El Ñembi Guasu es el “gran refugio” de las comunidades guaraníes. Es su “gran escondite” y es su casa grande. El Ñembi Guasu es un área protegida que tiene una extensión de 1.207.850 hectáreas de bosques relativamente bien conservados. Es la segunda zona de protección más grande del Chaco Sudamericano. Es la casa de los indígenas no contactados y también de varias especies de fauna silvestre, como del emblemático jaguar. Pero ahora es también el objetivo para un proyecto carretero que es impulsado por la Gobernación de Santa Cruz y que pretende partir en dos esta Área de Conservación e Importancia ecológica imprescindible para Bolivia y el mundo.
El Ñembi Guasu es un área de conservación legítimamente creada por la Autonomía Indígena de Charagua Iyambae. Se consolidó como la primera área protegida indígena de Bolivia el año 2019. Ñembi Guasu significa en guaraní el “Gran Refugio” o el “Gran Escondite” y es un territorio que se erige como la segunda área de conservación más grande de la Ecorregión del Gran Chaco Americano. Esta reserva es parte del territorio ancestral del pueblo Guaraní que se prolonga desde el Este del Parque Nacional Kaa-Iya y hasta el Parque Nacional Otuquis, teniendo como fronteras norte y sur la carretera bioceánica y el Chaco paraguayo.
Esa posición estratégica es la que miran con atención las autoridades departamentales de Santa Cruz. La ubicación del Ñembi Guasu es ideal para unir Bolivia con Paraguay, pero tumbando el verde paisaje de esta espectacular reserva natural. Existen muchas voces que se oponen a este proyecto carretero, pero también hay otras que piden asfalta la ruta que atravesaría como una lanza afilada por el corazón de este pulmón verde que es el hábitat de al más de 50 especies de mamíferos, más de 300 especies de aves y al menos a 80 especies de reptiles y anfibios.
El pueblo Guaraní emitió tres claros y contundentes rechazos contra este tramo carretero: por parte de las capitanías del Alto y Bajo Isoso de Charagua Norte y el Parapetí; de la máxima autoridad del Gobierno Autónomo Indígena Originario Campesino (GAIOC) de Charagua: la Tembiokuai Reta Imborika (TRI), Delcy Medina Carrillo; y finalmente, por parte de la Gran Asamblea ÑEMBOATI RETA , que es la máxima instancia de decisión colectiva de la autonomía indígena Charagua Iyambae.
La Gobernación de Santa Cruz se reunió con su similar de Alto Paraguay para buscar consolidar el tramo carretero que pasará por medio del Ñembi Guasu y, con ello, poner fin a la riqueza natural de un área protegida vital para la vida del Planeta.
Ellos no quieren es que una carretera atraviese por el bosque que para ellos es lo único que tienen: su casa, su hogar, su refugio donde está el aire y la comida, el agua y la riqueza heredada de sus ancestros.
Víctor Hugo Sánchez, que es un bombero forestal y activista ambiental de la zona, considera que la construcción de la carretera que pasaría por el Ñembi Guasu implica una amenaza por la segura expansión de asentamientos ilegales en la reserva natural y mayor deforestación en la región. Además, el experto asegura que en el tramo carretero no hay comunidades indígenas que se beneficiarían con la vía asfaltada, puesto que solo hay estancias ganaderas desde Roboré hasta la frontera con Paraguay.
“Antes de construir la carretera ya hay asentamientos. Otra amenaza son los incendios forestales que llegan a la frontera con Paraguay y ahora con la carretera habrá más asentamientos, mucha más deforestación y va a echar todo a la basura todos los esfuerzos por conservar esta área protegida. Esta carretera no debería hacerse, ya que solo dará beneficio a los asentamientos para que tengan más conexión con el departamento”, cuestiona Sánchez.
Revista Nómadas cruzó de Norte a Sur la línea de tierra, de 112 km, desde Roboré hasta la frontera con Paraguay, por donde se pretende construir la carretera. Este medio de comunicación comprobó que no existen comunidades indígenas guaraníes que se puedan beneficiar con el camino, halló solo estancias ganaderas que están en la zona antes de la creación del Área de Conservación e Importancia Ecológica Ñembi Guasu.
ALCALDE Y GANADERO EN LA ZONA
Uno de los propietarios de esas estancias es el alcalde de Roboré, José Díaz Ruiz. La autoridad local, que también es ganadero, está a favor de la construcción de la carretera y califica de “mezquinos” a quienes se oponen al tramo, ya que considera que Roboré merece estar conectado con Paraguay. El burgomaestre pide a la Gobernación que se respeten las normas ambientales y exige que la carretera sea ecológica.
“Sí, yo estoy de acuerdo con la construcción de la carretera cumpliendo todo lo que se tenga que cumplir, las exigencias que va a dar Ñembi Guasu, que no nos olvidemos que si hay un incendio no hay por dónde ingresar. Toda la problemática que se tiene en esa zona es porque no hay caminos, entonces, si se hace una ley, una reglamentación de no asentamientos, si se hace una carretera ecológica, nosotros como Roboré vamos a respetar y vamos a buscar un turismo religioso, como muchos años lo estamos buscando. Roboré es un pueblo que necesita y merece tener lo que muchos otros pueblos tienen esa conexión con otros países”, remarca Díaz Ruiz.
El alcalde de Roboré es crítico contra quienes están en contra del proyecto carretero y descalifica —pese a que varias fuentes han presentado pruebas de la existencia de indígenas en estado de aislamiento voluntario— que dentro el Ñembi Guasu haya pueblos indígenas no conectados. “Para empezar, deberían quitar esa película de los indígenas no contactados. Eso es mentira, no existe en la zona donde estamos”, dice y enfatiza: “Nosotros como Roboré, una deuda histórica tiene Charagua con nosotros, porque somos nosotros los que no dejamos que se arda toda esa parte del Ñembi Guasu”, destaca.
Pero no todos piensan como el alcalde de Roboré.
Este año, el Ñembi Guasu logró mantenerse a salvo de los incendios, un respiro invaluable. Fue gracias a las actividades de gestión del fuego llevadas a cabo dentro del territorio, un esfuerzo que no necesitó del asfalto para demostrar su eficacia. En un tiempo de constantes amenazas, la pausa ambiental permitió que la naturaleza mostrara su capacidad de restaurarse, de sanar sus propias heridas cuando se le deja en paz. Los árboles renacen, la fauna se desplaza sin miedo y el paisaje respira con la fuerza de quienes lo cuidan. El éxito de esta gestión es una prueba irrefutable de que la conservación no es solo posible, sino necesaria. Porque en el Ñembi Guasu, cada decisión a favor de su preservación es un acto de esperanza para el futuro.
El director ejecutivo de Oré, Leonardo Tamburini, asegura que este proyecto se trata de una vía antigua que conecta haciendas ganaderas de Paraguay y Bolivia y que el único objetivo sería deforestar la reserva del Ñembi Guasu para ampliar los espacios para la actividad ganadera, pero también para la expansión de nuevos asentamientos. Sin embargo, el experto asegura que existe una pausa ambiental dictada por un juez agroambiental que impide obras dentro de esta área protegida.
Un candado jurídico que se debe respetar sí o sí.
Este año, el Ñembi Guasu logró mantenerse a salvo de los incendios, un respiro invaluable. Fue gracias a las actividades de gestión del fuego llevadas a cabo dentro del territorio, un esfuerzo que no necesitó del asfalto para demostrar su eficacia.
“Estos gobiernos departamentales y los sectores ganaderos plantean atravesar por la mitad, de norte de a sur, el Ñembi Guasu, con una carretera que une a estas zonas con la carretera bioceánica al norte en Bolivia y el futuro corredor bioceánico que atravesará el Chaco paraguayo, que es al sur. Un proyecto que aumentará la deforestación en el Chaco transfronterizo, sumará presión sobre las tierras ya afectadas por los incendios de 2019 en el Ñembi Guasu, que supuestamente están en regeneración natural, y que se encuentran bajo estudio, y establecerá un factor más de incentivo a la deforestación y la destrucción de los bosques de los cuales dependen también los ayoreos en aislamiento voluntario”, advierte Tamburini.
El Ñembi Guasu cumple diferentes funciones, tanto ambientales, sociales como culturales y espirituales. Sobre la primera, este territorio articula los ríos, quebradas y diferentes cursos de agua que descienden desde la Chiquitania a los bañados del Otuquis y el río Paraguay. La principal y más interesante formación boscosa del Ñembi es el Abayoy, aunque también hay presencia del bosque cerrado, chaqueño y sabanas inundables. Como en muchas partes del Chaco, el Pantanal y la Amazonía, el Ñembi Guasu es hogar del jaguar, el felino más grande de América y muchas otras especies de fauna silvestre, como el pecarí, que es el protegido en el Kaa-Iya.
“El “gran refugio” o “gran escondite” refiere a la concepción Guaraní de que estos parajes, muy alejados de las últimas comunidades con asentamiento permanente del Isoso y el río Parapetí, representaban el lugar donde encontraban cobijo quienes se alejaban del yugo colonizador, la guasca del patrón o cuando la justicia los perseguía por motivos varios”, explica Tamburini. Más recientemente, con el advenimiento del proceso reivindicativo de los pueblos indígenas del oriente, el pueblo Guaraní se planteó recuperar sus territorios usurpados por la colonia y la república, demandando al Estado la titulación de más de 10 millones de hectáreas, ubicadas en varios municipios del Chaco, dentro de los cuales estaba el territorio Ñembi Guasu.
PAUSA AMBIENTAL
Lucía Sánchez es asambleísta indígena y vicepresidenta de la Asamblea Autonómica de Charagua Iyambae. La autoridad destaca que el Ñembi Guasu es una meta de la lucha indígena de la zona y destaca que ahora exista una pausa ambiental que tiene como fin evitar los asentamientos y proteger los bosques. Sánchez también está en contra de la carretera y dice que la Gobernación de Santa Cruz debe consultar a los pueblos indígenas de la zona para autorizar o no el proyecto.
“Para nosotros esa carretera es una amenaza, porque se pueden destruir nuestros bosques. Hasta ahora no tenemos el diseño de la carretera para ver si es factible o no, pero como le digo, hasta ahora no tenemos nada. Nosotros nos reunimos con el gobernador (de Santa Cruz) en dos oportunidades y le expresamos nuestro rechazo. Si se construye esa carretera habrá una gran afectación ambiental y nosotros vamos a oponernos a esa carretera”, remarca Sánchez.
La Gobernación de Santa Cruz es la entidad pública que impulsa este proyecto carretero. El 24 de octubre de este 2024, el gobernador cruceño en ejercicio, Mario Aguilera, se reunió en la localidad de Aguas Calientes, en el municipio de Roboré, con su par de Alto Paraguay, Arturo Méndez, para dar el inicio de esta obra. Según la Gobernación de Santa Cruz, que pasó información a este medio, en el encuentro de estas autoridades, que es el segundo, se consolidó la construcción de la carretera con el fin de integrar ambos países.
El alcalde de Roboré es crítico contra quienes están en contra del proyecto carretero y descalifica —pese a que varias fuentes han presentado pruebas de la existencia de indígenas en estado de aislamiento voluntario— que dentro el Ñembi Guasu haya pueblos indígenas no conectados.
“Uno de los temas centrales (de la reunión) fue el corredor de integración Norte-Sur, con especial énfasis en el tramo Roboré-Sur. El gobernador cruceño, Mario Aguilera, presentó una propuesta desarrollada por la Gobernación de Santa Cruz, la cual fue aprobada por ambas partes, marcando un paso firme hacia el progreso”, dice parte de la información de la entidad cruceña.
Además, en este encuentro, según también la Gobernación de Santa Cruz, se decidió la creación de un Centro Regional de Manejo de Emergencias y Desastres, con un enfoque en la gestión de incendios forestales. En ese punto, Aguilera presentó los aeropuertos de Santa Cruz como puntos estratégicos para responder rápidamente a cualquier emergencia, mejorando así la capacidad de acción ante desastres.
En esa reunión también se contó con la presencia de Pedro Lacerda, que es el presidente del Comité Pro Asfaltado de Integración Brasil-Bolivia en representación del gobernador de Mato Grosso, Mauro Mendes.
“Soñamos en que Roboré tenga acceso al Hito VII, a Agua Dulce, donde tendremos la oportunidad de brindarles la salida que tanto añora el comercio boliviano a través de puertos que pueden instalarse en Bahía Negra”, decía el 15 de abril de este año el gobernador paraguayo Arturo Méndez, cuando se anunció la construcción de la carretera. La autoridad del vecino país estaba acompañada de Aguilera.
En esa ocasión, el gobernador cruceño dijo que “la construcción del proyecto carretero generará 45 mil empleos directos e indirectos, lo que significará un ingreso de Bs. 130 millones al año, (y) permitirá generar un ahorro para los transportistas de hasta 17 horas para llegar a los puertos paraguayos”.
Revista Nómadas llegó hasta la frontera con Paraguay, hasta la misma línea fronteriza donde se proyecta la construcción de la carretera asfaltada. Actualmente, una rotonda marca el punto de encuentro, donde flamean las banderas de Bolivia y Paraguay, y desde allí se extiende la carretera ripiada que serpentea desde las entrañas del vecino país. Del lado boliviano, sobrevive un camino angosto de tierra, escoltado por la vegetación chaqueña que se aferra con rebeldía, como si desafiara la amenaza implacable del asfalto. En medio de este paisaje, bajo el sol abrasador, están las haciendas del alcalde de Roboré, donde el ganado transita en un ritmo pausado, ajeno a las urgencias humanas, mientras las huellas de los jaguares dibujan senderos invisibles hacia los atajados, que libran su propia batalla contra las sequías, cada vez más implacables y prolongadas. Aquí, el tiempo parece desdoblarse entre la resistencia de la naturaleza y las inevitables transformaciones que se asoman en el horizonte.
El lado del Paraguay tiene ya una vía ripiada avanzada hacia la mencionada frontera con Bolivia. En años recientes, comisiones binacionales han estado verificando los hitos fronterizos, aunque sin mencionar las intenciones de construir la mencionada vía. A la vez se han realizado espacios de lobby, como ferias y encuentros, con participación de las autoridades locales de Roboré.
A inicios de septiembre, la Magna Asamblea Interzonal (Ñemboati Reta) del Pueblo Guaraní Charagua Iyambae, expresó un rotundo rechazo a la construcción de la carretera proyectada desde el Hito 6 —frontera con Paraguay— hasta el municipio de Roboré.
Los dirigentes del Pueblo Guaraní lamentaron que la carretera fuera promovida de manera inconsulta por la Gobernación del departamento de Santa Cruz, ignorando los derechos indígenas, la autonomía Guaraní y el impacto devastador sobre la Madre Tierra.
Ante esta situación, la Ñemboatii Reta tomó una firme posición: declaró el Estado de Emergencia en toda la entidad de Charagua Iyambae y denunció lo que consideran una violación flagrante de sus derechos territoriales y la legislación nacional e internacional.
UNA LETAL AMENAZA
La construcción de la carretera —según la resolución del Pueblo Guaraní— representa una amenaza directa al ecosistema del Ñembi Guasu, una de las áreas más biodiversas de la región y hogar de pueblos indígenas en aislamiento voluntario, como el pueblo ayoreo. La posible fragmentación de este territorio no solo pondría en peligro la fauna y flora de la región, sino también los medios de vida de las comunidades indígenas que dependen de esta tierra para su supervivencia, además de todos los servicios ambientales (agua, por ejemplo) que sustentan la producción de la región. La Asamblea Guaraní señaló que la construcción es incompatible con las zonas de protección estricta e intangible del área, que han sido establecidas por ley para evitar precisamente este tipo de proyectos que dañan el equilibrio ambiental y cultural.
Franz Chumira, un guardaparque del Ñembi Guasu, califica a esta área protegida como un lugar excepcional que merece todo el trabajo para su conservación. El protector de esta reserva, de origen guaraní, también está en contra de la construcción de la carretera que pasaría por medio del Ñembi Guasu y dice que este proyecto traería más asentamientos y deforestación en este espacio natural.
“Una carretera acá es una amenaza grande porque divides en dos partes el área protegida. En un futuro si es que hay la carretera se pueden asentar los colonos y se pierden los animalitos y habría más deforestación. Yo les digo a las autoridades que hay que cuidar nuestra área protegida y pensar en un futuro para seguir teniendo esta riqueza inmensa. En las comunidades indígenas no se acepta esta carretera”, advierte Chumira.
Por su parte, Agustín Martínez, Asambleista por Ñembi Guasu del Gobierno Autonomo de Charagua Iyambae, rechaza la construcción de la carretera y dice que la Gobernación de Santa Cruz no llegó a la zona a presentar el diseño del proyecto y tampoco realizó consultas a los pueblos indígenas para aprobar o no este tramo.
“Esta carretera nos va a afectar porque perdemos bosque, perdemos a nuestros animales, habrá personas traficantes, habrá más incendios, más quemas, habrá más enfermedades. Por el momento, como tres órganos de gobierno que tenemos acá, hay una ley de área protegida para evitar obras dentro el Ñembi Guasu”, remarca el dirigente indígena.
El Ñembi Guasu es el lugar ideal para “esconderse” de los peligros y para conservar. Ahí está el jaguar libre, están varias especies de aves y también de otros animales silvestres. Están en paz, por ahora. Los árboles todavía se levantan en medio del imponente paisaje. No están caídos como si fueran soldados atacados. El Ñembi Guasu todavía resiste a la intención política de partir en dos este pulmón verde que, como muchas otras áreas protegidas en Bolivia, se resiste a caer rendida.
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Autores
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Roberto Navia
Desde hace más de dos décadas transita por el mundo para intentar elevar a los anónimos del planeta al foco de lo visible. Sus crónicas emblemáticas: Tribus de la inquisición y Los Colmillos de la Mafia le han permitido ganar dos veces el Premio Rey de España (2014 y 2017); Esclavos Made in Bolivia, el premio Ortega y Gasset (2007); el documental Tribus de la Inquisición, la nominación a los Premios Goya (2018), Flechas contra el Asfalto y Los Piratas de la Madera desangran el Amboró, dos veces ganadores del Premio de Conservación Internacional, entre otros galardones nacionales e internacionales. Es docente universitario de postgrado, la cabeza de la Secretaría de Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz, miembro del Tribunal de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
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Iván Paredes Tamayo
Periodista boliviano con trayectoria de 18 años en medios escritos de su país y del exterior. Actualmente se desenvuelve en el periodismo de investigación. Especializado en temas de medio ambiente y delitos transnacionales. Fue parte del equipo Tierra de Resistentes, que con un trabajo colaborativo llegó a ser finalista del Premio Gabo en 2021 por un reportaje que muestra los ataques que sufren líderes indígenas que son maltratados en sus propios territorios. Es periodista de investigación de Revista Nómadas y junto a Stasiek Czaplicki, ha recibido el Premio al Periodismo de Investigación ‘Franz Tamayo’, por el reportaje especial, titulado Bolivia no se baja del podio de países que más monte pierden en el mundo.