Marcos Uzquiano Howard inicia su día degustando un café orgánico del norte de La Paz. Ahora está a cargo de la protección de la Reserva de la Biosfera y Estación Biológica del Beni (EBB) y prefiere tener más labores en campo que en escritorio. En la ciudad de La Paz dialogó con la Revista Nómadas sobre el premio que recibió, aunque prefirió hacer un repaso de su trayectoria y de las necesidades que tienen las áreas protegidas.
Empezó su trayectoria como voluntario en el Madidi, convirtiéndose oficialmente en guardaparque en 2001 y posteriormente en jefe de Protección II de esta reserva natural.
Las insignias bordadas en su overol marrón muestran a un Uzquiano premiado por su trabajo como guardaparque. Son tres y la cuarta está por llegar. Sereno y sincero. Sin problemas en exponer las deficiencias que padecen la política ambiental que tienen las áreas protegidas. Aunque también está agradecido con el SERNAP, esa institución que alguna vez lo “castigó” por denunciar actividad minera ilegal en la zona donde él califica como su hogar: el Madidi. Tras la denuncia fue apartado del cuidado del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi y fue trasladado donde ahora cumple su trabajo.
Uzquiano, que fue propuesto por Conservación Internacional al Premio Internacional de Guardaparques 2022, nació en el municipio de San Buenaventura del departamento de La Paz, en pleno corazón amazónico y en una de las regiones más biodiversas de Bolivia y del planeta. Empezó su trayectoria como voluntario en el Madidi, convirtiéndose oficialmente en guardaparque en 2001 y posteriormente en jefe de Protección II de esta reserva natural.
También trabajó en diferentes áreas protegidas como el AMNI Apolobamba, el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Secure (Tipnis), la Reserva de la Biosfera y TCO Pilón Lajas y actualmente está en la Reserva de la Biosfera Estación Biológica del Beni, donde comparte su experiencia y pasión por la conservación.
El guardaparque pone en peligro su vida, por salvar de las llamas a los bosques.
“Este es un trabajo muy pocas veces reconocido. Quisiéramos un trato mucho mejor, pero no es así. Las áreas protegidas están afrontando uno de los momentos más críticos de su historia. Hay una falta de apoyo latente. No tenemos recursos muchas veces ni para combustible, por ejemplo, ahora no nos pagaron los refrigerios desde el mes de enero a la fecha. No hay apoyo para el mantenimiento de equipos, de vehículos. Pero no queremos culpar a ninguna autoridad, porque vemos que esto es un descuido del Estado”, lamentó Uzquiano.
El guardaparque identificó las amenazas que tienen las áreas protegidas en la actualidad. La minería ilegal, el tráfico de fauna silvestre y los incendios. Además, tiene un panorama desalentador por el crecimiento de estas amenazas debido a la desatención a los guardaparques. Uzquiano, relató que son ellos quienes invierten de su propio bolsillo para la compra de ropa de campo. O tal vez para arreglar una motocicleta que sirve como medio para ingresar a las áreas protegidas.
“El grupo de guardaparques hace una programación de su trabajo. Se programan una serie de patrullajes en función a las amenazas, pero si no hay gasolina, si se arruinó el vehículo o no hay para pagar los arreglos, tienes que dejar de hacer ese patrullaje porque son distancias grandes que hay que recorrer. Y al no tener presencia la vulnerabilidad aumenta, y eso pasó con el Madidi, cuando se denunció la minería ilegal y ahora vemos que será complejo sacar esa actividad del Madidi”, cuestionó Uzquiano, que ahora se siente fortalecido por el galardón internacional.