Juan Pascual Durán Aponte ha conseguido en la vida más de lo que se había propuesto. Es el cacique de la comunidad de Bella Vista, director, profesor y administrativo de la escuela y los domingos oficia ceremonia religiosa en el templo de la comunidad donde diez familias Guarasugwé viven a orillas del río Iténez, en pleno Parque Nacional Noel Kempff Mercado.
Salió a estudiar a Piso Firme hasta donde se llega solo en lancha por los ríos Iténez y Paraguá, después se fue a San Ignacio donde salió bachiller.
—Retorné porque había la necesidad de que alguien haga cosas para que no todos se vayan de la comunidad.
Sí. Se fueron casi todos.
Bella vista es como la casa madre de la Nación Guarasugwé en Bolivia.
El papá de Juan Pascual le contaba que a él le contó una abuelita que se llamaba Antonia, que Bella Vista antes era una estancia y una barraca que se llama Buen Futuro.
El papá de Juan Pascual le contaba que a él le contó una abuelita que se llamaba Antonia, que Bella Vista antes era una estancia y una barraca que se llama Buen Futuro.
La estancia y la barraca dejaron de existir y los Guarasugwés, caminantes incansables, se fueron estableciendo en este lugar que tiene una vista privilegiada. Todo eso le contó su padre a Pascual.
Bella Vista está a orilla del Iténez y al frente del río está Brasil y su escasa naturaleza que queda. Juan Pascual cuenta que un día llegó el dueño de la estancia brasilera que está al frente y que los niños de la comunidad lo miraron con desdén porque decían que él quemó el bosque cuando el bosque no le hace nada.
—Es que no pueden olvidar la imagen del año pasado. El monte brasilero ardió y las llamas gigantes nos asustaron a todos.
Pero también se quemó el bosque amazónico del Noel Kempff Mercado y el humo delator llegó hasta Bella Vista y la tristeza volvió a nublar la sonrisa de los niños, de los adultos, de los pocos ancianos.
—Cuando un monte arde, algo de nosotros desaparece”, dice Juan Pascual Durán con una voz de trueno.
Es el mensaje de la Nación Guarasugwé que también está escrita sobre una madera que soporta un letrero en la falda de la comunidad.
Los niños acaban de salir de clases y ahora corren a sus casas de madera con techo de hojas de palmeras.
Habitantes de Bella Vista disfrutan la tranquilidad de la comunidad.
Desde que Juan Pascual es cacique, profesor, párroco y director administrativo de la escuela algunos de los que se fueron empezaron a retornar.
—En 1992 aquí vivíamos solo dos familias y durante cinco años aguantaron solos.
Algunos se van a Picaflor pero muchos cruzan el río y se trasladan a Brasil, donde los Guarasugwé sienten que tienen más apoyo en atenciones de salud.
Los más ancianos de Bella Vista, que son los abuelos María Estela Frey, la esposa de Juan Pascual, los que saben el idioma a la perfección, se fueron a Pimentera, el pueblo brasilero que está a tres horas en lancha de aquí.
—José Frey y Ernestina Moreno, se trasladaron hace 12 años. En Bolivia no los ayudaron y ellos necesitan curar las enfermedades de la vejez.
El cacique de Bella Vista dice que también ha venido estudiando los temas relacionados al mundo indígena y teme que la Nación Guarasuwé esté camino a la extinción.
—El idioma casi se lo ha perdido.
No sé cuántos son. Algunos están en la comunidad Picaflor, otros en Porvenir, en algún lugar de Beni, aquí en Bella Vista y allá en Brasil.
—Somos una nación nómada. Un tiempo están aquí. Se acobardan, se van y vuelven. Pero yo no me muevo. Hace tres años empecé a hacer mi casa. Aquí es mi futuro. Vivo yesca, sin un peso, pero vivo feliz. Si quiero carne, voy al Iténez. El río es nuestra heladera grande. El bosque, nuestro mercado. En la ciudad, si uno no tiene 10 pesitos en el bolsillo, no es nadie. Aquí, sin un peso, igual come rico.
La aspiración de los Guarasugwé —dice el cacique— es proteger el bosque porque solo si los árboles están sanos, ellos también lo estarán.
—No somos atendidos por el Estado. Hace dos años llegó el tendido eléctrico. Nos mandaron un motor chino que duró tres meses. El pueblo compró otro con sus recursos. Hay luz desde las 18:00 hasta las 22:00. Cubrimos el combustible con lo que ganamos en la pesca. Aquí pagamos la luz más cara del mundo: Bs 250 al mes por cuatro horas de energía. Pero eso no importa.
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DIRECCIÓN Y TEXTOS: Roberto Navia. JEFA DE PRODUCCIÓN: Karina Segovia. FOTOGRAFÍA: Clovis de la Jaille. INFOGRAFÍA Y DISEÑO: Marco León Rada. DESARROLLO WEB: Richard Osinaga. ILUSTRACIONES: Will Quisbert. REDES SOCIALES: Lisa Corti. PRODUCCIÓN DE SONIDO: Andrés Navia. VIDEO: Julico Jordán.