En esta entrevista, Juan Carlos Ledezma, director de Estrategia y Ciencias para las Américas de Conservación Internacional, destaca la urgente necesidad de preservar la Amazonía, no solo por su importancia como el mayor bosque tropical del planeta, sino también por su rol vital en la regulación del clima global. Según Ledezma, la Amazonía actúa como una “bomba de agua”, distribuyendo la humedad que es crucial para la vida en la región y más allá. Sin embargo, la deforestación ya ha alcanzado niveles alarmantes, poniendo en riesgo este delicado equilibrio. Valora la apuesta de Alto Beni y Palos Blancos por una producción agroecológica sostenible.
– ¿Puede explicarnos la importancia de la Amazonía y por qué es crucial preservarla?
– Claro, la Amazonía es fundamental no solo para quienes vivimos cerca de ella, sino para todo el mundo. Es el bosque tropical más grande del planeta, con alrededor del 20% del agua dulce mundial fluyendo a través de su extensión. Además, alberga al menos el 10% de la biodiversidad global. Este vasto territorio también es el hogar de más de 400 grupos indígenas, quienes tienen derechos aproximadamente sobre el 25% de la Amazonía.
– ¿Qué rol juega la Amazonía en la regulación del clima?
– La Amazonía es clave en la regulación del clima tanto regional como global. El vapor de agua que viene del Atlántico sumado al que se recicla en la Amazonía se mueve hacia el interior, viaja hacia la cordillera y luego hacia el sur, llegando incluso hasta la cuenca del Río de la Plata. Este proceso es esencial, ya que la Amazonía actúa como una bomba de agua. Los árboles, a través de la evapotranspiración, liberan vapor de agua que forma nubes, las cuales, al condensarse, provocan lluvia. Este ciclo se repite varias veces antes de que las nubes choquen con la cordillera de los Andes y dirijan la lluvia hacia otras regiones, e inclusive hacia las áreas de captación de lluvia como las represas que proveen de agua a la ciudad de La Paz (Bolivia).
– ¿Qué sucede si esta “bomba de agua” deja de funcionar correctamente?
– Si esta bomba se debilita, la cantidad de agua que recibimos disminuirá, y eso ya lo hemos visto. Por ejemplo, en 2016, La Paz sufrió una crisis hídrica severa debido a la disminución de lluvias, un fenómeno directamente relacionado con la sequía en la Amazonía. Si seguimos deforestando, debilitaremos aún más este sistema y enfrentaremos crisis hídricas cada vez más frecuentes y graves.
Juan Carlos Ledezma, rodeado de vegetación.
– ¿Cuáles son las principales amenazas que enfrenta la Amazonía?
– La ganadería y la agricultura industrial son dos de los mayores desafíos. Aunque son necesarias para nuestra alimentación, muchas veces se realizan de manera no sostenible. Por ejemplo, se abandonan tierras en lugar de mejorarlas, lo que lleva a la apertura de nuevas áreas para cultivo o ganadería sin una adecuada planificación. Esto, combinado con la deforestación, está debilitando nuestra capacidad de mantener el ciclo del agua. Además, la minería, especialmente en Perú, es otra gran amenaza, siendo la principal causa de deforestación en algunas áreas.
Los municipios de Alto Beni y Palos Blancos han apostado por una producción agroecológica desde hace años, valorando más la preservación de su entorno natural .
– ¿Qué podemos hacer para mitigar estos problemas?
– Es crucial que utilicemos mejor las tierras que ya hemos deforestado, intensificando su uso de manera sostenible. Para mantener la Amazonía, el ciclo del agua y preservar la biodiversidad. No podemos conformarnos con conservar solo un 30% del territorio. La Amazonía necesita más (80%). Si continuamos deforestando al ritmo actual, en 10 a 15 años podríamos llegar a un punto de quiebre irreversible.
– ¿Qué porcentaje de la Amazonia sí o sí ya se ha deforestado?
– Actualmente, se ha deforestado aproximadamente el 15% de la Amazonía. Sin embargo, en ciertas regiones, como el sureste de Brasil, la deforestación supera el 20%, lo que ya está teniendo efectos negativos. En esas áreas, el bosque ha perdido la capacidad de proveer la misma cantidad de agua y de mantener las condiciones de un bosque húmedo tropical. Si la deforestación continúa y supera el 20%, la mayor parte de la Amazonia podría transicionar a sistemas más secos, poniendo en riesgo el ciclo del agua en la región.
– ¿Qué opina sobre la postura de los municipios de Palos Blancos y Alto Beni al oponerse a la minería?
– Estos municipios han apostado por una producción agroecológica desde hace años, valorando más la preservación de su entorno natural que los beneficios económicos inmediatos de la minería. Su decisión es un ejemplo de cómo se puede vivir de manera sostenible y con una visión a largo plazo. La minería no es eterna, pero la naturaleza, si la cuidamos, lo es y la necesitamos permanentemente. Ellos nos muestran que hay alternativas que no solo benefician a sus comunidades, sino también al país y al mundo.
– ¿Cree que otros municipios de Bolivia podrían seguir su ejemplo?
– Sí, creo que muchos municipios están interesados en proteger su entorno, aunque a veces prevalecen otros intereses. Sin embargo, es un tema que no podemos ignorar, ya sea a nivel local, departamental o nacional.
– Muchas gracias, Juan Carlos, por esta valiosa entrevista. ¿Hay algo más que le gustaría agregar?
– Solo quiero reiterar la importancia de conservar la Amazonía. Con las tendencias actuales, podríamos llegar a un punto de quiebre en los próximos 10 a 15 años, lo que tendría consecuencias devastadoras para las futuras generaciones. Por eso, el momento de actuar es ahora.
***