
Marcelo Villafuerte Mitre, artesano weenhayek, alerta sobre el riesgo de perder la palma que da vida a su cultura artesanal si los ganaderos continúan vendiendo tierras a colonias menonitas.

Organizaciones, comunidades y científicos trabajan contra reloj para exigir la aprobación del Corredor del Pilcomayo, última esperanza para salvar el río amenazado por deforestación, contaminación y cambio climático.

Esta crónica visual denuncia, a través de tres impactantes gráficos construidos con huellas dactilares reales, cómo el poder minimizó el mayor desastre ambiental de la Bolivia reciente. Más de 12 millones de hectáreas ardieron en 2024, dejando cicatrices que deben quedar en la memoria colectiva, para exigir que nunca más se repitan.

Reynaldo San Martín presenta “Recuerdos del alma”, del 30 de abril al 17 de mayo en la Galería Art (La Paz), una exposición donde el paisaje se convierte en espejo del alma; en esta entrevista, el artista revela el proceso íntimo detrás de sus imágenes.

San Ignacio de Velasco, con 3,4 millones de hectáreas de bosque chiquitano —el 6,2% de los bosques de Bolivia—, se ha convertido en el epicentro de la deforestación en Bolivia. Mientras los incendios también consumen millones de hectáreas cada año, las comunidades indígenas luchan por sobrevivir en esta región donde la codicia devora un paraíso natural y amenaza con extinguir su legado ecológico y cultural.

San Ignacio de Velasco: aquí, el bosque se apaga en el silencio ensordecedor que dejan la maquinaria de los desmontes y los incendios. Cada año, el cielo se tiñe de humo, asfixiando el horizonte y ocultando los cuerpos de agua que agonizan y secan el alma del territorio.

En Roboré, corazón del bosque seco chiquitano, más de 36.000 hectáreas han sido autorizadas para el desmonte entre 2016 y 2024 por la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT). De ellas, 21.000 hectáreas están en zonas que deberían destinarse a manejo forestal sostenible, pero que hoy figuran en documentos oficiales como tierras desmontadas. Según datos obtenidos por el Movimiento en Defensa del Valle de Tucabaca, la deforestación avanza con sello del Estado, y su impacto se extiende sobre fuentes de agua, especies únicas y comunidades que han aprendido a vivir en equilibrio con el bosque. Esta es la historia de una destrucción que devora la vida.

“Mujeres que cuidan el bosque”, celebra a seis mujeres de la Chiquitanía y la Amazonía boliviana que transforman frutos como el totaí, el pesoé, el asaí y la almendra, en sustento y esperanzas. Publicado por la Fundación Amigos de la Naturaleza, el libro resalta su rol esencial en la sostenibilidad y la fortaleza de las comunidades indígenas.

El 5 de abril, Bolivia rinde homenaje a los bomberos voluntarios, héroes de carne y hueso que arriesgan todo para enfrentar los incendios forestales y proteger la vida en los últimos pulmones verdes del país. Esta crónica se acompaña de una gráfica única creada, de manera artesanal en un 90%, por la agencia de publicidad 1947 junto al artista en diorama, Lobo Street Art: el fuego es algodón pintado, los personajes son impresos en 3D y pintados a mano también. Un pequeño homenaje a la grandeza de los bomberos voluntarios de Bolivia.

Una magnífica obra de Richard Mabey, el más grande escritor sobre naturaleza de Gran Bretaña, que explora nuestra relación cambiante con el mundo natural, combinando aguda observación, profundo conocimiento y una apasionada invitación a la reconexión.
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