
Parecía un atardecer más, pero algo inusual se dibujaba en el horizonte, ahí cerca entre las nubes agrisadas y el imponente Aguaragüe que llamaba seriamente mi atención; decidí rápidamente tomar mi equipo fotográfico y acelerar mis pasos hacia el río Pilcomayo, ya que sabía que desde allí decodificaría esta intriga.
Quizá muchos no lo sepan, pero en el Chaco tarijeño, donde habito, la deforestación indiscriminada y la explotación voraz del carbón, me sobrepasa para no meditar mientras camino.
¿Será que el Creador no estará al tanto de tantos desastres? Ángeles heroicos arrancados de raíz, ¿llamados quebracho, algarrobo o mistol, que alguna vez fueron la sombra de algún soldado desconocido y hoy es un recuerdo desolador?
Mientras más cuestionaba… , un silencio denso, sagrado, enmudeció todo el paisaje, y entonces entendí, era la inmensa soberanía de Dios manifestándose! Un ojo embravecido, el ojo de Dios.
¿Si no actúas, quien lo hará? Me dijo en un susurro etéreo, y en un suave parpadeo…durmió.
***
