en Bolivia, es fotógrafo, gerente del hotel Churapa de Santiago de Chiquitos y a estas alturas de la vida sabe cuál o cuáles son los enemigos actuales de los bosques.
El biólogo, nacido en Alemania y radicado en Bolivia, con uno de sus perros, en su casa de Santiago de Chiquitos. Foto Clovis de la Jaille.
— ¿Cómo está la salud del bosque?
— Depende dónde mires y qué zonas. Aquí todavía tienes un bosque a gran escala funcional, pero cada vez menos.
El bosque, en la época sin lluvias se queda seco, de ahí proviene su nombre, pero queda normalmente cierta humedad en el suelo, en manantiales y en ríos que eran como parches adonde se retiraban también los animales, porque ellos no pueden estar varios meses sin tomar agua.
Pero hoy en día todo esto cada vez es menos, porque en la época seca tienes encima los incendios que no solamente quema el bosque, sino daña a las a la estructura del bosque y seca a esos humedales que son refugio de los animales.
— ¿Cuál crees que es el principal enemigo del Bosque Chiquitano?
— Obviamente que el enemigo principal es la deforestación de la agroindustria a gran escala. No se puede culpar solamente a los avasalladores que sí aportan también al daño ambiental.
— Los interculturales que entran al monte, por lo general no se quedan ellos con la tierra. En Brasil, la hectárea de tierra vale diez veces más que aquí en Bolivia. Ofrecen las tierras por internet y los grandes compradores son brasileros. ¿Qué opinas de eso?
— El problema mayor en Bolivia también es que cualquier lugar de los bosques les sirve, no importa si está dentro de un área protegida departamental, municipal o indígena.
— Un habitante de Agua Negra, dentro del valle de Tucabaca, me dijo que esa zona no sufrió incendios el 2019, cuando está comprobado que sí hubo. ¿Por qué alguien intenta ocultar esa realidad?
— Eso no es cierto. Ellos pidieron apoyo y nosotros hemos mandado las brigadas voluntarias de Santiago de Chiquitos para ayudares a apagar el fuego cerca de su comunidad.
— ¿Cuánto está protegido el Bosque Seco Chiquitano?
— Existen varias areas protegidas que protegen partes de la ecorregion del Bosque Seco Chiquitano. Las que protegen las partes mas centricas e importantes son Municipales, como Tucabaca, pero tambien hay Nacionales, como el ANMI San Matias o el Parque Nacional Noel Kempff Mercado. No obstante, los incendios de los ultimos años no se quedan en las afueras de estas areas y no hay una proteccion muy buena.
El tucán, una de las aves emblemas del Bosque Chiquitano.
Foto: Steffen Reichle
— Los pueblos indígenas también utilizan las plantas del bosque como aliados físicos y espirituales. ¿Eso también está en riesgo?
— Hay muchas plantas que son usadas por las mismas poblaciones, como medicina natural. También muchos tejidos naturales tienen un valor y potencial turístico enorme, pero obviamente sin agua no se pueden hacer muchas cosas. Cada incendio es peor y cada árbol deforestado afecta a los cuerpos de humedad. Cada vez los ciclos de sequía van a ser más largos. No sabemos cuándo puede llegar ese este punto de no retorno del que ya hablan los científicos, en el que ya será tarde revertir el daño ambiental de los bosques.
Estamos viendo que la cosa está acelerando de una forma traumática. Estuve viendo los datos de Santiago de Chiquitos relacionados a las temperaturas extremas que suben cada año.
— Los científicos ya hablan que la Amazonía está por llegar a ese momento trágico. ¿Crees que el Bosque Seco llegue también pueda al punto de no retorno?
— Si la Amazonia llega a ese punto de no retorno, el Bosque Seco Chiquitano se cae con ella. Casi todas las aguas vienen del norte, de esos bosques amazónicos: Son los famosos ríos voladores de la Amazonia. Entonces, si la Amazonia ya no produce suficiente humedad, no solo se va la Amazonia, nos vamos nosotros con ella.
— Antes, uno decía que la crisis del clima la iban a sufrir nuestros nietos o bisnietos. Ahora, los efectos de la deforestación ya están aquí. ¿Sientes eso?
— Cuando escuché por primera vez en vida sobre el cambio climático global —hace muchos años— nunca pensé ver sus impactos extremos personalmente. Estamos viendo que la cosa está acelerando de una forma traumática. Estuve viendo los datos de Santiago de Chiquitos relacionados a las temperaturas extremas que suben cada año.
— ¿En cuestiones de flora, qué riqueza tiene el Bosque Seco Chiquitano?
— La serranías de la Chiquitania son de los pocos lugares del mundo que tiene muchas especies endémicas en poca superficie. Cada vez están encontrando nuevas especies también en los bosques. El otro día salió un artículo sobre el descubrimiento de una nueva variedad de cuchi y de un tajibo.
El Hylocharis chrysura, también conocido como Picaflor bronceado, muestra su belleza en los bosques de Santiago de Chiquitos.
Foto: Steffen Reichle
— También hay pinturas rupestres, ¿cómo puede ayudar eso al ecoturismo?
— El bosque tiene un potencial turístico en toda la zona del municipio de Roboré. Tenemos en el Municipio de Robore más que 60 sitios de pinturas rupestres y entre Roboré y Santiago cada año se hace una caminata por la devoción al Santo Santiago Apóstol, cuyo tramo es de 25 kilómetros. De muchos sitios de pinturas rupestres, no sabemos exactamente qué edad tienen. Hay varios lugares similares en Brasil que estiman que tienen casi 10.000 años de antigüedad. Robore esta conocido como la capital de las pinturas rupestres del Oriente de Bolivia.
Hay muchas plantas que son usadas por las mismas poblaciones, como medicina natural. También muchos tejidos naturales tienen un valor y potencial turístico enorme, pero obviamente sin agua no se pueden hacer muchas cosas.
— ¿El turismo puede ser un aliado para cuidar, valorar y proteger la selva, pero siempre y cuando los turistas no lleguen para contaminar este pulmón del planeta?
— Yo soy parte de la Asociación de Guías locales y vamos después de cada feriado a los lugares turísticos para retirar la basura. La gente trae botellas con agua, se la toman y cuando están vacía no son capaces de meterlas en sus mochilas, realmente es para no creer.
Conversar con Steffen Reichle lleva por diversos paisajes y realidades: Lleva, por ejemplo, por Santa Rosa de la Roca que está entre Concepción y San Ignacio de Velasco y que abre la puerta al Área Protegida Municipal del Bajo Paraguá, por ese lugar que años antes solo había tres comunidades y que ahora, poblado como está, se debe recorrer más de 100 km para encontrar recién al bosque. Con Steffen también se viaja por las huellas que va dejando la gran industria que tumba 5.000 hectáreas en pocos meses, y por la de los interculturales que dicen que son pobres que llegan con orugas a desmontar y que en poco tiempo ya tienen agua y luz, mientras los pueblos originarios siguen viviendo sin los servicios de primera necesidad.
Steffen Reichle conoce esos mundos que viven y que están en riesgo dentro de los bosques. Desde aquí, desde esta su casa en Santiago de Chiquitos, el farallón despunta por el horizonte y él lo mira con sus ojos protectores.