Compromiso sostenible
El Gobierno de Bolivia se prepara para poner en marcha la explotación de litio: firmó un contrato con una empresa rusa, acordó inversiones de compañías chinas y planifica la apertura a varias empresas privadas para que exploten otros salares. Todo esto bajo el paraguas de la opacidad. La estatal YLB ya comenzó a producir litio cerca del salar de Uyuni, pero las comunidades y las organizaciones ambientales aseguran que oculta los estudios hidrológicos para saber si la actividad puede secar las fuentes de agua y socavar la economía local.
El Gobierno de Bolivia se prepara para poner en marcha la explotación de litio: firmó un contrato con una empresa rusa, acordó inversiones de compañías chinas y planifica la apertura a varias empresas privadas para que exploten otros salares. Todo esto bajo el paraguas de la opacidad. La estatal YLB ya comenzó a producir litio cerca del salar de Uyuni, pero las comunidades y las organizaciones ambientales aseguran que oculta los estudios hidrológicos para saber si la actividad puede secar las fuentes de agua y socavar la economía local.
Como varios de los árboles del género Dalbergia, el cocobolo produce una madera densa, rojiza y brillante, muy apreciada para la construcción de instrumentos musicales, pero también usada en la fabricación de muebles.
La enormidad de este habitante ancestral de la Amazonía peruana sobrecoge. También la forma en que se le derrumba para comercializar su madera, una de las más duras que existen. Su tronco termina siendo carbón vegetal o un tablón que se exporta a China, la Unión Europea o Estados Unidos.
Las únicas poblaciones de Peltogyne mexicana que hay en el mundo sobreviven en unos cuantos rincones de Guerrero, en el sureste de México. En esa región, lo llaman palo morado. Aquellos que han visto su interior saben que tiene una belleza singular: su corazón, el centro del tronco, posee intensas tonalidades moradas.
Este árbol fue nombrado por la ciencia como Myrcianthes hallii. Sólo se le encuentra en Ecuador, Colombia y Venezuela. Tiene una característica peculiar: el aceite presente en sus hojas ha sido utilizado, entre otras cosas, para mantener en buen estado las encías.
En la región oriental de Bolivia se despliega uno de los ecosistemas más amenazados en el país. Ahí también habita el copaibo, un árbol cuya resina ha probado su eficacia en el alivio de varias dolencias.
Devastado durante más de un siglo, el palo rosa es uno de los habitantes emblemáticos del Bosque Atlántico que cubre el norte de la provincia de Misiones, en el noreste argentino.
Latinoamérica es la región que concentra la mayor diversidad de árboles: se han contabilizado al menos 23 631 especies diferentes. Brasil, Colombia y México están entre los países con más árboles endémicos, es decir, que sólo crecen en sus territorios.
Botánicos y viajeros han sido cautivados por la singular forma de este árbol que solo se encuentra en el oriente de Colombia, en uno de los cañones más grandes del planeta y en uno de los bosques más degradados del país.
Es un fósil viviente de épocas lejanas y sus ancestros serían reconocidos por los mismísimos dinosaurios. Hoy la araucaria o peweñ es un árbol sagrado para el pueblo mapuche.
En el corazón del municipio de Sena, en la provincia Madre de Dios, departamento de Pando, se encuentra el Área Natural de Manejo Integrado El Gran Manupare. Este impresionante territorio, que abarca 452.639 hectáreas y fue creado en enero de 2024, ofrece un refugio casi desconocido lleno de vida silvestre y paisajes de ensueño. Aquí, las comunidades locales han logrado que el 97% de su bosque se encuentre en buen estado de conservación, testimonio de su compromiso con la protección y la sostenibilidad de este valioso ecosistema.
En el departamento boliviano de Beni, hasta el 2022, no se conocían noticias de pérdidas de bosques por encima de las 100.000 hectáreas en un solo año. Sin embargo, en 2023 se vivió un récord en suelo beniano: 264.175 hectáreas fueron destruidas, lo que significa un aumento del 155% respecto a la gestión anterior y que es comparable a casi cuatro veces la mancha urbana de Santa Cruz de la Sierra. Global Forest Watch presentó un nuevo estudio de deforestación.Los expertos ven varios factores para que Beni sufra por la pérdida de su bosque: la inversión pública para introducir la palma africana, la aprobación de normas que autorizaron la expansión agrícola y ganadera en tierras forestales y la falta de cultivos de caña en el municipio de San Buenaventura.
Global Forest Watch acaba de revelar que de las 696.362 hectáreas de bosque que han desaparecido en Bolivia durante el año 2023, 490.544 hectáreas corresponden a bosque primario, lo que ubica al país en el tercer lugar del ranking mundial de pérdida de bosque primario por tercer año consecutivo. • Esta tasa de pérdida de bosque en general, en Bolivia, es comparable a cuatro veces la extensión de los municipios de santa cruz y de El Alto. Pero eso no es todo: La proporción anual de pérdida de bosque primario de Bolivia es la más alta entre los 20 principales países forestales del Planeta.
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