La Serranía de Santiago (de Chiquitos, Santa Cruz, Bolivia), antes vibrante y llena de vida, ahora está envuelta en una capa densa de humo, producto de los voraces incendios forestales. En medio de esta desolación, una pareja de parabas surca el cielo, sus siluetas resaltando contra el fondo gris. Vuelan a ciegas, de tumbo en tumbo, luchando por respirar el aire caliente y contaminado, mientras buscan desesperadamente un refugio seguro. Estas parabas no son solo aves, son símbolos vivientes de la resistencia y la lucha por la supervivencia en un ambiente que se desmorona bajo el peso de la destrucción. La deforestación y los incendios se han ensañado también con ellas.
El Bosque Seco Chiquitano y el Pantanal, hogares de una biodiversidad extraordinaria, están sufriendo en extremo. Cada rincón de este paisaje, cada criatura que habita en él, enfrenta una batalla diaria contra el fuego y la devastación. Las parabas que vuelan a ciegas representan a todas las especies que no tienen voz, pero que sienten el dolor y la desesperanza en cada rincón calcinado del bosque. Esta imagen, que Steffen Reichle tomó con su cámara y con el alma, es un llamado urgente a la conciencia, una súplica para que tomemos acción antes de que todo lo que una vez fue un paraíso natural se convierta en un recuerdo lejano. Es un recordatorio de que la belleza y la vida de estos ecosistemas dependen de nuestra capacidad para protegerlos y preservarlos.
Cada árbol que se desmonta y que se quema, no solo destruye un hábitat, sino que también destruye el hogar de los animales, los deja sin alimentos y les arrebata la vida.