
El alcalde de Roboré, José Díaz Ruiz, está de acuerdo con la construcción de la carretera a través del Ñembi Guasu, asegurando que, con las debidas regulaciones, traerá desarrollo económico, mejor acceso para controlar incendios, mayor turismo y conexión con otros países. Afirma que él y su familia cuentan, en la zona, con seis propiedades que suman 20.000 hectáreas que cumplen una función económica y social. A pesar de afirmaciones probadas por expertos y estudiosos, niega la existencia de indígenas en aislamiento voluntario.
Defender la propiedad comunitaria en Roboré no es solo proteger la tierra: es resguardar la cultura, la identidad y el futuro común frente al avance de la privatización y el poder agroindustrial, como lo plantea con firmeza, en esta columna, el activista ambiental Eder Santibañez.
Hay lugares en Bolivia donde las comunidades locales defienden sus tierras y su modo de vida cultivando cacao orgánico de manera sostenible, mientras luchan legalmente contra la amenaza de la minería del oro, que busca invadir y contaminar sus territorios.
Los frutos se bren paso bajo la sombra protectora del bosque, en un épico encuentro entre el hombre y la naturaleza, donde la sostenibilidad se convierte en un legado para el presente y futuro.
La compañía cervecera reafirma su liderazgo en el mercado boliviano al obtener este reconocimiento, que se suma al de empresa con mejor reputación, líder en la categoría de bebidas y mejor equipo de comunicación.
En un claro reflejo de su compromiso con la sostenibilidad ambiental, Cervecería Boliviana Nacional (CBN) ha inaugurado un innovador parqueo techado con paneles solares en su Centro de Distribución de El Alto.
Descubre la valentía y pasión de los guardaparques del Gran Paisaje Chaco-Pantanal, quienes desafían incendios y muchas otras amenazas para proteger un ecosistema único. Su esfuerzo por la conservación, marcada por la adversidad y la determinación, revela un compromiso inquebrantable con la naturaleza y el futuro de nuestro planeta.
Como varios de los árboles del género Dalbergia, el cocobolo produce una madera densa, rojiza y brillante, muy apreciada para la construcción de instrumentos musicales, pero también usada en la fabricación de muebles.
La enormidad de este habitante ancestral de la Amazonía peruana sobrecoge. También la forma en que se le derrumba para comercializar su madera, una de las más duras que existen. Su tronco termina siendo carbón vegetal o un tablón que se exporta a China, la Unión Europea o Estados Unidos.
Las únicas poblaciones de Peltogyne mexicana que hay en el mundo sobreviven en unos cuantos rincones de Guerrero, en el sureste de México. En esa región, lo llaman palo morado. Aquellos que han visto su interior saben que tiene una belleza singular: su corazón, el centro del tronco, posee intensas tonalidades moradas.
Este árbol fue nombrado por la ciencia como Myrcianthes hallii. Sólo se le encuentra en Ecuador, Colombia y Venezuela. Tiene una característica peculiar: el aceite presente en sus hojas ha sido utilizado, entre otras cosas, para mantener en buen estado las encías.
En la región oriental de Bolivia se despliega uno de los ecosistemas más amenazados en el país. Ahí también habita el copaibo, un árbol cuya resina ha probado su eficacia en el alivio de varias dolencias.
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